jueves, 19 de noviembre de 2009

04. Los Fieles No Fallarán. (MARANATHA CRISTO VIENE) EGW


LOS FIELES NO FALLARÁN. 
Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. (Apoc. 14: 12).
Ahora necesitamos una sabiduría más que humana al leer e investigar las Escrituras; y si acudimos a Palabra de Dios con humildad de corazón, él levantará un estandarte para protegernos del medio ambiente licencioso.
Es difícil mantener firmes hasta el fin los rudimentos de nuestra confianza; y la dificultad aumenta cuando existen influencias ocultas que trabajan constantemente para introducir otro espíritu, un elemento contrarrestante, que obra en favor del bando de Satanás. 

 EN AUSENCIA DE LA PERSECUSION se han introducido en nuestras filas algunos que tienen una firmeza aparente y cuyo cristianismo parece incuestionable, pero que se apartarían de nosotros si surgiera la persecución.
En la crisis, prestarán atención a razonamientos aparentemente plausibles que han influido en sus mentes. 
 Satanás ha preparado diversas trampas para hacer frente a las distintas clases de mentes. 
 Cuando se invalide la ley de Dios la iglesia será zarandeada por pruebas terribles, y una proporción más elevada de la que ahora anticipamos, prestará atención a espíritus seductores y a doctrinas de demonios. En lugar de ser fortalecidos cuando son puestos en dificultades, muchos demostrarán que no son sarmientos vivientes de la Vid verdadera...

Pero cuando el mundo invalide la ley de Dios, 
¿cuál será el efecto sobre los que son genuinamente obedientes y rectos? 
¿Serán arrastrados por la fuerte corriente del mal? 
 Debido a que tantos se alistan bajo el estandarte del príncipe de las tinieblas, ¿se desviará de su fidelidad el pueblo que guarda los mandamientos de Dios? ¡Nunca!

 Ninguno que permanezca en Cristo fallará o caerá. 
 Sus seguidores obedecerán a una autoridad más elevada que la de cualquier potentado terrenal. Mientras el desprecio que se coloca sobre los mandamientos de Dios induce a muchos a suprimir la verdad y a mostrar menos reverencia por ella, los que son fieles mantendrán en alto con todo fervor las verdades distintivas. No se nos abandona a nuestra propia dirección... Deberíamos consultar su Palabra con humildad de corazón, deberíamos pedir consejos y someter nuestra voluntad a la suya. No podemos hacer nada sin Dios.* 27

REQUIERE TRABAJO GANAR UNA SOLA ALMA
¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? (Luc. 15: 4).
Debiéramos emplear nuestros recursos hasta lo sumo para la conversión de un alma. Un alma ganada para Cristo reflejará en su derredor la luz del cielo...
Si Cristo dejó las noventa y nueve para buscar y salvar a la oveja perdida, ¿podremos quedar justificados haciendo menos? ¿No es el dejar de trabajar como Cristo trabajó, el dejar de sacrificarse como él se sacrificó, una traición hecha a los cometidos sagrados, un insulto a Dios?
Haced resonar la alarma por toda la longitud y la anchura de la tierra. Decid a la gente que el día del Señor está cerca y se apresura grandemente. No quede nadie sin amonestación. Podríamos estar en lugar de las pobres almas que yerran. Podríamos haber sido colocados entre los bárbaros. De acuerdo con la verdad que hemos recibido en mayor medida que los demás, somos deudores para impartírsela.

No tenemos tiempo que perder. El fin está cerca. El viajar de lugar en lugar para difundir la verdad quedará pronto rodeado de peligros a diestra y siniestra. Se pondrá todo obstáculo en el camino de los mensajeros del Señor, para que no puedan hacer lo que les es posible hacer ahora. Debemos mirar bien de frente nuestra obra y avanzar tan rápidamente como sea posible en una guerra agresiva. Por la luz que Dios me ha dado, sé que las potestades de las tinieblas están obrando con intensa energía desde abajo, y con paso furtivo Satanás está avanzando para sorprender a los que duermen ahora, como un lobo que se apodera de su presa. 

 Tenemos amonestaciones que podemos dar ahora, una obra que podemos hacer ahora; pero pronto ello será más difícil de lo que podemos imaginarnos. Dios nos ayude a mantenernos donde brilla la luz, a obrar con nuestros ojos fijos en Jesús nuestro Caudillo, y a avanzar paciente y perseverantemente hasta ganar la victoria.*
En nuestra vida terrenal, aunque restringida por el pecado, el mayor gozo y la más elevada educación se encuentran en el servicio. Y en el estado futuro, libre de las limitaciones de la humanidad pecaminosa, hallaremos nuestro mayor gozo y nuestra más elevada educación en el servicio.* 28

ESTUDIEMOS DANIEL Y EL APOCALIPSIS
Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca. (Apoc. 1: 3).
Ha de proclamarse un mensaje que despierte a las iglesias. Ha de hacerse todo esfuerzo para dar la luz, no sólo a nuestro pueblo, sino al mundo. Se me ha instruido en el sentido de que las profecías de Daniel y el Apocalipsis deben imprimirse en libros pequeños, con las explicaciones necesarias, y deben enviarse al mundo entero. Nuestros mismos hermanos necesitan que se les presente la luz con más claridad.*

Los que comen la carne y beben la sangre del Hijo de Dios sacarán de los libros de Daniel y el Apocalipsis la verdad inspirada por el Espíritu Santo. Pondrán en marcha fuerzas que no puedan ser reprimidas. Los labios de los niños se abrirán para proclamar los misterios que han estado ocultos...
Muchas de las profecías están por cumplirse en rápida sucesión. Todo elemento de poder está por ser puesto en acción. La historia pasada se repetirá; viejos conflictos resurgirán a una nueva vida, y el peligro asediará a los hijos de Dios por doquiera. La violencia está tomando posesión de la familia humana. Está saturando todas las cosas que hay sobre la tierra.

Estudiad el Apocalipsis en relación con Daniel, porque la historia se repetirá. . . Nosotros, con todas nuestras ventajas religiosas, debiéramos saber hoy mucho más de lo que sabemos.
Los ángeles anhelan contemplar las verdades que son reveladas a aquellos que, con corazón contrito, investigan la Palabra de Dios y oran para obtener mayores longitudes y anchuras y profundidades y alturas del conocimiento que sólo el Señor puede dar.
Al acercarnos al fin de la historia de este mundo, las profecías que se relacionan con los últimos días exigen especialmente nuestro estudio. El último libro del Nuevo Testamento está lleno de verdades que necesitamos entender. Satanás ha cegado las mentes de muchos de manera que aceptan con gozo cualquier excusa para no hacer del libro del Apocalipsis su tema de estudio. Pero Cristo, por medio de su siervo Juan, ha declarado aquí lo que será en los últimos días; y él dice: "Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas".* 29

INTOLERANCIA Y PERSECUCIÓN
Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. 
(Juan 15: 20).
En sus diversas formas, la persecución es el desarrollo de un principio que ha de subsistir mientras Satanás exista y el cristianismo conserve su poder vital. Un hombre no puede servir a Dios sin despertar contra sí la oposición de los ejércitos de las tinieblas. Lo asaltarán malos ángeles alarmados al ver que su influencia les arranca la presa. Hombres malvados, reconvenidos por el ejemplo de los cristianos, se unirán con aquellos para procurar separarlos de Dios por medio de tentaciones sutiles. Cuando este plan fracasa, emplean la fuerza para violentar la conciencia.

Pero mientras Jesús siga intercediendo por el hombre en el santuario celestial, los gobernantes y el pueblo seguirán sintiendo la influencia refrenadora del Espíritu Santo, la cual seguirá también dominando hasta cierto punto las leyes del país. Si no fuera por estas leyes, el estado del mundo sería mucho peor de lo que es. Mientras que muchos de nuestros legisladores son agentes activos de Satanás, Dios tiene también los suyos entre los caudillos de la nación. El enemigo impele a sus servidores a que propongan medidas encaminadas a poner grandes obstáculos a la obra de Dios; pero los estadistas que temen a Dios están bajo la influencia de santos ángeles para oponerse a tales proyectos con argumentos irrefutables. Es así como unos cuantos hombres contienen una poderosa corriente de mal.

 La oposición de los enemigos de la verdad será coartada para que el mensaje del tercer ángel pueda hacer su obra. Cuando la amonestación final sea dada, cautivará la atención de aquellos caudillos por medio de los cuales el Señor está obrando en la actualidad, y algunos de ellos la aceptarán y estarán con el pueblo de Dios durante el tiempo de angustia...
"Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios" (Joel 2: 23). "Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne. . . Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo" (Hech. 2: 17, 21).* 30

LA IGLESIA NO CAERÁ
Sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. (Mat. 16: 18).
Los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús experimentarán la ira del dragón y sus huestes. Satanás cuenta al mundo entre sus súbditos, y ha logrado el control de las iglesias apóstatas; pero he aquí un grupito que resiste su supremacía. Si pudiera eliminarlo de la tierra, su triunfo sería completo. Así como influyó sobre las naciones paganas para destruir a Israel, lo hará dentro de poco para estimular los poderes malignos de la tierra con el fin de destruir al pueblo de Dios. . . Su única esperanza [de este pueblo] descansa en la misericordia de Dios; su única defensa será la oración.

Los incidentes angustiosos que experimentó el pueblo de Dios en los días de Ester, no son monopolio de esa época. El revelador, al extender su mirada a través de las edades hasta el fin del tiempo, declaró: 
"Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo" 
(Apoc. 12: 17). 
 Algunos de los que viven actualmente sobre la tierra verán el cumplimiento de estas palabras.
La ira de Satanás aumenta a medida que se acorta su tiempo, y su obra de engaño y destrucción alcanzará su culminación en el tiempo de angustia.*

Satanás realizará sus milagros para engañar; tratará de que su poder sea supremo. Parecerá que la iglesia está por caer, pero no caerá. Permanecerá, mientras los pecadores en Sion sean zarandeados, el tamo será separado del precioso trigo. Es una pesadilla terrible, pero tiene que ocurrir. Sólo los que estén venciendo por la sangre del Cordero y por la palabra de su testimonio, se encontrarán entre los leales y fieles, sin mancha de pecado, sin engaño en sus labios.*
Dios declara que hasta las madres pueden olvidarse de sus hijos, pero "yo no me olvidaré de ti". . . Dios piensa en sus hijos con la más tierna solicitud y guarda un libro de memoria para no olvidar jamás a los hijos de su cuidado.* 31

EL FALSO REAVIVAMIENTO
También debes saber esto: que en los postreros días; vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos. . . que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. (2 Tim. 3: 1, 2, 5).
Antes que los juicios de Dios caigan finalmente sobre la tierra, habrá entre el pueblo del Señor un avivamiento de la piedad primitiva, cual no se ha visto nunca desde los tiempos apostólicos. El Espíritu y el poder de Dios serán derramados sobre sus hijos. Entonces muchos se separarán de esas iglesias en las cuales el amor a este mundo ha suplantado al amor a Dios y a su Palabra. Muchos, tanto ministros como laicos, aceptarán gustosamente esas grandes verdades que Dios ha hecho proclamar en este tiempo a fin de preparar a un pueblo para la segunda venida del Señor. El enemigo de las almas desea impedir esta obra, y antes que llegue el tiempo para que se produzca tal movimiento, tratará de evitarlo introduciendo una falsificación. 

Hará aparecer como que la bendición especial de Dios es derramada sobre las iglesias que pueda colocar bajo su poder seductor; allí se manifestará lo que se considerará como un gran interés por lo religioso. Multitudes se alegrarán de que Dios esté obrando maravillosamente en su favor, cuando, en realidad, la obra provendrá de otro espíritu. Bajo un disfraz religioso, Satanás tratará de extender su influencia sobre el mundo cristiano.

En muchos de los despertamientos religiosos que se han producido durante el último medio siglo, se han dejado sentir, en mayor o en menor grado, las mismas influencias que se ejercerán en los movimientos venideros más extensos. Hay una agitación emotiva, mezcla de lo verdadero con lo falso, muy apropiada para extraviar a uno. No obstante, nadie necesita ser seducido. A la luz de la Palabra de Dios no es difícil determinar la naturaleza de estos movimientos. Dondequiera que los hombres descuiden el testimonio de la Biblia y se alejen de las verdades claras que sirven para probar el alma y que requieren abnegación y desprendimiento del mundo, podemos estar seguros de que Dios no dispensa allí sus bendiciones. Y al aplicar la regla que Cristo mismo dio: "Por sus frutos los conoceréis" (Mat. 7: 16), resulta evidente que estos movimientos no son obra del Espíritu de Dios.* 32

UNA DEMORA PRESUNTUOSA Y NEGLIGENTE
He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza. (Apoc. 16: 15).
El mal siervo dice en su corazón: "Mi señor se tarda en venir". No dice que Cristo no vendrá. No se burla de la idea de su segunda venida. Pero en su corazón y por sus acciones y palabras, declara que la venida de su Señor tarda. Destierra del ánimo ajeno la convicción de que el Señor va a venir prestamente. Su influencia induce a los hombres a una demora presuntuosa y negligente. . . Se asocia con el mundo. . . Es una asimilación temible. Juntamente con el mundo, queda entrampado.

"Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti" (Apoc. 3: 3). El advenimiento de Cristo sorprenderá a los falsos maestros. Están diciendo: "Paz y seguridad". Como los sacerdotes y doctores antes de la caída de Jerusalén, esperan que la iglesia disfrute de prosperidad terrenal y gloria. Interpretan las señales de los tiempos como indicios de esto. Pero, ¿qué dice la Palabra inspirada? "Vendrá sobre ellos destrucción repentina" (1 Tes. 5: 3). El día de Dios vendrá como ladrón sobre todos los que moran en la faz de la tierra, que hacen de este mundo su hogar...

El mundo, lleno de orgías, de placeres impíos, está dormido en la seguridad carnal. Los hombres están postergando la venida del Señor. Se burlan de las amonestaciones. 
Orgullosamente se jactan diciendo: 
"Todas las cosas permanecen así como desde el principio" (2 Ped. 3: 4). "Será el día de mañana como éste, o mucho más excelente" (Isa. 56: 12). Nos hundiremos aun más en el amor a los deleites. 

 Pero Cristo dice: "He aquí, yo vengo como ladrón" (Apoc. 16: 15). En el mismo tiempo en que el mundo pregunta con desprecio: "¿Dónde está la promesa de su advenimiento?" (2 Pedro 3: 4) se están cumpliendo las señales. Mientras claman: "Paz y seguridad" se acerca la destrucción repentina. Cuando el escarnecedor, el que rechaza la verdad, se ha vuelto presuntuoso; cuando la rutina del trabajo en las diversas formas de ganar dinero se lleva a cabo sin consideración a los principios; cuando los estudiantes procuran ávidamente conocerlo todo menos la Biblia, Cristo viene como ladrón.* 33

UN CIELO POR GANAR
Velad, pues, en todo tiempo orando. 
 (Luc. 21: 36).
La época en que vivimos es importante y solemne. El Espíritu de Dios se está retirando gradual pero ciertamente de la tierra...
El estado actual de las cosas muestra que tiempos de perturbación están por caer sobre nosotros. Los diarios están llenos de alusiones referentes a algún formidable conflicto que debe estallar dentro de poco. Son siempre más frecuentes los audaces atentados contra la propiedad. Las huelgas se han vuelto asunto común. Los robos y los homicidios se multiplican. Hombres dominados por espíritus de demonios quitan la vida a hombres, mujeres y niños. El vicio seduce a los seres humanos y prevalece el mal en todas sus formas.*

En el mundo todo es agitación. Las señales de los tiempos son alarmantes. Los acontecimientos venideros proyectan ya sus sombras delante de sí.
El Espíritu de Dios se está retirando de la tierra,
 y una calamidad sigue a otra por tierra y mar. 
 Hay tempestades, terremotos, incendios, inundaciones, 
homicidios de toda magnitud. 
¿Quién puede leer lo futuro?
 ¿Dónde hay seguridad?

 No hay seguridad en nada que sea humano o terrenal. Rápidamente los hombres se están colocando bajo la bandera que han escogido...
La crisis se está acercando gradual y furtivamente a nosotros. El sol brilla en los cielos y recorre su órbita acostumbrada, y los cielos continúan declarando la gloria de Dios. Los hombres siguen comiendo y bebiendo, plantando y edificando, casándose y dándose en casamiento. Los negociantes siguen comprando y vendiendo.

 Los hombres siguen luchando unos con otros, contendiendo por el lugar más elevado. Los amadores de placeres siguen atestando los teatros, los hipódromos, los garitos de juego. Prevalece la más intensa excitación, y sin embargo el tiempo de gracia está llegando rápidamente a su fin, y cada caso está por ser decidido para la eternidad. Satanás ve que su tiempo es corto...
Solemnemente llegan hasta nosotros, a través de los siglos, las palabras amonestadoras de nuestro Señor desde el Monte de las Olivas: "Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día" (Luc. 21: 34).* 34

SE BENDICE A LOS QUE VELAN
Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. (Luc. 12: 37).
Dios advirtió siempre a los hombres los juicios que iban a caer sobre ellos. Los que tuvieron fe en su mensaje para su tiempo y actuaron de acuerdo con ella, en obediencia a sus mandamientos, escaparon a los juicios que cayeron sobre los desobedientes e incrédulos. 

 A Noé fueron dirigidas estas palabras: "Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí". Noé obedeció y se salvó. Este mensaje llegó a Lot: "Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va a destruir esta ciudad" (Gén. 7: 1; 19: 14). 
 Lot se puso bajo la custodia de los mensajeros celestiales y se salvó. Así también los discípulos de Cristo fueron advertidos acerca de la destrucción de Jerusalén. Los que se fijaron en la señal de la ruina inminente y huyeron de la ciudad, escaparon de la destrucción. Así también ahora hemos sido advertidos acerca de la segunda venida de Cristo y de la destrucción que ha de sobrecoger al mundo. Los que presten atención a la advertencia se salvarán.

Por cuanto no sabemos la hora exacta de su venida, se nos ordena que velemos. "Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales su Señor cuando venga, halle velando". Los que velan esperando la venida de su Señor no aguardan en ociosa expectativa. La espera de la venida de Cristo debe inducir a los hombres a temer al Señor y sus juicios sobre los transgresores. Les ha de hacer sentir cuán grande pecado es rechazar sus ofrecimientos de misericordia. 

 Los que aguardan al Señor purifican sus almas obedeciendo la verdad. Con la vigilancia combinan el trabajo ferviente. Por cuanto saben que el Señor está a las puertas, su celo se vivifica para cooperar con los seres divinos y trabajar para la salvación de las almas. Estos son los siervos fieles y prudentes que dan a la familia del Señor "a tiempo. . . su ración" (Luc. 12: 42). Declaran la verdad que tiene aplicación especial a su tiempo. Como Enoc, Noé, Abrahán y Moisés declararon cada uno la verdad para su tiempo, así también los siervos de Cristo dan ahora la amonestación especial para su generación.* 35

DIFICULTADES POR TODAS PARTES
Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová. (Sof. 2: 3).
¡Cuán terrible es estar junto al ataúd de quien ha rechazado los llamamientos de la misericordia divina! ¡Cuán terrible es decir: He aquí una vida perdida. Aquí está quien pudo haber alcanzado la más elevada norma y obtenido la vida inmortal, pero entregó su vida a Satanás, llegó a enredarse en las vanas filosofías de los hombres y fue juguete del maligno! La esperanza del cristiano es como ancla para el alma, segura y persistente, y entra hasta dentro del velo adonde a entrado por nosotros Cristo, el precursor. Tendremos que hacer una obra individual en preparación para los grandes acontecimientos que nos esperan.

Los jóvenes deberían buscar más fervientemente a Dios. La tempestad se avecina y debemos prepararnos para afrontar su furia, mediante el arrepentimiento para con Dios y la fe en nuestro Señor Jesucristo. 

El Señor se levantará pare sacudir terriblemente la tierra. Veremos desgracias
 por todas partes. 
 Miles de barcos serán arrojados a las profundidades del mar. Armadas enteras se hundirán y las vidas humanas serán sacrificadas por millones. 

 Estallarán incendios inesperadamente y no habrá esfuerzo humano capaz de extinguirlos. Los palacios de la tierra serán arrasados por la furia de las llamas. Serán cada vez más frecuentes los desastres ferroviarios; en las grandes vías de tránsito habrá confusión, choques y muerte sin la advertencia de un momento. 

 El fin está cerca, el tiempo de gracia termina. ¡Oh, busquemos a Dios mientras puede ser hallado, llamémosle en tanto que está cercano! El profeta dice: "Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová".

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