Los ministros del Evangelio, como mensajeros de Dios a sus semejantes, no deben nunca perder de vista su misión ni sus responsabilidades. Si pierden su conexión con el cielo, están en mayor peligro que los demás, y pueden ejercer mayor influencia para mal. Satanás los vigila constantemente, esperando que se manifieste alguna debilidad, por medio de la cual pueda atacarlos con éxito. OE17
jueves, 19 de noviembre de 2009
10 ¡ MARANATA ELSEÑOR VIENE ! "Pureza de Corazón"
PUREZA DE CORAZÓN Y VIDA
Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. (Mat. 5:8).
En la ciudad de Dios no entrará nada que mancille. Todos los que moren en ella habrán llegado aquí a ser puros de corazón. En el que vaya aprendiendo de Jesús se manifestará creciente repugnancia por los hábitos descuidados, el lenguaje vulgar y los pensamientos impuros. Cuando Cristo viva en el corazón, habrá limpieza y cultura en el pensamiento y en los modales.
Pero las palabras de Cristo. . . tienen un significado mucho más profundo. No se refieren únicamente a los que son puros según el concepto del mundo, es decir, están exentos de sensualidad y concupiscencia, sino a los que son fieles en los pensamientos y motivos del alma, libres del orgullo y del amor propio; humildes, generosos y como niños.
Solamente se puede apreciar aquello con que se tiene afinidad. No podemos conocer a Dios a menos que aceptemos en nuestra propia vida el principio del amor desinteresado. . .
Cuando Cristo venga en su gloria, los pecadores no podrán mirarlo. La luz de su presencia, que es vida para quienes lo aman, es muerte para los impíos. . . Cuando aparezca, rogarán que se los esconda de la vista de Aquel que murió para redimirlos.
Sin embargo para los corazones que han sido purificados por el Espíritu Santo al morar éste en ellos, todo queda cambiado. Ellos pueden conocer a Dios. Moisés estaba oculto en la hendedura de la roca cuando se le reveló la gloria del Señor; del mismo tan sólo cuando estamos escondidos en Cristo vemos el amor de Dios. . .
Por la fe lo contemplamos aquí y ahora. En las experiencias diarias percibimos su bondad y compasión al manifestarse su providencia. Lo reconocemos en el carácter de su Hijo. . . Los de puro corazón ven a Dios en un aspecto nuevo y atractivo, como su Redentor; mientras disciernen la pureza y la hermosura de su carácter, anhelan reflejar su imagen. Para ellos es un Padre que anhela abrazar a un hijo arrepentido; y sus corazones rebosan de alegría indecible y de gloria plena.* 87
SE DEFINE LA SANTIFICACIÓN BÍBLICA
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. (Juan 17: 17).
"Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad" (Juan 17: 19). "Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro" (1 Ped. 1: 22). "Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios" (2 Cor. 7: 1). . .
Tal es la santificación bíblica. No es simplemente ostentación u obra exterior. Es la santificación recibida por el conducto de la verdad. Es la verdad recibida en el corazón, y puesta en práctica en la vida.*
Los que son santificados por la verdad, son recomendaciones vivientes de su poder, y representantes de su Señor resucitado. La religión de Cristo refinará el gusto, santificará el juicio, elevará, purificará y ennoblecerá el alma, capacitando cada vez más al cristiano para la compañía de los ángeles celestiales.*
Un sentimiento agradable, de íntima satisfacción, no es evidencia de santificación.*
No hay santificación bíblica para los que desechan una parte de la verdad. La Palabra de Dios da bastante luz para que nadie necesite errar. . .
Jesús considerado como hombre era perfecto, y sin embargo, crecía en gracia. "Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres" (Luc. 2: 52). Aun el cristiano más perfecto puede crecer continuamente en el conocimiento y en el amor de Dios. . .
La santificación no es obra de un momento, una hora o un día. Es un crecimiento continuo en la gracia. No sabemos cuán intenso será nuestro conflicto al día siguiente. Satanás vive, es activo y cada día necesitamos clamar fervorosamente a Dios por ayuda y fortaleza para resistirle. Mientras reine Satanás tendremos que subyugar el yo, tendremos asedios que vencer, y no habrá punto en que detenerse, donde podamos decir que hemos alcanzado la plena victoria.* 88
EN GUARDIA FRENTE A LAS TRETAS DE SATANÁS
Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe. (1 Ped. 5: 8, 9).
Cada alma esté alerta. El adversario os sigue los pasos. Vigilad, observando diligentemente, no sea que una trampa maestra, cuidadosamente oculta, os sorprenda desprevenidos. Presten atención los descuidados e indiferentes, no sea que el día de Dios los sorprenda como ladrón en la noche. Muchos se apartarán de la senda de la humildad y, despojándose del yugo de Cristo, avanzarán por senderos extraños. Enceguecidos y confundidos, dejarán la senda estrecha que conduce a la ciudad de Dios. . . El que venza, debe velar; porque, mediante los lazos del mundo, el error y la superstición, Satanás trata de apartar a los seguidores de Cristo. No basta que evitemos los peligros evidentes y las decisiones peligrosas e inconsecuentes. Debemos mantenernos al lado de Cristo, caminando en su sendero de abnegación y sacrificio. Estamos en el país del enemigo. El que fue arrojado del cielo ha descendido con gran poder. Mediante todo artificio y estratagema concebible, está tratando de cautivar almas. A menos que estemos constantemente en guardia, seremos presa fácil para sus innumerables engaños.*
Todo está actualmente revestido de una solemnidad que cada creyente en la verdad para este tiempo debiera percibir. Debieran obrar teniendo en vista el día de Dios. Los juicios de Dios ya están por caer sobre este mundo, y necesitamos prepararnos para ese gran día.
Nuestro tiempo es precioso. Disponemos de pocos, muy pocos días de prueba, en los cuales podemos prepararnos para la vida futura e inmortal. No tenemos tiempo para dedicarlo a movimientos sin sentido. Debiéramos temer contentarnos con sólo rozar la superficie de la Palabra de Dios.*
Si todo vuestro interés reside en la verdad y en la obra de preparación que debe ser hecha en este tiempo, seréis santificados por medio de la verdad y recibiréis idoneidad para participar de la inmortalidad. . . La obra cabal de preparación debe proseguir con todos los que profesan la verdad, hasta que estemos frente al trono de Dios sin falta, ni mancha, ni arruga, ni cosa semejante.* 89
A PRUEBA DE TENTACIONES
Presentaos vosotros mismos a Dios. . . y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros. (Rom. 6: 13, 14).
No hay poder capaz de quebrantar el yugo del mal y libertar de él los corazones de los hombres, sino el poder de Dios en Jesucristo. Sólo mediante la sangre del Crucificado hay purificación del pecado. Sólo la gracia de Cristo puede habilitarnos para resistir y dominar las inclinaciones de nuestra naturaleza caída.*
El valor infinito del sacrificio requerido para nuestra redención, pone de manifiesto el hecho de que el pecado es un tremendo mal. Debido al pecado, el organismo humano entero se sale de quicio, la mente se pervierte y la imaginación se corrompe. El pecado ha degradado las facultades del alma. Las tentaciones externas encuentran eco en el corazón, y los pies se orientan imperceptiblemente hacia el mal.
Del mismo modo que el sacrificio realizado en nuestro favor fue completo, nuestra restauración de la contaminación del pecado debe ser completa. La ley no excusará ningún acto impío; no hay injusticia que escape a su condenación. La vida de Cristo fue un perfecto cumplimiento de cada precepto de la ley. Él dijo: "Yo he guardado los mandamientos de mi Padre" (Juan 15: 10). Su vida es nuestra norma de obediencia y servicio.*
Hoy Satanás presenta las mismas tentaciones que presentó a Cristo, ofreciéndonos los reinos del mundo a cambio de nuestra sumisión. Pero no tienen poder las tentaciones de Satanás sobre aquel que contempla a Jesús como el Autor y Consumador de su fe. No puede hacer pecar al que acepte por fe las virtudes de Aquel que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.*
La expulsión del pecado es obra del alma misma. Por cierto, no tenemos poder para librarnos a nosotros mismos del dominio de Satanás; pero cuando deseamos ser libertados del pecado, y en nuestra gran necesidad clamamos por un poder exterior y superior a nosotros, las facultades del alma quedan dotadas de la fuerza divina del Espíritu Santo y obedecen los dictados de la voluntad, en cumplimiento de la voluntad de Dios.*90
POR QUÉ SE PROLONGA EL TIEMPO DE PRUEBA
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. (2 Ped. 3: 9).
Se me mostró el peligro que enfrentamos, como pueblo, de asemejarnos al mundo en lugar de adquirir la imagen de Cristo. Estamos en los mismos umbrales del mundo eterno, pero es el propósito del adversario de las almas inducirnos a postergar, hasta un futuro remoto, el fin del tiempo.
Satanás asaltará de todas las maneras concebibles a los que profesan ser el pueblo de Dios que guarda los mandamientos y que espera la segunda aparición de nuestro Salvador en las nubes del cielo con poder y grande gloria. Inducirá a tantos como pueda a postergar el día malo y asemejarse en espíritu al mundo, al imitar sus costumbres. Me siento alarmada cuando veo que el espíritu del mundo domina los corazones y mentes de muchos cuya profesión de la verdad es descollante. Albergan egoísmo y complacencia propia, pero no cultivan ni la verdadera piedad ni la integridad acrisolada. . .
Al tomar en cuenta el poco tiempo de que disponemos debiéramos, como pueblo, velar y orar, y no permitir en ningún caso que se nos desvíe de la solemne tarea de prepararnos para el gran acontecimiento que está delante de nosotros. Debido a que el tiempo aparentemente se dilata, muchos se vuelven descuidados e indiferentes con respecto a sus palabras y actos. No comprenden su peligro y no perciben ni entienden la misericordia de Dios al prolongar su período de prueba, de manera de puedan disponer de tiempo a fin de formar caracteres para la vida futura e inmortal. Cada momento es de sumo valor. Se les concede tiempo, no para que lo empleen con el fin de hacer planes para su propio placer y para convertirse en moradores de la tierra, sino para que lo dediquen a la obra de vencer todo defecto en sus propios caracteres y para ayudar a otros, por ejemplo y esfuerzo personal, a percibir la belleza de la santidad.
Dios tiene un pueblo sobre la tierra que con fe y santa esperanza escudriña el rollo de la profecía que se está cumpliendo rápidamente, y que trata de purificar su alma mediante la obediencia a la verdad.* 91
SE VA A TRATAR SU CASO
Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado. (Apoc. 14: 7).
En 1844, nuestro gran Sumo Sacerdote entró en el lugar santísimo del santuario celestial para comenzar la obra del juicio investigador.*
A medida que los libros de memoria se van abriendo en el juicio, las vidas de todos los que hayan creído en Jesús pasan ante Dios para ser examinadas por él. Empezando con los que vivieron los primeros en la tierra, nuestro Abogado presenta los casos de cada generación sucesiva, y termina con los vivos. Cada nombre es mencionado, cada caso cuidadosamente investigado. Habrá nombres que serán aceptados, y otros rechazados. En caso de que alguien tenga en los libros de memoria pecados de los que no se haya arrepentido y que no hayan sido perdonados, su nombre será borrado del libro de la vida. . .
Estamos viviendo ahora en el gran día de la expiación. Cuando en el servicio simbólico el sumo sacerdote hacía la propiciación por Israel, todos debían afligir sus almas arrepintiéndose de sus pecados y humillándose ante el Señor, si no querían verse separados del pueblo. De la misma manera, todos los que desean que sus nombres sean conservados en el libro de la vida, deben ahora, en los pocos días que les quedan de este tiempo de gracia afligir sus almas ante Dios con verdadero arrepentimiento y dolor por sus pecados. Hay que escudriñar honda y sinceramente el corazón. . . Empeñada lucha espera a todos aquellos que quieran subyugar las malas inclinaciones que tratan de dominarlos. La obra de preparación es obra individual. No somos salvados en grupos. La pureza y la devoción de uno no suplirá la falta de estas cualidades en otro. . . Cada cual tiene que ser probado y encontrado sin mancha, ni arruga, ni cosa semejante.*
A todos los que se hayan arrepentido verdaderamente de su pecado, y que hayan aceptado con fe la sangre de Cristo como su sacrificio expiatorio, se les ha inscripto el perdón frente sus nombres en los libros del cielo; como llegaron a ser partícipes de la justicia de Cristo y su carácter está en armonía con la ley de Dios, sus pecados serán borrados, y ellos mismos serán juzgados dignos de la vida eterna.* 92
UNA NORMA EN LA QUE PODÉIS CONFIAR
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. (Efe. 6: 11).
En ocasión de cada avivamiento de la obra de Dios, el príncipe del mal actúa con mayor energía; en la actualidad está haciendo esfuerzos desesperados preparándose para la lucha final contra Cristo y sus discípulos. El último gran engaño se desplegará pronto ante nosotros. El Anticristo va a efectuar ante nuestra vista obras maravillosas. La falsificación se asemejará tanto a la realidad, que será imposible distinguirla sin el auxilio de las Santas Escrituras. Ellas son las que deben atestiguar en favor o en contra de toda declaración, de todo milagro. . .
Sólo los que hayan fortalecido su espíritu con las verdades de la Biblia podrán resistir en el último gran conflicto. Toda alma ha de pasar por la prueba decisiva: ¿Obedeceré a Dios antes que a los hombres? La hora crítica se acerca. ¿Hemos asentado los pies en la roca de la inmutable Palabra de Dios? ¿Estamos preparados para defender firmemente los mandamientos de Dios y la fe de Jesús?. . .
El primero y más alto deber de toda criatura racional es el de escudriñar la verdad en las Sagradas Escrituras y luego andar en la luz y exhortar a otros a que sigan su ejemplo. Día tras día deberíamos estudiar diligentemente la Biblia, pensando cada pensamiento comparando texto con texto. Con la ayuda de Dios debemos formarnos nuestras propias opiniones ya que tenemos que responder a Dios por nosotros mismos. . .
Jesús prometió a sus discípulos "el Consolador, es decir, el Espíritu Santo, a quien -dijo- el Padre enviará en mi nombre", y agregó: " Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo cuanto os he dicho" (Juan 14: 26, VM). Pero primero es preciso que las enseñanzas de Cristo hayan sido atesoradas en el entendimiento, si queremos que el Espíritu de Dios nos las recuerde en el momento de peligro. . .
Cuando llegue el tiempo de la prueba, los que hayan seguido la Palabra de Dios como regla de conducta, serán dados a conocer. . . Que el espíritu de persecución se encienda, y entonces los tibios e hipócritas vacilarán y abandonarán la fe; pero el verdadero cristiano permanecerá firme como una roca, con más fe y esperanza que en días de prosperidad.* 93
LAS ESCRITURAS, NUESTRA SALVAGUARDIA
¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación? (Heb. 1: 14).
Mientras el pueblo de Dios persevere en su fidelidad, mientras se aferre mediante fe viviente a Jesús, estará bajo la protección de los ángeles celestiales, y no se le permitirá a Satanás que aplique sus artes infernales sobre ellos para destruirlos. Pero los que se separen de Cristo por medio del pecado, estarán en gran peligro. . .
Satanás está más celosamente dedicado ahora a jugar el juego de la vida por las almas, que en todo otro momento anterior; y a menos que estemos constantemente en guardia, pondrá en nuestros corazones orgullo, amor propio, amor al mundo y muchos otros malos rasgos de carácter. Empleará también toda artimaña posible para que vacile nuestra fe en Dios y en las verdades de su Palabra. Si no tenemos una profunda experiencia en las cosas de Dios, si no tenemos un cabal conocimiento de su Palabra, seremos engañados para nuestra ruina por los errores y sofismas del enemigo. Las falsas doctrinas minarán el fundamento de muchos, porque no habrán aprendido a distinguir entre la verdad y el error. Nuestra única salvaguardia contra los engaños de Satanás consiste en estudiar diligentemente las Escrituras, y comprender con inteligencia las razones de nuestra fe, cumpliendo cabalmente cada deber conocido. La complacencia de un solo pecado conocido nos debilitará y nos envolverá en tinieblas, sometiéndonos a terribles tentaciones. . .
¿Ascienden nuestras súplicas a Dios mediante la fe viviente? ¿Estamos abriendo las puertas del corazón a Jesús, al mismo tiempo que cerramos todas las entradas a Satanás? ¿Estamos obteniendo diariamente mayor luz y fortaleza, para que podamos perseverar en la justicia de Cristo? ¿Estamos vaciando nuestro corazón de todo egoísmo y purificándolo, como medida preparatoria para recibir la lluvia tardía del cielo?. . .
Debemos tratar de apartarnos del pecado, reposando en los méritos de la sangre de Cristo; y entonces, en el día de la aflicción, cuando el enemigo nos oprima, caminaremos entre los ángeles. Serán como muro de fuego alrededor de nosotros; y un día caminaremos con ellos en la ciudad de Dios.* 94
GARANTÍA DIVINA DE SEGURIDAD
Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio. (2 Ped. 2: 9).
En el tiempo de prueba que está delante de nosotros, la garantía divina de seguridad será puesta sobre los que han guardado la palabra de su paciencia. . . La columna de nube que proclama ira y terror al transgresor de la ley de Dios, es luz y misericordia y liberación para los que guardan sus mandamientos. El brazo poderoso para herir al rebelde, será fuerte para librar al fiel. Todos ellos serán reunidos. . .
¿Qué parte desempeñaréis vosotros en las escenas finales de la historia de este mundo? ¿Estáis conscientes de estas solemnes realidades? ¿Os dáis cuenta de la gran obra de preparación que está en marcha tanto en el cielo como en la tierra?. . . Nadie tenga nada que ver con el pecado, la fuente de todas las miserias de este mundo. No permanezcáis más en medio del letargo y la estúpida indiferencia. No depende el destino de vuestra alma de la incertidumbre. Aseguraos de que estáis plenamente del lado del Señor. Surja la pregunta de los corazones sinceros y los labios temblorosos: "¿Quién podrá estar firme?" ¿Habéis estado poniendo vosotros, en estas últimas horas preciosas de prueba, los mejores materiales en el edificio de vuestro carácter? ¿Habéis estado purificando de toda mancha vuestras almas? ¿Habéis seguido la luz? ¿Corresponden vuestras obras a vuestra profesión de fe?
¿Está obrando en vosotros la influencia suavizante y subyugadora de la gracia de Dios?. . . ¿Estáis permitiendo que vuestra luz resplandezca para iluminar a las naciones que perecen en sus pecados? ¿Os dáis cuenta de que debéis asumir la defensa de los mandamientos de Dios frente a los que los pisotean?
Es posible ser un creyente incompleto, formal, y por lo mismo, ser hallado falto y perder la vida eterna. Es posible practicar algunas de las enseñanzas bíblicas y ser considerados cristianos, y no obstante perecer por falta de cualidades esenciales del carácter cristiano. . . Mientras dura la misericordia, mientras intercede el Salvador, hagamos una obra cabal para la eternidad.*
La gran crisis está justamente delante de nosotros. Enfrentar sus pruebas y tentaciones, y cumplir sus deberes, requerirá perseverancia. Pero podemos triunfar gloriosamente; ni una sola alma que vele, ore y crea será entrampada por el enemigo.* 95
UNA EXPERIENCIA PROFUNDA Y VIVIENTE
¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron. (Heb. 2: 3).
Vi que no debemos retrasar la venida del Señor. Dijo el ángel: "Preparaos, preparaos, para lo que va a venir sobre la tierra. Correspondan vuestras obras a vuestra fe". Vi que el ánimo debe apoyarse en Dios, que debemos ejercer nuestra influencia en favor de Dios y su verdad. No podemos honrar al Señor mientras seamos negligentes e indiferentes. No podemos glorificarle cuando estamos descorazonados. Debemos tener fervor para asegurar nuestra propia salvación, y para salvar a otros. Debemos conceder suma importancia a esto, y considerar secundario todo lo demás.
Vi la belleza del cielo. Oí a los ángeles cantar sus himnos arrobadores, tributando alabanza, honra y gloria a Jesús. Pude entonces percibir vagamente el prodigioso amor del Hijo de Dios. Él abandonó toda la gloria, toda la honra que se le tributaba en el cielo, y se interesó de tal manera en nuestra salvación que, con paciencia y mansedumbre, soportó toda injuria y escarnio que los hombres quisieron imponerle. Fue herido, azotado y afligido; se lo extendió sobre la cruz del Calvario, y sufrió la muerte más atroz para salvarnos de la muerte; para que pudiésemos ser lavados en su sangre, y resucitar para vivir con él en las mansiones que está preparando, donde disfrutaremos la luz y la gloria del cielo, y oiremos cantar a los ángeles y cantaremos con ellos.
Vi que todo el cielo se interesaba en nuestra salvación; y ¿habremos de ser nosotros indiferentes? ¿Seremos negligentes como si fuese asunto de poca monta el que seamos salvos o perdidos? ¿Despreciaremos el sacrificio que fue hecho por nosotros?. . . Se nos ha dado un libro para que guíe nuestros pies a través de los peligros de este oscuro mundo hasta el cielo. Sus páginas nos dicen cómo podemos escapar de la ira de Dios, y también nos hablan de los sufrimientos de Cristo por nosotros, y del gran sacrificio que hizo para que pudiéramos ser salvos y disfrutar de la presencia de Dios para siempre.
Una forma de piedad no salvará a nadie. Todos deben tener una experiencia profunda y viva. Esto es lo único que los salvará en el tiempo de angustia.* 96
"¡PREPARAOS, PREPARAOS, PREPARAOS!"
Prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel. (Amós 4: 12).
Suponed que Cristo apareciera hoy en las nubes de los cielos, ¿quién. . . estaría listo para salir a su encuentro? Suponed que fuéramos trasladados al reino de los cielos tales como somos, ¿estaríamos preparados para unirnos con los santos de Dios, para vivir en armonía con la familia real, con los hijos del Rey celestial? ¿Qué preparación habéis hecho para el juicio? ¿Habéis hecho las paces con Dios? ¿Estáis colaborando con Dios? ¿Estáis tratando de ayudar a los que os rodean en vuestra casa, en vuestro vecindario, a aquellos con quienes os relacionáis y que no están guardando los mandamientos de Dios?. . . ¿Nos estamos preparando para salir al encuentro del Rey?. . .
Si fuera posible que se nos admitiera en el cielo tales como somos ¿cuántos de nosotros podríamos mirar a Dios? ¿Cuántos de nosotros tenemos el vestido de boda? ¿Cuántos de nosotros estamos sin mancha, ni arruga ni cosa semejante? ¿Cuántos de nosotros somos dignos de recibir la corona de vida?. . . El puesto no hace al hombre. Sólo serán dignos de recibir la corona de vida, inmarcesible, aquellos en cuyo interior se haya formado Cristo.*
Se me mostró al residuo en la tierra. El ángel les dijo: "¿Queréis huir de las siete postreras plagas?. . . En tal caso, debéis morir para poder vivir. ¡Preparaos, preparaos, preparaos! Debéis realizar mayores preparativos que los que habéis realizado. . . Sacrificadlo todo para Dios. Ponedlo todo sobre su altar: el yo, vuestras propiedades, todo, como sacrificio vivo. El entrar en la gloria lo exigirá todo.*
Cristo viene con poder y grande gloria. Viene con su propia gloria y con la gloria del Padre. . . Mientras los impíos huyan de su presencia, los seguidores de Cristo se regocijarán. . .Cristo ha sido un compañero diario y un amigo familiar para sus fieles seguidores. Estos han vivido en contacto íntimo, en constante comunión con Dios. Sobre ellos ha nacido la gloria del Señor. . . Ahora se regocijan en los rayos no empañados de la refulgencia y gloria del Rey en su majestad. Están preparados para la comunión del cielo; pues tienen el cielo en sus corazones.*
Si sois correctos con Dios hoy día, estaréis preparados en caso de que Cristo venga hoy.* 97
Anunciad su Venida
LA MAYOR OBRA DEL MUNDO
Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. (Mar. 16: 15).
"Id por todo el mundo, y predicad el evangelio a toda criatura", es la orden de Cristo. . . No quiere decir esto que todos sean llamados a ser pastores o misioneros en el sentido común de la palabra; pero todos pueden ser colaboradores con él para dar las "buenas nuevas" a sus semejantes. Se da la orden a todos, grandes o chicos, instruidos o ignorantes, viejos o jóvenes.*
Sobre todo aquel que conoce la verdad para este tiempo descansa la responsabilidad de darla a conocer a otros. Los siervos de Cristo son en gran medida responsables del bienestar y la salvación del mundo. Han de ser colaboradores de Dios en la obra de ganar almas para Cristo.*
El tema que atrae el corazón del pecador es Cristo y Cristo crucificado. Sobre la cruz del Calvario Jesús se revela al mundo en un amor sin paralelo. Presentadlo a las multitudes hambrientas, y la luz de su amor ganará a los hombres y los llevará de las tinieblas a la luz, de la transgresión a la obediencia y la verdadera santidad. La contemplación de Cristo en la cruz del Calvario despierta la conciencia para que perciba el carácter odioso del pecado como no puede hacerlo ninguna otra cosa.*
Suspendido de la cruz, Cristo era el Evangelio. . . "He aquí el cordero d Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1: 29). ¿No mantendrán nuestros miembros de la iglesia sus ojos fijos en un Salvador crucificado y resucitado, en quien se cifran sus esperanzas de vida eterna? Este es nuestro mensaje . . . para los impenitentes, nuestra exhortación para los afligidos, la esperanza para cada creyente. Si podemos despertar en la mente de los hombres un interés que les haga fijar sus ojos en Cristo, podemos hacernos a un lado y pedirles que continúen fijando sus ojos en el Cordero de Dios. Aquel cuyos ojos estén fijos en Jesús, lo abandonará todo. Morirá al egoísmo. Creerá en toda la Palabra de Dios, que está tan gloriosa y maravillosamente exaltada en Cristo.*
Es privilegio de todo cristiano no sólo esperar sino apresurar la venida de nuestro Señor Jesucristo. Si todos los que profesan su nombre llevasen frutos para su gloria, ¡cuán prestamente quedaría sembrada en el mundo la semilla del Evangelio! La última mies maduraría rápidamente, y Cristo vendría para recoger el precioso grano.* 98
EL MENSAJE DE LA CRUZ
Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. (Gál. 6: 14).
Dios me ha dado un mensaje para sus hijos. . . Habéis sido comprados por precio, y todo lo que tenéis y lo que sois ha de ser usado para la gloria de Dios y para el bien de vuestros semejantes. Cristo murió en la cruz para salvar al mundo que perece en el pecado. Él pide vuestra cooperación en esta obra. Habéis de ser su mano ayudadora. Con esfuerzo fervoroso e incansable habéis de tratar de salvar a los perdidos.*
El poder transformador de la gracia de Cristo modela al que se entrega al servicio de Dios. . . Ya no puede ser indiferente hacia las almas que perecen a su alrededor. . . Comprende que cada parte de su ser pertenece a Cristo, quien lo redimió de la esclavitud del pecado; que cada momento de su futuro ha sido comprado con la preciosa sangre del unigénito Hijo de Dios.*
¿Apreciáis tan profundamente el sacrificio hecho en el Calvario que estáis dispuestos a subordinar todo otro interés a la obra de salvar almas? El mismo intenso anhelo de salvar a los pecadores que señaló la vida del Salvador se nota en la de su verdadero discípulo. El cristiano no desea vivir para sí. Se deleita en consagrar al servicio del Maestro todo lo que posee y es. Le impulsa el deseo inefable de ganar almas para Cristo.*
¿Cómo puedo glorificar mejor a Aquel a quien pertenezco por creación y por redención? Esta es la pregunta que debemos hacernos. Con ansiosa solicitud aquel que está verdaderamente convertido trata de rescatar a los que todavía están bajo el poder de Satanás. . .
Nos queda ahora apenas poco tiempo en el cual prepararnos para a eternidad. . . La gente necesita la verdad, y hay que comunicársela mediante esfuerzos fervorosos y fieles. Hay que buscar a las almas, orar y trabajar por ellas. Deben hacerse fervorosos llamados, y ofrecerse fervientes oraciones.*
Sobre nosotros descansa la pesada responsabilidad de amonestar al mundo de su inminente destrucción. . . Dios llama a su iglesia para que se levante y se vista de poder. Deben ganarse coronas inmortales; el reino de los cielos debe ser conquistado; el mundo que perece en la ignorancia ha de ser iluminado.
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