Los ministros del Evangelio, como mensajeros de Dios a sus semejantes, no deben nunca perder de vista su misión ni sus responsabilidades. Si pierden su conexión con el cielo, están en mayor peligro que los demás, y pueden ejercer mayor influencia para mal. Satanás los vigila constantemente, esperando que se manifieste alguna debilidad, por medio de la cual pueda atacarlos con éxito. OE17
miércoles, 16 de junio de 2010
33. “Manantial de vida es la boca del justo; pero violencia cubrirá la boca de los impíos.”
No hay nada mejor que empezar el día con un pensamiento bíblico. Escogí hoy Prov. 10:11. “Manantial de vida es la boca del justo; pero violencia cubrirá la boca de los impíos.”
Hablaba poco, y decía mucho. Era el profesor preferido. Casi no sonreía. Siempre serio y circunspecto, se movía despacio, lentamente, como si estudiase cada paso que iba a dar. Creo que hoy, yo subrayaría cada frase dicha por él. Mi profesor era una fuente de sabiduría. Años después lo encontré de nuevo. Estaba enfermo. Los años habían quebrantado su cuerpo, pero no habían afectado la sabiduría de sus palabras.
Al escribir el devocional de hoy, me acuerdo de mi viejo profesor. La boca del justo es un manantial de vida. El manantial es la fuente de las aguas. Será inagotable mientras recoja las gotas de lluvia que mojan la tierra. Si no llueve, el manantial se acaba. La abundancia de sus aguas es consecuencia de la lluvia que viene de arriba, por tanto, si el manantial tuviese vida estaría mirando siempre a los cielos, consciente de que ellos son el origen de sus aguas. Es una figura simple, pero profunda. Dios es la fuente de la verdadera sabiduría. Si tú lo buscas todos los días, tu vida se tornará una fuente inagotable. Tus palabras serán agua para el sediento que agoniza en el desierto de este mundo. Tú serás el oasis donde los peregrinos cansados se detendrán para recibir valor, palabras de ánimo y de consuelo. Por dondequiera que vayas serás un manantial de refrigerio y fortaleza.
A lo largo de la vida me he encontrado con personas como mi viejo profesor. Las aguas que bebí de esas fuentes me ayudaron a crecer, y abrieron mis ojos para ver el horizonte sin fin. Fueron instrumentos de Dios para mostrarme el camino. Bebe hoy de la fuente inagotable que es Jesús, recibe sus bendiciones para ser, a su vez, una bendición por donde vayas, en la jornada de este día. Una palabra tuya, dicha en el momento oportuno y de manera apropiada, puede cambiar el rumbo de muchas vidas.
Puede ser que el resultado no lo veas hoy, pero un día, quién sabe, alguien escriba acerca de ti lo que yo estoy escribiendo acerca de mi viejo profesor. Que hoy sea un día de victoria: "Manantial de vida es la boca del justo; pero violencia cubrirá la boca de los impíos".
Alejandro Bullón
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