Según queda ilustrada en el Cautiverio y
Por ELENA G. de WHITE
ASOCIACIÓN PUBLICADORA INTERAMERICANA
760 Ponce de León Boulevard, Coral Gables,
Florida 33134, Estados Unidos de N. A.
PREFACIO. La Historia completa del
"pueblo escogido," de los hijos de Abrahán "según la
carne," es de un interés vasto y vital, principalmente quizá porque revela
las muchas facetas del carácter sublime de Dios: su compasión infinita, su
justicia perfecta, su sabiduría ilimitada, su poder inconmensurable y su amor
eterno. Pero de todo el período abarcado, ninguna parte es más interesante que la
tratada en este tomo, a saber desde el tiempo en que Israel vivió coronado de
gloria mundana hasta el de su cautiverio y restauración.
No es el objeto de este libro dar una crónica detallada de esa época, ni
tampoco hacer una reseña histórica sistemática. Esto ha sido hecho en diversas
ocasiones por otros autores. El fin de esta obra es más bien hacer resaltar lo
más importante, señalar las grandes lecciones morales que deben aprenderse de
los triunfos, las derrotas, las apostasías, el cautiverio y las reformas de
Israel, presentar en forma práctica la ayuda que proporcionan a las almas estas
lecciones en tiempos de prueba y demostrar la plenitud del amor y la
misericordia de Dios en todo su trato con un pueblo obstinado y dominado por el
espíritu de contradicción.
La historia presentada en este volumen principia en el momento cuando
Israel era un reino unido y glorioso, dotado de un magnífico templo, centro del
verdadero culto en el mundo. Sigue luego el relato de cómo ese pueblo se
dividió y la historia del reino de las diez tribus, así como la de su
deslealtad, que lo hundió al fin en el olvido del cautiverio.
Las alternativas de la carrera de Judá nos son presentadas en 6 el desfile
de sus reyes principales buenos y malos, hasta que lo encontramos también en
cautiverio, con sus hijos llorando a orillas del Éufrates, mientras sus arpas
cuelgan de los sauces y sus ojos se vuelven anhelantes hacia Jerusalén postrada
en la desolación.
Se nos habla de la estada de Israel en Babilonia, de sus santos y profetas,
del mensaje de liberación que proclamó un poderoso monarca de la tierra, del
viaje a Jerusalén, de la reedificación del templo bajo la dirección divina y
del restablecimiento de Israel en su propia tierra.
Abundan en el libro los estudios de grandes personajes y caracteres:
Salomón, el sabio, cuya sabiduría no bastó para evitar que su corazón
naufragase en la transgresión; Jeroboam, el político cuyos manejos dieron tan
malos resultados; el poderoso Elías, de abolengo desconocido, pero que no
carecía de misión ni de mensaje; Eliseo, el profeta que ofrecía paz y curación;
Acaz, el temeroso y perverso; Ezequías, el tímido y bueno; Daniel, el amado de
Dios; Jeremías, el profeta de las lamentaciones; Ageo, Zacarías y Malaquías,
profetas de la restauración. A todos ellos supera, con gloria sobrenatural, el
Rey que viene, el Cordero de Dios, el Hijo unigénito, en quien todos los símbolos
de los sacrificios, así como la justicia y la paz, hallan un cumplimiento
eterno.
El libro ilustra los planes de Dios, que no pueden ser estorbados. Si su
Evangelio bienaventurado no puede ser proclamado al mundo con la cooperación de
su pueblo, será transmitido con aun mayor amplitud a pesar de él. ¿Qué importa
que esté cautivo en Babilonia? Mediante el testimonio fiel de unos pocos, el
mayor rey de Babilonia será inducido a proclamar al mundo, por decreto real, su
reconocimiento del Dios verdadero. Al terminar el cautiverio, el mensaje de
libertad es proclamado por Ciro el Grande, de Persia. Si Dios lo quiere así, su
pueblo dispone de la riqueza y el poder de los imperios.
En el plan de Dios, somos llevados hacia adelante, de las 7 figuras a la
realidad; de los gobernantes que perecen, al Rey eterno; de las glorias que se
desvanecen, a las sempiternas e inmarcesibles; del pueblo mortal, que peca y
perece, al pueblo que es justo en su fe en Dios e inmortal para siempre.
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