domingo, 29 de agosto de 2010

77. “Y conozcan que tu nombre es Jehová; tú solo Altísimo sobre toda la tierra.”


Sal. 83:18.
“Y conozcan que tu nombre es Jehová; tú solo Altísimo sobre toda la tierra.”
Cuando el médico le dio la noticia de que su hijito estaba condenado a muerte, la primera reacción de Alberto fue rebelarse. Pero, ¿rebelarse contra quién? ¿Contra la ciencia, que no podía hacer nada para curar la leucemia que estaba acabando con la corta existencia de su único hijo? ¿Contra él mismo y contra la esposa, que no se dieron cuenta de los primeros síntomas de la enfermedad fatal? ¿O contra Dios? No, contra Dios no podría rebelarse porque él no creía en la existencia de un Ser supremo. Su corazón y su mente estaban llenos de ideas existencialistas y sentimientos de superioridad sobre la esposa, que "era capaz de creer en una idea tan anticuada como la idea de Dios". ¿Alguna vez te sentiste insignificante e impotente ante circunstancias adversas? ¿Qué haces tú cuando todos los recursos humanos fallan? ¿A dónde vas cuando la ciencia, la tecnología y hasta el racionalismo humanista gritan: Imposible?

Si tú pasaste por un momento así, tal vez entiendas cómo se sentía Albero. Los días iban pasando. Lentos, agonizantes, implacables y crueles. El tiempo, que la mayoría de las veces simboliza esperanza, era para Alberto el proceso doloroso de ver a su querido hijo apagándose como vela cuya cera se está acabando. La fe de la esposa, y la confianza que ella depositaba en Dios, en medio del dolor, eran ofensivas para el marido incrédulo.

Un día gris del mes de octubre Alberto vio los ojitos tristes del hijo amado, como diciendo adiós. Alberto no aguantó más y cayó arrodillado, a los pies de la cama por primera vez. Clamó por la misericordia de Dios, en cuya existencia nunca había creído. ¡El milagro sucedió! Ningún médico fue capaz de explicar la recuperación del muchacho, ni la cura posterior. Hoy, Alberto alaba el nombre de Dios al lado de su esposa y su hijo.

Las cosas con Dios son así. Su existencia y poder no dependen de que tú creas o no creas. Dios está por encima de los prejuicios, de las dudas o de la incredulidad de la criatura. Él es Dios. Si las personas creen, muy bien. Si no creen, un día conocerán "que tu nombre es Jehová; tú solo Altísimo sobre toda la tierra'.

Alejandro Bullón

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