Al comienzos de la década de los 60, el hermano Andrés -un cristiano de Holanda-, burlando la vigilancia de los guardias comunistas, introdujo en Rumania un cargamento de Biblias escondido en su pequeño automóvil. Se registró en un hotel y oró para que Dios lo guiara hasta el grupo cristiano que pudiera darle a las Biblias el mejor de los usos. Más tarde se acercó al encargado y le preguntó dónde podría encontrar una iglesia cristiana. El empleado lo miró extrañado y le respondió: "No hay muchas iglesias cristianas aquí. Además, usted no podría entender el idioma". --¿Acaso usted no lo sabe? --continuó Andrés--. Los cristianos hablan un idioma universal. -¿Oh, sí? ¿Y cuál es? -Se llama Ágape-- contestó. El encargado nunca había escuchado esta palabra, pero Andrés le aseguró que "era el idioma más hermoso del mundo".
Andrés pudo localizar varias iglesias en el área, e incluso consiguió una cita con el presidente y secretario de cierta denominación. Desafortunadamente, aunque tanto él como estos caballeros sabían varios idiomas, no conocían ninguno en común que les permitiera comunicarse. Así que se sentaron frente a frente sin poder hablarse. Andrés había viajado centenares de kilómetros con su preciosa carga, enfrentando peligros, pero no tenía forma de saber si estos señores eran cristianos genuinos o informantes del gobierno. Finalmente notó que había una Biblia en rumano sobre uno de los escritorios. Andrés buscó en su bolsillo una en holandés, la abrió en 1 Corintios 16:20 y les mostró el texto mientras señalaba la Biblia en rumano. Los rostros de sus interlocutores se iluminaron. Enseguida encontraron el mismo capítulo y versículo en su Biblia y leyeron: "Os saludan todos los hermanos. Saludaos los unos a los otros con ósculo santo".
Los hombres sonrieron. Entonces uno de ellos buscó en su Biblia Proverbios 25:25. Andrés encontró el versículo y leyó: "Como el agua fría al alma sedienta, así son las buenas nuevas de lejanas tierras". Así pasaron media hora, conversando y compartiendo sus pensamientos por medio de las palabras de las Escrituras. Se sentían tan felices en esta comunión que trascendía cualquier barrera cultural, que se rieron hasta que las lágrimas afloraron a sus ojos. Andrés sabía que había encontrado a sus hermanos. Cuando les enseñó su cargamento de Biblias, los rumanos estaban tan emocionados que lo abrazaron vez tras vez. Esa noche en el hotel, el encargado se le acercó y le dijo: "Oiga, busqué la palabra 'ágape' en el diccionario. No hay ningún idioma bajo ese nombre. Es sólo una palabra griega que significa amor". Y Andrés contestó: "De eso precisamente se trata. Yo lo estuve hablando durante toda la tarde". ¿Ha descubierto usted ese hermoso idioma? Por medio de esta guía de estudio descubrirá cómo Dios nos puede incluir a todos nosotros en su enorme circulo de amor.
1. LA IGLESIA CREADA PARA LA COMUNIÓN
Jesús estableció la iglesia para satisfacer la necesidad básica de cada ser humano de nutrirse espiritualmente y recibir apoyo. Todos tenemos necesidades. Y para eso está la iglesia. Es un lugar al que llegamos para disfrutar de la amistad y ayudarnos los unos a los otros. Las Escrituras revelan una iglesia primitiva dinámica, que invitaba a hombres y mujeres a participar de una comunión gozosa, y se extendía hacia arriba hasta el Todopoderoso. "Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros TENGÁIS COMUNIÓN CON NOSOTROS; y NUESTRA COMUNIÓN VERDADERAMENTE ES CON EL PADRE, Y CON SU HIJO JESUCRISTO. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido". -- 1 Juan 1:3-4.
Una comunidad de corazones, unidos por medio del contacto con Jesús y con los demás, experimentan "gozo" hasta lo sumo. Todos hablan el mismo idioma: el idioma del amor. Los cristianos llegan a ser parte de una familia muy extensa. Se convierten en hermanos y hermanas en Cristo, porque tienen un mismo sentir y una misma naturaleza. Mientras más amplia sea la unidad en creencia, más fuertes son los lazos entre los cristianos. Los miembros de las iglesias establecidas por los apóstoles de Jesús estaban unidos por sus creencias similares, su amor a Dios y su deseo de servirlo y compartir su gracia con el mundo. Este íntimo vínculo de comunión fue una de las razones por las que esta minoría impotente y perseguida transformó al mundo.
2. LA IGLESIA QUE CRISTO ESTABLECIÓ
¿Tiene Cristo una iglesia, o será que todo esto es una invención humana? Jesús mismo responde: "Sobre esta ROCA edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella". -- Mateo 16:18. Jesús es la Roca inamovible, la Piedra angular de su iglesia. ¿Qué grupo forma parte también de ese fundamento? "Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo" -- Efesios 2:20. ¿Qué se logró con la predicación del evangelio? "Y el Señor añadía cada día a la IGLESIA los que habían de ser salvos". -- Hechos 2:47.
Cuando Jesús estableció la iglesia prometió que "las puertas del Hades [infierno] no prevalecerían contra ella" (Mateo 16:18). Y la iglesia cristiana aún perdura. A través de los años ha tenido poderosos enemigos, desde emperadores romanos hasta los dictadores comunistas, pero la sangre de los mártires sólo ha logrado aumentar sus fuerzas. Cuando quemaban a un cristiano en la hoguera, o era lanzado a los leones, varios otros se levantaban para tomar su lugar. Los escépticos han hecho todo lo posible para que la iglesia cristiana desaparezca, pero la verdad de la Palabra de Dios habla con más elocuencia que nunca en esta época científica y secular.
Uno de los mayores desafíos de la iglesia surgió después que fue aceptada como la religión oficial del Imperio Romano. Ciertamente la iglesia prosperó, pero finalmente se corrompió. Pareció morir espiritualmente en la Edad Media, pero el Señor siempre preserva un núcleo de creyentes valientes y fieles quienes, en las épocas más oscuras y difíciles, brillaron como estrellas en una noche sin luna. El apóstol Pablo compara la relación de Cristo con su iglesia a la relación tierna y protectora de un esposo con su esposa (Efesios 5:23-25). La iglesia es una familia en la que cada integrante establece relaciones con los demás miembros y contribuye a su bienestar (Efesios 2:19). También la presenta como un cuerpo viviente, del cual Cristo es la cabeza ( Colosenses 1:18). Cuando somos bautizados testificamos de nuestra fe en Jesús y llegamos a ser miembros del "cuerpo", la iglesia. "Porque por un solo Espíritu fuimos todos BAUTIZADOS en un CUERPO". -- 1 Corintios 12:13. El libro del Apocalipsis presenta al Cristo resucitado paseando entre las iglesias, mostrando así su solicitud por ellas (Apocalipsis 1:20, 12-13). Cristo nunca ha abandonado a su pueblo y jamás lo hará.
3. UNA IGLESIA CON UN PROPÓSITO
Asistir a la iglesia es vital para el cristiano. La comunión con los hermanos nos ayuda a crecer y a mantener viva nuestra fe. La iglesia juega, además, tres papeles importantes:
a) La iglesia salvaguarda la verdad.
Como columna y baluarte de la verdad (1 Timoteo 3:15), la iglesia defiende y sostiene la verdad de Dios frente al mundo. Necesitamos la sabiduría colectiva de otros creyentes para ayudarnos a enfocar las verdades esenciales de las Escrituras.
b) La iglesia es un ejemplo de lo que la gracia de Dios puede hacer por los pecadores. La transformación que Cristo hace en la vida de los creyentes glorifica al Dios que nos llamó "a su luz admirable" (1 S. Pedro 2:9).
c) Los hijos de Dios son sus testigos ante un mundo necesitado. Poco antes de retornar al cielo, Jesús prometió a sus discípulos: "Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra". -- Hechos 1:8. Es un gran privilegio para la iglesia llevar el mensaje del tierno amor de Dios a todo el mundo.
4. ORGANIZADOS PARA FORTALECERNOS
La iglesia que Cristo estableció tenía una organización definida. Uno podía ser incluido o excluido de su feligresía ( Mateo 18:15-18). Nombró líderes y tenía una sede mundial al igual que lugares locales de reunión (Hechos 8:13; 14:23; 15:2; 1 Timoteo e1.10). Cuando eran bautizados, los creyentes se unían a un grupo organizado (Hechos 2:41, 47). La iglesia sirve para animarnos los unos a los otros. "Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino EXHORTÁNDONOS; y tanto más, cuando veis que aquel día (de la venida de Cristo) se acerca". -- Hebreos 10:24-25. Así es como debe funcionar una iglesia saludable. Sus miembros se edifican y se exhortan unos a otros en la fe.
Dios organizó su iglesia para fortalecer a su pueblo y también para alcanzar al mundo. Podemos hacer mucho más juntos que como individuos aislados. Tome por ejemplo la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Tiene obra médica alrededor del mundo, desde servicios de salud sobre ruedas en Nueva York, hasta clínicas en las remotas islas del Océano Pacífico. Sus instituciones educativas han enseñado acerca de una mejor vida en Cristo a decenas de miles de jóvenes: desde pequeñas escuelas misioneras en el interior del África, hasta la Universidad Loma Linda -pionera en transplantes de corazón-. La Iglesia Adventista también ayuda en caso de hambrunas o desastres naturales a través de su organización ADRA. Además, las iglesias locales de Estados Unidos ayudan a vestir y alimentar a los necesitados de 2.000 centros de servicio a la comunidad. Y grupos de adventistas del séptimo día en más de 200 países, comparten el mensaje de salvación. Sólo una iglesia organizada y consagrada podría alcanzar este impacto mundial.
Cristo y los apóstoles compararon la iglesia a un cuerpo, y señalaron que cada una de sus partes es necesaria (1 Corintios 12:21-28). Todas no son iguales, sin embargo cada una es importante y deben trabajar juntas, en armonía. Un ojo separado del cuerpo no puede ver. Una mano cortada no tiene valor alguno. Ya seamos un ojo, una mano, o quizás un dedo dentro de la iglesia, no podemos ser eficaces para Cristo por nuestra cuenta. El pertenecer a la iglesia, estar unidos a otros miembros del cuerpo, nos fortalece como cristianos.
5. EL GOZO DE LA ADORACIÓN
En lo profundo de nuestro corazón anhelamos adorar a Dios, pero esa necesidad puede disiparse si no se le da expresión. ¿Cómo se sintió el salmista cuando se dirigía al lugar de adoración? "Yo me alegré con los que me decían; a la casa de Jehová iremos". -- Salmos 122:1. La música también juega un papel importante en la adoración pública. El rey David declaró: "Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo". -- Salmos 100:2. La Biblia nos dice que las ofrendas son una parte apropiada de la adoración divina. "Traed ofrendas... Adorad a JEHOVÁ en la hermosura de su santidad". -- Salmos 96:8-9. La oración también es una parte vital de la adoración pública. "Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor". -- Salmos 95:6. En el Nuevo Testamento, el estudio de la Biblia y la predicación con elementos básicos de adoración. Comenzando con el sermón del apóstol Pedro en el Pentecostés (Hechos 2), y desde el tiempo de los reformadores hasta el presente, cada gran reavivamiento religioso se ha basado en predicaciones bíblicas. ¿Por qué? Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que espada de dos filos (Hebreos 4:12-13).
6. ¿QUÉ ES LO QUE ESTÁ BIEN EN LA IGLESIA?
Ninguno de nosotros es perfecto, por lo tanto la iglesia tampoco lo será jamás. Jesús lo indicó en la parábola: la cizaña crece entre el trigo (Mateo 13-24-30). Cuando leemos las cartas del apóstol Pablo notamos que en la iglesia apostólica había problemas serios. Y la iglesia de hoy también tiene defectos. Pero recordemos que ninguna congregación, por imperfecta que sea, puede destruir la piedra fundamental de la iglesia, que es el mismo Jesús. A pesar de sus faltas la iglesia le pertenece a él. Los que ponen su atención en Cristo verán su gloria y el poder de la salvación.
"CRISTO AMÓ A LA IGLESIA, Y SE ENTREGÓ A SÍ MISMO POR ELLA, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha". -- Efesios 5:25-27. La iglesia es tan importante para Jesús que "se entregó a sí mismo por ella" cuando murió por cada uno de nosotros como individuos y como iglesia. Por lo tanto, para usted debería ser importante pertenecer a la iglesia y ser miembro del cuerpo de Cristo.
7. ENCONTRANDO UNA IGLESIA
Pero, ¿cuántas iglesias hay en el mundo y cuál es la verdadera iglesia de Jesús? Él mismo nos dio la clave para encontrarla: "El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta". -- Juan 7:17. Cuando nos comprometemos a cumplir la voluntad de Dios, él nos ayudará a ver si la enseñanza de una iglesia específica proviene de Dios o es mera-mente una tradición humana. El elemento clave en cualquier cuerpo eclesiástico es su respeto y lealtad a la Palabra de Dios. La comunión genuina se basa en las Escrituras, no en un líder carismático o una gran institución. Continúe descubriendo la Palabra de Dios a través de estos estudios, camine en la luz bíblica que va conociendo y Dios le mostrará el plan que tiene para usted. Un cristiano que crece es aquel que abre su corazón y su mente para aceptar la verdad tal como Dios la revela en su Palabra.
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