jueves, 9 de diciembre de 2010

162. Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido.” Sal. 25:16.


No es fácil ser líder. Hubo un tiempo en que la mejor definición de líder era: "Aquel que inspira y lleva a las personas a la acción, consiguiendo de ellas el máximo de colaboración y el mínimo de oposición". Hoy, la mejor definición podría ser: "Líder es aquel contra el cual la mayoría se opone". Vivimos en tiempos contestatarios. "Si hay un líder, estoy en contra", parece ser el grito universal de los pueblos.
David era el líder de Israel, y por serlo, pagó el precio de la incomprensión y de la soledad. Dice: "Estoy solo y afligido". Si tú nunca tuviste que ejercer un cargo de liderazgo y nunca tuviste que tomar decisiones difíciles que afectan a otras personas, tal vez no puedas entender la "soledad" del líder.

Si tú eres líder y quieres ser leal a tu conciencia y a los principios bíblicos, verás muchas veces que los amigos, e incluso los miembros de tu familia, se colocarán contra ti. Esto duele. El salmista conocía bien este dolor, porque sus hijos, Absalón, Amón y Adonías estaban contra él y, además, se les había unido Ahitofel, que era uno de los mejores amigos del rey.

En esas horas de soledad y dolor, ¿a dónde va el líder herido? No puede desanimarse ni palidecer. Él es el líder. Todos pueden abandonar el barco, menos el capitán. Todos pueden correr, huir, el líder no. Pero, ¿no es un ser humano como los demás? ¿No tiene sentimientos, corazón, sangre como los demás? Sí, ¿pero a quién le -importa?

El versículo de hoy nos da a entender que hay alguien a quien le importa y se preocupa. Por eso, la oración del salmista, fue: "Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido". Aflicción, del verbo hebreo tsarah, significa dolor psicológico y emocional. Aparece por primera vez con este significado cuando los hermanos de José al reconocerlo, dijeron unos a otros: "Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no lo escuchamos".*

José fue un líder abandonado y rechazado. Como David, como tantos otros y tal vez, como tú hoy, ante las circunstancias difíciles que estás viviendo. Pero Jesús está ahí a tu lado, dispuesto a darte fuerzas para soportar las intrigas y las maledicencias de la oposición. No temas. Solo di como el salmista: "Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido".

* Gen. 42:21.

Alejandro Bullón

miércoles, 8 de diciembre de 2010

161. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.” Sal. 40:2.


El salmo de hoy, muestra el proceso maravilloso de la salvación. Una persona está completamente destruida por el pecado y, de repente, se deja encontrar por el Señor Jesús. Lo acepta como su Salvador personal y el Señor la transforma en un príncipe para su reino.
A lo largo de casi cuatro décadas presentando a Jesús como la única solución para los problemas humanos, he visto prostitutas, homosexuales y criminales de la peor especie, ser transformados por la gracia maravillosa de Cristo.


David describe hoy en un solo versículo de qué manera trata Dios al pecador arrepentido. "Y me hizo sacar del pozo de la desesperación", dice. El salmista está hablando aquí de la prisión. El pecado aprisiona, esclaviza, no te deja ir adonde tú quieres, te quita la libertad.
En las cárceles de aquellos tiempos no había servicios sanitarios. Eran pozos inmundos, asfixiantes. David lo llama "lodo cenagoso". Cuando el salmista se dejó arrastrar por el pecado, fue literalmente al fondo del pozo y sin saber adonde ir ni qué hacer con su vida, clamó pidiendo socorro y el Señor apareció. Jesús está siempre listo para aparecer en la vida de cualquier ser humano que clama pidiendo perdón. Pero él no puede hacer nada por los que tratan de "justificar", "racionalizar" o "explicar" sus acciones equivocadas.


El texto dice: "puso mis pies sobre peña". ¿Quién es esa peña o esa roca? Jesús es la Roca de los siglos. El pecador ahora está libre, perdonado y justificado en la Roca. Está salvo en Cristo, porque "en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos".*
El trabajo de Jesús no termina solamente con eso. El salmo dice: "y enderezó mis pasos". Si tú tratas de ser un verdadero cristiano, descubrirás que no es fácil andar con firmeza. El camino está lleno de peligros y tentaciones. Muchas veces los pies vacilan y tú resbalas y te lastimas.


Jesús es la única solución. Él no es únicamente tu Salvador, es también tu Sustentador. Él te llevará hasta la victoria final. Completará en ti la obra que comenzó. Por eso, di con gratitud en tu corazón: "Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos".

*Hech. 4:12.

Alejandro Bullón

jueves, 2 de diciembre de 2010

160. Jehová, la habitación de tu casa he amado, y el lugar de la morada de tu gloria." Sal. 26:8.


Andando por las calles, estando en los aeropuertos o viajando por ahí,me encuentro con frecuencia personas que dicen: "Yo amo a Jesús, me considero un cristiano, pero no gusto de la religión, no pertenezco a ninguna iglesia".

Esa manera de pensar parece ser hoy "políticamente correcta". Hay personas sinceras que creen que la iglesia no es necesaria, que lo que realmente importa es "estar bien con Jesús", pero el texto de hoy afirma que Dios tiene una casa donde su gloria se revela, y ese lugar de habitación es la iglesia.

¿Esto quiere decir que Dios necesita tener una casa para habitar? ¡Claro que no! Cuando Salomón inauguró el templo de Israel, oró diciendo: "¿Es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?" No, el templo no es construido por causa de Dios, ni la iglesia existe porque Dios necesite seres humanos que lo adoren. Es todo lo contrario. El ser humano necesita una iglesia y un templo. Cuando Israel viajaba por el desierto, Dios le ordenó: "Harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos".**  La construcción del templo fue la respuesta divina a la carencia humana. Dios no necesita habitar en nuestro medio. Somos nosotros los que necesitamos tenerlo a nuestro lado.

"Sí -puedes decir-, pero para eso no necesitamos iglesia alguna". Sí, se necesita. Tú eres una brasa que, fuera del brasero, está condenada a apagarse y transformarse en ceniza. Es propio de la naturaleza humana. Nadie puede ser una isla y vivir por sí solo. Unos precisan de los otros y todos necesitamos de Dios. La iglesia es el lugar, a pesar de los seres humanos débiles y defectuosos, donde la gloria de Dios se revela y donde la presencia de Dios se hace sentir, conservando la experiencia espiritual viva.

Si la Biblia es el mapa que conduce a una vida feliz, y si los consejos divinos nunca fallan, ¿por qué este consejo no serviría? Por eso, hoy, antes de comenzar las actividades de tu día, di con David: "Jehová, la habitación de tu casa he amado, y el lugar de la morada de tu gloria".

* Éxo. 25:8.

** 1 Rey. 8:27.

Alejandro Bullón

jueves, 25 de noviembre de 2010

159. “El peso falso es abominación a Jehová; mas la pesa cabal le agrada.” Prov. 11:1


El velocímetro del auto de Antonio dejó de funcionar. Dos años después, mandó arreglado y vendió el vehículo como si tuviera solo 5.000 kilómetros de uso. Después, al llegar a casa, les contó el asunto a los hijos como si hubiera realizado la mayor hazaña. La persona que compró el automóvil, también le contó la noticia de la compra a su familia, como si fuese la mayor bendición.

Aquí tenemos un cuadro real. Un engañador y un engañado. La justificación de Antonio es que, ni él había desconectado el velocímetro, ni había forzado a nadie a comprar el auto, por tanto, no había hecho nada malo.

Todos los días, en todos los lugares, se repite esta misma escena. Las personas saben que están engañando y otros no saben que están siendo engañados. Los primeros piensan que recibieron de Dios el don de la "viveza", que son expertos para los negocios, y que están aprovechando el don recibido.

Sin embargo, el proverbio de hoy, enfatiza que esta actitud es abominable para el Señor. La "balanza engañosa" que menciona el sabio, es justamente la actitud de mentir con la finalidad de obtener una ventaja. No decir la verdad es una forma más "tranquilizadora" de mentir, pero igualmente deshonesta.

La felicidad se construye con relaciones enriquecedoras, inclusive con aquel con quien solo nos relacionamos una vez para realizar un negocio. Cuando esas relaciones no son auténticas, dejan un sabor amargo de culpa que perturba. Este es el motivo por el que Dios desea que los seres humanos sean honestos los unos con los otros. No hay felicidad sin honestidad.

El peso justo puede dar la impresión de ser una pérdida. En opinión de mucha gente, tú podrías ganar más si sacaras un gramo de cada kilo. "Nada más". "Nadie se dará cuenta". "Uno no necesita ser exageradamente justo". Estos son los argumentos que escuchas todos los días. Pero dormir con la conciencia tranquila no tiene precio. Hay gente que, por ser deshonesta, tiene que gastar su dinero para realizar algún tipo de terapia psicológica.

Por eso, pídele hoya Dios que oriente tus pasos, porque "El peso falso es abominación a Jehová; mas la pesa cabal le agrada".

Alejandro Bullón

martes, 23 de noviembre de 2010

158. “Los cielos son los cielos de Jehová; y ha dado la tierra a los hijos de los hombres.” Sal. 115:16.


En 1923, un grupo de renombrados y valientes hombres de negocios de los Estados Unidos, se reunieron en el hotel Edgewater Beach, de Chicago. Aquel grupo era casi un mito. Juntos, aquellos hombres tenían más dinero que todo el tesoro americano. Los diarios y las revistas contaban sus fabulosas historias. Todos los veían como símbolo del éxito.

Veinte años después, la historia era completamente diferente. Jesse Livermore, el mago de Wall Street; León Fraser, presidente del Banco Internacional Settlement; e Iván Kruegar, el hombre principal del mayor monopolio financiero, se habían suicidado. Charles Schwab, presidente de la mayor compañía independiente de acero, murió en la mayor miseria; y Richard Whitney, el presidente de la Bolsa de Valores de Nueva York, estaba en prisión.

El salmista afirma en el versículo de hoy, que Dios le dio la tierra a los hijos de los hombres. La tragedia de la criatura es pensar que, porque Dios le confió la tierra, la tierra es suya. Borra a Dios de su vida, se transforma en su propio dios, trabaja, lucha, conquista, y, aparentemente, vence, o por lo menos llama "victoria" a la acumulación de dinero, fama, poder y cultura, pero ignora que todo sucede porque Dios lo permite. Después de todo, fue él quien le dio la tierra a los hijos de los hombres.

Pero, "los cielos son de Jehová", y desde allí él controla el destino de las naciones y de las personas. Felices son los que tienen conciencia de esta verdad y entienden que, por encima de la tierra, están los cielos. Tú puedes decir: Haré esto hoy, y mañana aquello, pero si Dios no lo permite, nada sucederá.
La fortuna pasa, como pasó el poder, la fama y el dinero de aquellos hombres poderosos. La tierra se desgasta, envejece y muere, pero los cielos son eternos. ¡Ay de aquel que construye sus sueños y realizaciones basándose solamente en valores terrenales!

Dedica hoy unos momentos para mirar en dirección a los cielos. Observa la inmensidad del infinito y verás que tus conquistas y logros son insignificantes. ¿Por qué vanagloriarse de esto?

Al salir hoy para cumplir tus responsabilidades, o si te quedas en casa, piensa que: "Los cielos son los cielos de Jehová; y ha dado la tierra a los hijos de los hombres".

Alejandro Bullón

viernes, 19 de noviembre de 2010

157. “Oh Jehová, Dios de los ejércitos, ¿quién como tú? Poderoso eres, Jehová, y tu fidelidad te rodea.”Sal. 89:8


¿Para qué sirve el poder? ¿Qué motivo lleva a las personas a buscar el poder? ¿Por qué hay personas que llegan hasta el asesinato para conseguir e! poder?
¿Qué fascinación tiene?

En e! salmo de hoy, e! salmista destaca dos aspectos de! carácter de Dios. Su poder y su fidelidad. La fidelidad de Dios es mencionada siete veces a lo largo de este salmo de 52 versículos. La fidelidad es una de las características de Dios.

Fidelidad, en hebreo emunah, tiene que ver con el cumplimiento fiel de las promesas divinas. Algunos eruditos traducen emunah como verdad. En Dios no hay mentira. Él es fiel y verdadero. Tú puedes confiar. Lo que Dios dijo se cumplirá. Ayer, hoy y mañana¿Para qué sirve el poder? En Dios el poder sirve para cumplir sus promesas. A pesar de todo, y en contra de todo. El salmista señala: "En los cielos mismos afirmarás tu verdad".* ¿De qué forma? Observa la noche oscura. Hay tinieblas por todos lados, hay frío, hay muerte. Las tinieblas son símbolo de la ausencia de vida, de peligro, de amenaza. Por eso, la mayoría de las criaturas se refugia a la noche, esperando que el sol de! nuevo día traiga vida.

Observa una vez más el cielo. El salmista dice que Dios confirmará su fidelidad en el cielo. Entonces, contempla e! cielo. Cuando el dolor toca a la puerta de tu corazón, cuando las tinieblas de las dificultades parecen envolverte completamente. Cuando experimentas angustia y miedo, observa el cielo. En medio de la oscuridad de la noche continúa observando.

De repente, allá a lo lejos, donde e! cielo parece juntarse con la tierra, rompe el día, nace el sol y las tinieblas desaparecen. Existe un momento de lucha. Da la impresión de que las tinieblas no quieren partir en retirada, pero es inútil, e! astro reaparece en su esplendor, anunciando victorioso que es hora de despertarse, de levantarse y de volver a vivir.

Por eso, enjuga esa lágrima de dolor y observa el cielo. En él está escrita la fidelidad de las promesas divinas. No salgas de casa sin decir: "Oh, Jehová, Dios de los ejércitos, ¿quién como tú? Poderoso eres, oh Jehová, y tu fidelidad te rodea".

Alejandro Bullón

jueves, 18 de noviembre de 2010

156. “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová...” Prov. 1:7


Dos mujeres llevaron un niño ante el rey. Ambas alegaban que el hijo era suyo. Salomón tenía que dar un veredicto. A simple vista, ambas tenían razón. Una decisión equivocada sería fatal. ¿Qué hizo Salomón? Mandó partir al niño al medio y darle la mitad a cada una. En ese instante, una de las mujeres dijo:
"¡No! ¡Por favor! Prefiero que mi hijo viva, aunque tenga que renunciar a él". Inmediatamente el rey mandó que le entregaran el niño a aquella mujer. Solo la verdadera madre sería capaz de una actitud semejante.

¿Cómo pudo el rey tomar una decisión tan acertada? Salomón fue considerado el hombre más sabio del mundo. Su fama sobrepasaba los límites de su reino. Reyes y reinas de otras naciones iban a visitado para saber cuál era el secreto de su sabiduría. En el texto de hoy, Salomón presenta la clave de su éxito: "El principio de la sabiduría es el temor de Jehová". ¿Qué tipo de temor? ¿El temor enfermizo que hizo que Adán y Eva se escondieran de la presencia de Dios?
¡No! En la Biblia la expresión "temor de Jehová" significa "reconocer a Dios", "aceptado", "tenerlo en cuenta", "saber que él está ahí", "reverenciado”. La primera actitud de una persona sabia es reconocer sus límites de criatura ante el Creador. La palabra sabiduría aparece más de 300 veces en el Antiguo Testamento, y en todas ellas se encuentra la idea de reconocer a Dios como Ser supremo y aceptar los consejos divinos para tomar decisiones correctas.

¿Te diste cuenta que la vida depende de las decisiones? Desde que amanece hasta que anochece, es una decisión tras otra. Algunas son comunes y puedes darte el lujo incluso de equivocarte, como cuando decides sobre el color de la ropa que vas a usar, o sobre el medio de transporte que vas a tomar. Otras, son trascendentales. Si fallas, las consecuencias pueden ser terribles. ¡Cuán importante es en momentos como esos, saber escoger y decidir, sin dudar ni postergar la decisión!

¿Tienes que tomar decisiones transcendentales este año? ¿No sabes cómo?

Acude a Dios. Él es el principio de la sabiduría. Cuando contemplas la vida y las dificultades a través del prisma divino, todo tiene sentido, hasta las cosas aparentemente incomprensibles. Cuando observas la vida a través de los lentes de! temor de Dios, los objetos sin forma se definen. La penumbra desaparece, la incertidumbre huye del corazón y eres capaz de decidir acertadamente, porque "el principio de la sabiduría es el temor de Jehová".

Alejandro Bullón

miércoles, 17 de noviembre de 2010

155. “Tu presencia supliqué de todo corazón; ten misericordia de mí según tu palabra.” Sal 119:58.


El infarto fue casi fatal. El 25 de febrero de 1960, el corazón de Terri L Schiavo dejó de latir apenas por unos instantes, lo suficiente para que la sangre dejara de irrigar el cerebro. La consecuencia fue un terrible daño cerebral. En aquel entonces, Terri tenía solo 26 años. El día que escribí esta meditación falleció después de 15 años de sobrevivencia en estado vegetativo. Su caso dio la vuelta al mundo debido a una guerra judicial entre el esposo y los padres de Terri.

Un instante. Fue apenas un instante que la sangre dejó de irrigar el cerebro. Cuando la oxigenación del cerebro se regularizó, ya era tarde. A partir de aquel instante, la vida de Terri cargó con consecuencias funestas. Era una vida "sin vida", que dio origen a una polémica sobre si valía o no valía la pena dejar que un ser humano "viviese" en ese estado.

Así como el cerebro necesita oxígeno, el ser humano necesita a Jesús. Por eso el salmista exclama: "Tu presencia [gracia] supliqué de todo corazón".* Vivimos por la gracia. Existimos por la gracia y somos salvos únicamente por la gracia. Si la vida es un don de Dios, como en verdad lo es, nada hicimos para merecerla. Un don es un regalo. Tú no pagas por un regalo. Solamente necesitas aceptado. ¿Cómo reaccionas ante un regalo? Generalmente, el valor de un regalo para ti va a depender de! sentimiento que tienes hacia la persona que te ofrece el presente. ¿Cuál es el tipo de relación que tienes con Dios? Eso es lo que va a determinar tu forma de administrar su regalo.

La vida es frágil. Hoyes, y mañana puede no ser más. Lo único que sostiene la vida es la gracia maravillosa de Dios. Separados de Dios ya no vivimos, apenas sobrevivimos, a veces en estado "vegetativo", esperando que llegue el día en que el corazón deje de latir.

Haz de este día un día de comunión con el Señor de la Vida. No necesitas dejar de lado tus actividades cotidianas. Enfrenta los desafíos que se presentan hoy ante ti con la certeza de que no estás solo. Dios es tu constante fuerza. Él está a tu lado, a pesar de que las circunstancias adversas te hayan envuelto como densas sombras y no te dejen ver nada. Clama: "Tu presencia [gracia] supliqué de todo corazón; ten misericordia de mí según tu palabra".*

Alejandro Bullón

martes, 16 de noviembre de 2010

154. “Los proverbios de Salomón [. .. ] para entender sabiduría y doctrina, para conocer razones prudentes.” Prov. 1:1,2



Rosana era una famosa cardióloga. Dejó todo para entrar en un convento en busca de "un sentido para la vida". Roberto abandonó una brillante carrera de abogado para viajar por el mundo, argumentando que quería vivir la vida en su plenitud, "antes de que fuera demasiado tarde". Marilyn, se suicidó cuando estaba en la cima de una brillante carrera de actriz. La vida de estos tres personajes tiene un denominador común: el aparente éxito en una determinada área de la vida no fue capaz de garantizarles la felicidad.

Es extraño. Muy extraño. Porque todos relacionan el éxito con la felicidad. Más extraño todavía, cuando sabemos que Dios quiere que los seres humanos tengan éxito, y si el éxito no trae la felicidad, algo está mal con el éxito, o con Dios, o con nosotros.

El libro de Proverbios nos enseña que la sabiduría es el arte de vivir y de alcanzar el éxito sin sentirse vacío. La sabiduría es pasar por la vida, llegar a la vejez y ver a los hijos realizados, mirar hacia arriba con gratitud, y encarar la muerte con la esperanza de la resurrección en Cristo. Si Dios quiere que sus hijos vivan ese tipo de experiencia, ¿podría haberlos dejado a ciegas, para que intenten, en medio de sus frustraciones, encontrar el camino de la felicidad? ¡Claro que no! Con certeza, los principios para vivir una vida plena, abundante y feliz, están a disposición del ser humano en la Biblia y, especialmente, en el libro de Proverbios.

En los primeros cuatro versículos del libro, encontramos diez palabras que parecen sinónimas, pero que no lo son. Están relacionadas entre sí. Una nos lleva a la otra. Esas unidades de pensamiento son: sabiduría, enseñanza, entendimiento, aprendizaje, inteligencia, justicia, juicio, equidad, paciencia y conocimiento.* Las últimas nueve son hijas de la primera, que es la sabiduría, y sabiduría es saber vivir la experiencia de la felicidad. ¿No es eso lo que deseas para ti y para tu familia?

Por eso, antes de salir de tu casa hoy, piensa que en el libro de Proverbios encontrarás este año consejos maravillosos que Dios nos dio a través de "Salomón [ ... ] para entender sabiduría y doctrina, para conocer razones prudentes" .


Alejandro Bullón

viernes, 12 de noviembre de 2010

153. “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.” Salmos 127:1


"Soy el rey del mundo, soy el más grande", gritaba el joven boxeador el 25 de febrero de 1964, ante las cámaras de la TV, desde el cuadrilátero del Miami Beach Convention Hall. Mohamed Ali acababa de consagrarse campeón de los pesos pesados, con apenas 22 años. "El mundo entero está a mis pies, escriban eso", le dijo a los periodistas.

y era verdad. Aquel año, el mundo entero estaba a sus pies. Pero, en 1996 el mundo entero lo vio debilitado, en ocasión de las Olimpíadas de Atlanta. Apenas podía ascender para tomar la antorcha olímpica. Era evidente que ya no era el "rey del mundo", ni el "mejor". Estaba envejecido y deteriorado por el mal de Parkinson. Eso es lo que dice el salmista, cuando afirma que: "Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican". Estás ante un nuevo año. No te atrevas a entrar en él sin la seguridad de que Jesús está en el control de tus planes. Tu trabajo, tu esfuerzo y dedicación solo tendrán sentido si "el Señor edificare la casa".

Acepta el desafío de un nuevo año. Piensa en grande. Mira lejos. Trabaja, pero pregúntate: ¿Quién está en el centro de mis planes? Esto es vital. Un día, un millonario excéntrico reunió a sus amigos para pasar el fin del año en su yate de 10 millones y gastó la bagatela de un millón de dólares en la fiesta.
Aquella noche, los fuegos artificiales iluminaron la oscuridad en el mar del Caribe, y todos levantaron los vasos de champán deseándose "salud, dinero y amor", pero el siguiente enero no llegó. Por lo menos para él, no. Un infarto fulminante segó su vida en junio de aquel mismo año.

La vida humana es frágil como la flor. Hoy es, y mañana no existe más. Se marchita como la hierba del campo. Desaparece como la nube llevada por el viento. Por tanto, pon a Dios en el fundamento de tus proyectos, porque sin él, "De nada sirve trabajar de sol a sol y comer un pan ganado con dolor."*

Trabaja en sociedad con Dios. El hombre del campo ara la tierra y planta la semilla. Pero si Dios no hace salir el sol y caer la lluvia, ¿de qué sirve el trabajo? Así sucede en otras áreas de la vida. "Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican".

Pr.Alejandro Bullón

jueves, 11 de noviembre de 2010

152. “Más preciosa es que las piedras preciosas; y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.”


Buenos días…! hoy es un nuevo día y el texto para tu inspiración es: “Más preciosa es que las piedras preciosas; y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.” Prov. 3:15.  Imagina la escena. Una mañana, mientras te diriges al trabajo, ves en la carretera a una anciana haciendo dedo. Por las ropas que viste, la mujer es pobre y por el aspecto del rostro se está sintiendo mal. Tienes prisa, sin embargo, tu corazón habla más alto y detienes tu vehículo. Ella te pide que la dejes en el hospital más cercano. Te das cuenta que ella está muy mal y aceleras a fondo. Durante el corto viaje, inadvertidamente, ella mete un papel en tu bolsillo. Al llegar al hospital, la anciana muere. A la noche, en casa, encuentras el papel, que dice: "Soy una mujer solitaria, el único hijo que tuve me abandonó hace muchos años. Él no sabe que recibí una herencia. Tengo un millón de dólares guardados en la caja de seguridad del banco tal. La clave de la caja es PX402. Si usted me prestó socorro, el dinero es suyo".

¿Qué harías?¿Tirarías el papel? ¿Pensarías que aquella mujer sería incapaz de tener un millón de dólares? ¿Correrías al banco para ver si era verdad? Un millón de dólares es mucho dinero. Nadie sería tan loco de no hacer caso de una fortuna tal. Pero el proverbio de hoy afirma que hay algo mucho más precioso que un millón de dólares. El versículo dice: "Más preciosa es que las piedras preciosas; y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella".  Salomón está hablando aquí de la sabiduría. ¿Sabes por qué hay personas frustradas, fracasadas e infelices? Porque no saben vivir. Pueden tener dinero, fama, poder y cultura, pero no saben vivir. Existir no es vivir. Vivir es un arte que requiere sabiduría.

Sabiduría, en el entender de Salomón, no es solamente conocimiento. Es la habilidad para usar el conocimiento. Una persona puede tener títulos doctorales, pero no sabiduría. La sabiduría bíblica no es teórica, es práctica. Inclusive, una de las primeras veces que se usa la palabra sabiduría en la Biblia, es con relación a la capacidad que los artesanos tenían para confeccionar las ropas del sacerdote. Las ropas tenían que ser impecables, perfectas en sus mínimos detalles. Si eres sabio, harás de tu vida una obra de arte, perfecta en todos sus detalles. Y serás feliz.

Por eso, al comenzar este año, pídele a Dios sabiduría y recuerda que la sabiduría es más preciosa que las piedras preciosas; "y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella".

Pr. Alejandro Bullón

miércoles, 10 de noviembre de 2010

151. “Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito.”


Sal. 147:5. “Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito.” Las noches en Jauja, mi ciudad natal, eran tristes. Cuando era niño, no quería que llegara la noche. Los ladridos de los perros parecían lamentos de criaturas en agonía, y despertaron mis primeros temores. Cuando llovía, los truenos retumbaban escandalosamente, yo imaginaba monstruos heridos por las flechas incendiarias de los relámpagos. Tardaba en dormirme.  Cuando despertaba, veía el sol brillando, deslumbrante, calentando la tierra con el aroma de los eucaliptos mojados.

Tengo nostalgia de aquellos días, a pesar de sus noches tristes. Añoranzas de aquella tierra que me vio dar los primeros pasos en este largo camino que dura ya varias décadas. "Grande es el Señor" que, temprano en mi vida, me enseñó con las noches y los días de mi tierra, que no existe oscuridad que dure para siempre.  Hoy nació el sol de un nuevo año. Olvida la noche del año que terminó. Si las cosas salieron bien, o no, diciembre ya se fue. Los ladridos de los perros, la oscuridad, la tempestad y los truenos, todo forma parte del pasado. Hay aroma de eucalipto afuera. El sol brilla, la vida florece. Enero siempre trae una página en blanco para escribir una nueva historia.

"Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder", dice el salmista, ante las turbulencias de la vida. Perseguido sin culpa, por un rey que no quería dejar las riendas del poder. Atacado por el propio hijo, que ambicionaba el trono. Escondido en las cuevas, peregrinando en el desierto y enfrentando los peligros, nunca desconfió del poder de "su" Dios.

¿Estás seguro de que el Dios de David es también tu Dios? ¿Puedes decir, como el salmista, "nuestro Dios"? Si es así, considera el nuevo año como una nueva oportunidad. No temas. No retrocedas. Si Dios es "de mucho poder" abrirá en este año los "Mares Rojos" que surjan ante ti, hará brotar el agua de la roca, y cerrará la boca de los leones. Abraza a tus amados. Perdona. Pide perdón. Cambia el rumbo de tu propia historia depositando tu confianza en alguien que no puede equivocarse, porque "grande es el Señor nuestro, y de mucho poder, y su entendimiento es infinito".

Alejandro Bullón

martes, 26 de octubre de 2010

150. “En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia.”


“En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia.” Prov. 17:17.

Hoy se celebra en el estado de Veracruz, en México, una fiesta religiosa que reúne multitudes de personas alrededor de las pirámides de El Tajín. La ciudad arqueológica de El Tajín fue descubierta en 1785. Es una ciudad de piedra, bien conservada. En el medio de la ciudad hay un campo de deportes y en los extremos de las pirámides, grabados extraños; donde se observa la decapitación de un deportista. La sangre de la víctima moja la tierra y la fecunda. La sangre de aquel hombre era considerada por la cultura totonaca como un "líquido sagrado" y, según la tradición, el hombre que derramaba su sangre, pasaba a ser un intercesor entre Dios y la humanidad.

Es interesante que, de alguna forma extraña, la esencia del evangelio estuviera entretejida en la tradición de aquel pueblo. Jesús un día vio al ser humano en la angustia y la desesperación, en la eterna condenación. No había salida para el drama humano. "La paga del pecado es muerte", afirma la Escritura.* "Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios".* Tú y yo solo teníamos ante nosotros las sombras de la culpa, el pecado y la muerte. No había en nuestra existencia una sola rendija por donde entrara un poco de luz. Estábamos perdidos. Habíamos llegado al fin.

Entonces apareció en el escenario de la vida nuestro gran Amigo. Aquel que en la angustia se hizo hermano nuestro. Tomó nuestra naturaleza. Se hizo uno de nosotros, nació como un bebé, vivió una vida sin pecado a pesar de ser tentado en todo y, finalmente, murió la muerte de un criminal, clavado en la cruz del Calvario.

Su sangre, derramada gota a gota, no mojó solo la tierra, sino tu vida y mi vida, y con su sacrificio pagó el precio de nuestra deuda, asumió nuestra culpa, aceptó nuestra muerte y nos entregó su salvación.

Por eso, tú no tienes el derecho a sentirte solo, triste y abandonado. Ya no tienes el derecho de sentirte derrotado y condenado a una vida de fracaso. La cruz del Calvario y el decreto de victoria, de libertad y vida son para ti. Ahora, Jesús no es solo tu Amigo, es también tu hermano, capaz de compadecerse del drama que estás viviendo. Sal hoya escalar las montañas de la vida, sabiendo que "en todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia".

Alejandro Bullón

jueves, 21 de octubre de 2010

149. “Jehová está lejos de los impíos; pero él oye la oración de los justos.”


“Jehová está lejos de los impíos; pero él oye la oración de los justos.” Prov. 15:29.
Juana volvía a casa después de una reunión donde me había oído hablar de la existencia, del poder y del amor maravilloso de Dios. Aquella noche, miles de personas fueron tocadas por el Espíritu Santo y muchas de ellas pasaron al frente aceptando a Jesús como su Salvador. Juana no. Era atea, no creía en Dios.
Había ido a aquella reunión solo porque no tuvo el valor de rechazar la invitación de una amiga, a quien le debía algunos favores.

Lo que nadie sabía es que aquella noche Juana había orado a Dios en su corazón. Lo había desafiado. Le dijo que si Dios era poderoso, podría hacer que su esposo, a quien no veía hacía más de 20 años, entrase en contacto con ella y ella creería en él. Cuando abrió la puerta de la casa, el teléfono sonó. Era el esposo. Juana contó este testimonio con lágrimas en los ojos: “Yo sé que para Dios no hay imposibles”, dijo. El Señor siempre escucha la oración del justo, afirma el proverbio de hoy. Siempre, no de vez en cuando. Siempre. No de la manera como tú deseas, pero siempre está listo a responder cuando tú le abres el corazón.

Juana era atea. ¿Responde Dios la oración de alguien que no cree en él? Esas son cosas maravillosas de la fe. Para Dios no cuenta la manera como tú viviste. Para él solo cuenta el momento en que, arrepentido, tú reconoces tu situación y vuelves los ojos al Señor.

“Jehová está lejos de los impíos”, dice la primera parte del texto. Está “lejos”, que en hebreo es ráhoq. En realidad, Dios no es el que está lejos de ellos, sino al revés. Los “impíos” son descritos en la Biblia como aquellos que menosprecian las enseñanzas divinas. Son los que se burlan o viven como si Dios no existiera. Con esa actitud, se apartan del Señor y, cuando en un momento de dificultad piden ayuda —porque hasta los más contumaces ateos claman a Dios en la hora de su muerte—, la oración de esas personas no llega al trono de la gracia. No es el arrepentimiento lo que los lleva a invocar el nombre de Dios. Es el miedo a las consecuencias del mal.

Busca a Jesús en oración. Habla con él. Cuéntale tus luchas y tristezas. Cree que tu oración será respondida, porque “Jehová está lejos de los impíos; pero él oye la oración de los justos”.

miércoles, 20 de octubre de 2010

148. “Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, éste me servirá.”


Mira lo que dice Sal. 101:6. “Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, éste me servirá.”

Martín Lutero decía que el Salmo 101 era un espejo para los magistrados. En este salmo el rey David menciona las características que él deseaba ver en las personas que formaban parte de su reino.

En el versículo 6, que es el texto para nuestra meditación de hoy, el salmista destaca dos características de los futuros herederos del reino: fidelidad y perfección, o rectitud.

Al decir “el que ande en el camino de la perfección”, David muestra que la experiencia de la rectitud, santidad, fidelidad, justicia o como tú quieras llamarla, es una experiencia dinámica. Andar es moverse, es dar un paso después de otro, es avanzar. Nadie anda para atrás, excepto un cangrejo. El crecimiento en Cristo lleva tiempo. El Espíritu Santo necesita un segundo para convertirte, pero una vida para enseñarte a andar. Al comienzo tú caes, resbalas. Con el tiempo y con los dolores, aprendes a ser cuidadoso y vigilante. Caer no hace a nadie un derrotado. Permanecer caído, sí.

Es necesario ejercitar la paciencia. Al comienzo puede darte la impresión de que no avanzas, o que nunca lo conseguirás. En esos momentos, toma el brazo poderoso del Padre y cree en él. Dios nunca te dejará ni te abandonará.

Cuando Dios dice que sus ojos buscarán a los fieles de la tierra, se está refiriendo a todos los sinceros hijos que, reconociendo su fragilidad, lo buscan a fin de recibir de él fuerzas para una vida de victoria. El resultado de esa búsqueda diaria es la rectitud y la fidelidad. No te atrevas a fabricar rectitud. Acéptala gratuitamente de Jesús. Si tú tratas de tener estas características sin la participación directa de Jesús, ciertamente caerás en el terreno del moralismo, alimentado por el orgullo y movido por el egoísmo. El moralismo no es cristianismo, en ningún caso.

Haz de hoy un día de comunión con Jesús. Andando, comprando, vendiendo, trabajando o estudiando. Permite que Jesús participe de tu experiencia. Toma la mano poderosa del Salvador, porque él dice: “Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; el que ande en el camino de la perfección, éste me servirá”.

jueves, 7 de octubre de 2010

147. “Dichosos los que guardan juicio, los que hacen justicia en todo tiempo.”


¿Cómo estás … ? Mira lo que dice Sal 106:3.
“Dichosos los que guardan juicio, los que hacen justicia en todo tiempo.”
Si tú crees que la justicia es simplemente rectitud, que es buen comportamiento; el texto de hoy te llevará a un callejón sin salida. Según el salmista, una manera de ser feliz es tener una conducta coherente y por encima de cualquier sospecha. Pero justicia, en el concepto hebreo, no es tan solo un patrón de comportamiento.
El profeta Jeremías escribió: “Vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra.* El renuevo de justicia que el profeta menciona no es solamente poseedor de justicia. Es la misma justicia. No hay justicia sin Jesús. El es la Justicia.  Por lo tanto, al referirse en el versículo de hoy a aquellos que “hacen justicia”, el salmista está pensando en aquel que vive en Jesús. Practicar es aplicar la teoría repetidamente. La vida del cristiano no es solo teoría. No basta saber que Jesús murió y que la única manera de guardar la rectitud es ir a Jesús. Ese concepto es maravilloso, pero es necesario salir de la teoría e ingresar en el terreno de la práctica. Es necesario andar diariamente con Jesús, la persona Justicia.

David enseña en el salmo de hoy que el secreto de la felicidad es “hacer la justicia”. ¿Cómo puede la práctica de normas, la mayoría de las veces difíciles de ser cumplidas, proporcionar felicidad? No, evidentemente aquí no se habla solo de un código moral, sin vida en sí mismo. Aquí se habla del Señor Jesucristo. El murió en la cruz del Calvario no solo para darnos vida, sino también para dar vida a los mandamientos que los fariseos habían transformado en letra muerta. “Hacer justicia” en el sentido de andar diariamente con Jesús, es una experiencia enriquecedora. Le da sentido a la vida. Le proporciona sabor a los momentos más insulsos de la experiencia humana.

No mires los principios divinos como letra sin vida y prohibiciones míralos como el reflejo del carácter de Jesús y aplícalos a tu vida. Este es el secreto de la felicidad que tú tanto buscas. Esta puede ser la realidad más extraordinaria de tu existencia. Por eso, memoriza el versículo de hoy y repítelo a lo largo del día: “Dichosos los que guardan juicio, los que hacen justicia en todo tiempo”.

Alejandro Bullón

146.“La salvación es de Jehová; sobre tu pueblo sea tu bendición


“La salvación es de Jehová; sobre tu pueblo sea tu bendición.” Sal 3:8 Deberían ser las dos de la madrugada cuando el guía pasó despertando al grupo. Era el gran día. Me había preparado durante varias semanas para aquel momento. Joven todavía, acariciaba en mi corazón el sueño de escalar el monte Sinaí algún día. Y ahora era el momento de hacer mi sueño una realidad.

La reunión inicial fue al pie del monte Horeb. Había mucho movimiento aquella madrugada fría de enero. Los beduinos ofrecían el alquiler de un camello por diez dólares. “¿Para qué?” —pensé— “estoy preparado para llegar a la cima de la montaña sin ayuda”. Pero, la realidad era otra. Una hora más tarde, dolorosamente, descubrí mi incapacidad.
Al comienzo todo marchaba bien. Los camellos subían en zigzag, haciendo un camino más largo; y yo escalaba en línea recta, sacando bastante ventaja al grupo. Algún tiempo después, comencé a sentir los síntomas del cansancio. Miraba hacia arriba y veía cada vez más lejos la silueta del monte recortada contra la luna esplendorosa de aquella madrugada. Mientras tanto, los camellos me iban dejando atrás, uno a uno, transportando al grupo.
Mi situación era deprimente. Con todo, me rehusaba a pedir ayuda. Casi sin fuerzas, me obstinaba en mi escalada solitaria. ¿Qué podía hacer? Tenía que llegar a la cima de la montaña, después de todo, yo era el líder espiritual del grupo. Luché. Me esforcé. Traté de llegar solo, pero no lo conseguí. Sin tuerzas, exhausto y hasta avergonzado, acepté humildemente ser cargado por un camello.

Contemplar el amanecer desde el Sinaí fue una de las experiencias más fascinantes de mi vida. En aquella montaña era donde Dios había escrito los eternos principios de su Ley A lo largo de mi vida había tratado, muchas veces, como en aquella madrugada, de vivir por mí mismo a la altura de esos elevados principios. Cuanto más lo intentaba, tanto más lejos del ideal me veía, hasta que un día, derrotado, exhausto e impotente, entendí que solo podría alcanzar el ideal anhelado con la ayuda del Cristo maravilloso de todos los tiempos. Necesitaba dejarme llevar por él. Sin él no hay cristianismo. Sin él no hay vida, ni justicia, ni santidad.
El esfuerzo humano, la disciplina propia, el autocontrol, son arena movediza, engañosa y traicionera. Solo “la salvación es de Jehová; sobre tu pueblo sea tu bendición”.

Alejandro Bullon

145. “Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.”


No hay nada mejor que empezar el día con un pensamiento bíblico. Escogí hoy Sal 1:3.
“Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.”
¿Quién es él? ¿A quién se está refiriendo David? A todo ser humano le gustaría ser una persona con las características que el salmista describe aquí. Este salmo habla de frutos, de abundancia, de una permanente productividad y de prosperidad.
¿Quién es él? La Biblia, y particularmente los libros de los Salmos y de los Proverbios, enseñan que Dios desea tener hijos que sean prósperos en todas las áreas de la vida. Tú puedes soñar con un casamiento lleno de amor, una carrera profesional de éxito, títulos universitarios, realización personal, equilibrio financiero, hijos prósperos y relaciones enriquecedores. Nada de eso diverge de la vida cristiana. Pero esas cosas no pueden ser el propósito de tu existencia, y sí, el resultado de algo más-profundo.

Si tú haces de la prosperidad la razón de tu vida, podrás llegar al fin de tus días sin nada, o tal vez con algo, pero vacío y frustrado. Tú habrás corrido en la dirección equivocada. La meta estaba en el norte y tú fuiste hacia el sur. En el salmo de hoy, el hombre próspero es comparado con un árbol lleno de frutos. Los frutos abundantes y las hojas verdes de este árbol, son el resultado de estar plantado junto a las corrientes de aguas, pues ellas son su fuente de vida y energía.

Mientras que el humanismo enseña que hay energía y fuerza dentro de ti, el cristianismo enfatiza que tú necesitas buscar esa energía en Jesús, que es la Fuente de vida. Un árbol sin agua muere, o en la mejor de las hipótesis, aparenta estar vivo, pero no da frutos. Hasta las palmeras en el desierto, necesitan profundizar sus raíces en busca de agua. ¿Cómo puede existir una vida de éxito sin Jesús?  Cuando tú emprendes un viaje a través de tu mundo interior, te vas a encontrar con pasajes oscuros que las linternas de tu racionalismo no logran iluminar.

Es algo doloroso, contradictorio y devastador. Pero es real. Es absurdo negar ese hecho. Como también es absurdo pensar que de esa fuente seca puede brotar vida sin la intervención de Alguien que esté por encima del ser humano. ¿Quieres tener éxito en todas las áreas de la vida? Antes de encarar los desafíos de hoy, piensa que solo será realmente feliz aquel que sea “como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará”.

Alejandro Bullón

144. “El corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los huesos.”


Prov. 14:30 dice:
“El corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los huesos.”
La palabra envidia, en hebrero quinah, significa literalmente ambición desmedida. En el concepto bíblico, es una enfermedad del alma. Salomón la llama “carcoma de los huesos”. Carcomer es roer, consumir, corroer, apolillar. La carcoma pudre lentamente lo que toca. Tú no te das cuenta. Cuando abres los ojos, todo está descompuesto.
San Juan Crisóstomo acostumbraba decir: “De la misma forma que la polilla destruye mi ropa, así la envidia consume la vida”. La envidia duele no por lo que te falta a ti, sino por lo que los otros tienen. Nace la comparación. Lo que tortura al envidioso es la idea absurda de que los otros son más felices que él. El apóstol San Pablo dice a los corintios: “Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son juiciosos”.*

La insensatez es contraria a la sabiduría. Es irracionalidad, pero controla la vida de mucha gente. Domina y subyuga las emociones, al punto de incapacitar para la felicidad. Una persona envidiosa sufre en el silencio del corazón, agoniza por dentro, llora a escondidas.

Como toda enfermedad, la envidia tiene remedio. Siendo una enfermedad del alma, es evidente que su cura, más que mental o emocional, es espiritual. Cuando tú vas a Jesús y le abres tu corazón, el Señor abre tus ojos para que veas una nueva dimensión de la vida. Tú ves los desafíos, las metas, las montañas altas a escalar. No pierdas el tiempo mirando a los costados. Tu lucha no es contra los otros. Es contra ti mismo. El éxito de los otros, ya no te duele. Estás listo para volar por el azul infinito de la felicidad.

Tú y yo tenemos una larga jornada de crecimiento interior, pero no estamos solos. No te atrevas a comenzar el proceso de recuperación solo. Si lo haces, corres el riesgo de terminar en el desierto del cinismo espiritual.
Abre tus ojos y contempla el sol y la vida. Observa las maravillas de la creación. Tú eres parte de esa maravilla. El blanco de tu vida no es llegar a donde los otros llegan, sino alcanzar el plan divino para ti. Sé feliz, porque: “El corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los huesos”.

Alejandro Bullón

143. “Alabad a Jehová, invocad su nombre; dad a conocer sus obras en los pueblos.”

Mira… ! Lo mejor que puedes hacer es empezar el día meditando en Sal 105:1.
“Alabad a Jehová, invocad su nombre; dad a conocer sus obras en los pueblos.” Alguien me hizo una pregunta extraña: “Yo sé que debo orar y meditar en la Palabra de Dios todos los días, porque esa es la manera de mantener la relación con Jesús, pero conmigo no resulta. Muchas veces me propuse separar un tiempo diario para Jesús, pero a los pocos días, mis determinaciones desaparecieron. ¿Qué es lo que me pasa? ¿Por qué no puedo ser constante en mi vida devocional?”
El salmista responde a esa pregunta. Para que la vida devocional del cristiano sea una experiencia duradera, debe incluir tres cosas: Alabar, invocar y dar a conocer los actos de Dios. Este tercer elemento es el “conservante” de la vida devocional.
Si tú limitas tu devoción diaria a orar y estudiar la Biblia , en poco tiempo perderás la motivación. Lo que sostiene el deseo de buscar diariamente a Jesús es “dar a conocer sus obras en los pueblos”.

Cualquier verdad aprendida y no transmitida, desaparece en poco tiempo. Pero, cuando tú le cuentas a alguien lo que Jesús hace diariamente en tu favor, tu experiencia cristiana se profundiza y tú sientes deseos de continuar buscando a Jesús en oración a través del estudio de las Sagradas Escrituras.

La testificación diaria no es una opción, es el único camino para continuar creciendo en la experiencia espiritual. Cuando Jesús le dejó a sus discípulos la misión de predicar el evangelio, no fue porque él no pudiera hacerlo de otras maneras, sino que somos nosotros, los seres humanos, los que necesitamos “dar a conocer sus obras en los pueblos” para que no se pierda el recuerdo del pasado. Esas obras, esos hechos de Dios, se vuelven vida cuando son contados a otros.

No te quedes callado hoy. Cuéntale a otros las cosas maravillosas que Jesús hizo por ti. Verás que, además de afirmar esas verdades en tu vida, tú te olvidarás de las tristezas, dificultades y pruebas que estaban distrayendo tu atención. Sigue e1 consejo del salmista: “Alabad a Jehová, invocad su nombre; dad a conocer sus obras en los pueblos”.

Alejandro Bullón

142. “Jehová será refugio al pobre, refugio para el tiempo de angustia.”


Sal 9:9. “Jehová será refugio al pobre, refugio para el tiempo de angustia.” Viste alguna vez un ratoncito desesperado, huyendo del gato? Aquel , escondrijo donde el ratoncito consigue meterse y ponerse a salvo de su predador es la figura exacta para definir lo que es un refugio. Eso es justamente lo que el Señor será para aquellos que en él confían.
Tú habrás percibido que en el texto de hoy aparece dos veces la palabra refugio. En español no es posible ver la diferencia entre una y otra, pero en el original hebreo hay una ligera variación de la palabra. La primera vez se da a entender que es un refugio alto, donde nadie puede alcanzarte.
En la segunda, la variante añade la idea de un refugio fuerte, que nadie puede destruir.
¿No es maravilloso? En este mundo en que tú vives rodeado de peligros constantes, en las calles, en el trabajo, en las más diversas circunstancias, acusado por enemigos sin rostro que están siempre dispuestos a destruir tu vida y herir a las personas que tú amas. En esta vida competitiva, donde no siempre los más capaces vencen, sino a veces los más desleales. ¿No te parece que es maravilloso saber que el Señor es un refugio alto y fuerte hacia donde tú puedes correr agotado para encontrar seguridad y consuelo?

El texto de hoy habla de la tribulación y del pobre, del oprimido. Literalmente “el tiempo de angustia” significa “tiempos de dificultades” y “pobres” significa humildes. Dios está hablando aquí de personas que por ser mansas, por buscar la paz, por querer el bien de los demás, guardan silencio y aceptan el dolor y, en consecuencia, pasan por tiempos difíciles, esperando que Dios se manifieste en algún momento. Y Dios se manifiesta. «No se adormecerá ni dormirá, el que guarda a Israel”.*

En esas horas dolorosas y amargas, cuando el mundo parece no comprenderte, corre a tu refugio y habla con tu Padre que todo lo ve y que es capaz de entender las aflicciones de tu alma.
No salgas hoy a las luchas y desafíos que en el camino te esperan sin tener la seguridad del compañerismo de Jesús y, no importa cuán oscuro parezca el horizonte o cuán escabroso el camino se presente, recuerda a lo largo del día que “Jehová será refugio al pobre, refugio para el tiempo de angustia”.
*Salmo 121:4.

Alejandro Bullón

141. “Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; mas el hombre entendido lo alcanzará.”


Prov. 20:5. “Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; mas el hombre entendido lo alcanzará.” La nota era simple y al punto "Me voy porque ni yo me comprendo. Mi corazón es un mar de confusiones". La familia lloró. Fue un golpe imprevisto. Según las personas más cercanas, nadie se imaginaría que aquel joven, aparentemente alegre y feliz, que la noche anterior participaba de una fiesta de cumpleaños, estaría pensando en suicidarse.

Evidentemente, los propósitos del corazón de aquel joven eran "aguas profundas". El profeta Jeremías, dice: "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?"* El profeta estaba describiendo el corazón de todos los seres humanos en su estado natural.

"Nunca podría imaginar que el hombre a quien le confié la vida y con el cual me casé, sería capaz de cometer semejante monstruosidad", dijo llorando una madre, al descubrir que su esposo había abusado de su propia hija. ¿Cómo explicar el hecho de que personas comprometidas con la religión estén envueltas en escándalos sexuales? ¿Cómo entender que un ser humano racional promueva actos de violencia que los animales serían incapaces de cometer? Engañoso e incomprensible es el corazón humano. Su tendencia es el mal.
Pero hay una promesa: "Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios".**

El versículo de hoy dice que el hombre inteligente sabe descubrir los propósitos misteriosos del corazón natural. ¿Cómo lo hace? Cuando tú buscas la Palabra de Dios, descubres la naturaleza real de tu corazón, entonces muchas cosas que no entendías acerca de tus propias incoherencias, comienzan a tener sentido. Tú percibes que tu conducta no necesita tan solo una nueva orientación, sino que lo que tu corazón anhela es ser transformado, para que en lugar de ser un pozo de aguas oscuras, te transformes en un manantial de agua pura. Jesús está listo para realizar ese milagro en tu vida. No olvides: "Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; mas el hombre entendido lo alcanzará".

Alejandro Bullón
*Eze. 11:19,20,
**Jer. 19:9.

140. “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?”


Sal. 24:3. “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?”  El drama que Rudy vivía es el drama de muchos cristianos. Sabía todo lo —'que debía hacer y conocía también lo que no debía hacer. Su tragedia consistía en el hecho de que no lograba vivir a la altura de los principios que conocía, por más que se esforzaba en hacerlo. Últimamente había llegado a la conclusión de que era "imposible" vivir la vida cristiana.

El Salmo 24, del cual sacamos el texto de hoy, era cantado antifonalmente mientras el arca era llevada a Jerusalén. Los sacerdotes preguntaban cantando: "¿Quién subirá al monte de Jehová?" Y el coro respondía con el versículo siguiente: "El limpio de manos y puro de corazón". Aunque el "monte de Jehová" en aquel tiempo era Sión, simboliza sin duda alguna al cielo, y en este sentido, sería: "¿Quién subirá al cielo con Jesús para permanecer eternamente en la presencia del Padre?" La respuesta es un requisito imposible de ser cumplido desde la perspectiva puramente humana: "El limpio de manos y puro de corazón". Tú puedes limpiar tu cuerpo, lavar tu ropa, desinfectar tu piel, ¿pero el corazón? En cierta ocasión, Dios afirmó a través de Jeremías: "Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor".*

Nadie en este mundo, puede purificar el corazón y las intenciones íntimas. La cultura y la educación humanas pueden ayudarnos a disfrazar, a aparentar y a disimular los deseos ocultos, pueden refinar nuestras actitudes externas, pero no pueden purificar el corazón. En la presencia del Señor solo permanecerán los limpios de corazón y solo subirán al santo monte los puros en la intimidad de sus intenciones.

Cuando Jesús le habló a sus discípulos acerca de las mansiones celestiales que iría a preparar, Tomás preguntó ansioso: "¿Cómo podemos saber el camino?" La respuesta del Maestro fue: "Yo soy el camino... nadie viene al Padre sino por mí".** Solo Dios nos califica para entrar en la presencia del Padre. Todo lo que tú y yo necesitamos hacer, es ir a Jesús y vivir en comunión con él. Por eso, ante la pregunta: "¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo?" responde: "Por la gracia de Jesús y en su nombre, espero estar allí".

* Jer. 2:22.
** Juan 14:5, 6.

Alejandro Bullón

139. “La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba.”


Escogí hoy Prov. 14:1.
“La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba.”
La Navidad es un tiempo de luces, alegría y color. He visto arreglos navideños deslumbrantes. Nueva York es una de las ciudades que cambia el rostro en la época de Navidad. Da la impresión de ser una ciudad invadida por luces mágicas. En Riverside, California, el hogar de Jorge y Lina, también es un espectáculo deslumbrante cada mes de diciembre. Lina tiene un don especial y un gusto excelente. Adorna el interior de su casa de modo que los sueños de cualquier niño se hagan realidad. Lina es una mujer que "edifica su casa.
Las dos palabras clave del texto de hoy son: "edificar" y "derribar". Es fácil derribar. Basta tomar una maza y golpear. Difícil es edificar: requiere paciencia, tiempo y perseverancia. Jorge y Lina cuentan que decorar la casa les lleva un mes de trabajo. Jorge se encarga de colocar las luces exteriores y Lina cuida del interior. Desmontar luego todo les lleva apenas tres o cuatro días. La vida es el desafío de levantar una bella construcción. Nada sucede por casualidad. Es necesario prestar atención a los mínimos detalles. Muchas personas esconden su vida, sin alegría ni color, detrás de la palabra "destino", pero el destino no es un asunto de simple oportunidad o suerte, sino de elección. Una casa lista no es algo que se consigue apenas esperando, es preciso trabajar.

Es interesante que el autor del proverbio de hoy destaca la expresión "Con sus manos". Nadie tiene la culpa de la derrota, a no ser el propio derrotado. La responsabilidad es personal. Dios te da los recursos, pero tú eres quien edifica o derriba. En el largo camino de la edificación de una casa, puede haber momentos de desánimo y cansancio. Puede haber pequeñas frustraciones; muchas veces tú puedes tener la impresión de que la meta está todavía muy distante, pero ninguna derrota llega solo porque algo no funcionó, sino porque tú desistes y abandonas.

Hoy es un nuevo día en la historia de este mundo, y puede ser también un nuevo día en tu experiencia personal. No desistas. La edificación de la vida no es un evento, sino un proceso. Poco a poco, paso a paso, con los ojos fijos en Dios y las manos en el trabajo, tú verás finalmente tus obras terminadas, deslumbrantes y bonitas. No olvides: "La mujer sabia edifica la casa; mas la necia con sus manos la derriba".

Alejandro Bullón

138. “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo.”


Prov. 19:18 dice:
“Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo.” El texto original hebreo no menciona la posibilidad de castigar el hijo al punto de matarlo. Al contrario, el mensaje es: “castiga a tu hijo mientras hay esperanzas, porque si no lo haces serás responsable por su muerte”. El verbo castigar, en hebreo yassér, incluye tanto la idea de instrucción como de reprensión. Mediante la instrucción tú plantas la semilla del conocimiento en la vida de tu hijo. A través de la reprensión, quitas las hierbas malas que aparecen espontáneamente.

Enseñar es una experiencia fascinante. En las últimas vacaciones viajé acompañado de mi nietita de un año y medio. Era impresionante verla repitiendo las palabras. Los tíos trataban de enseñarle algo nuevo, y ella se mostraba ávida de aprender. Personalmente me gusta enseñar. Es como si uno se dividiera en mil pedacitos para vivir en el corazón de las otras personas. Pero enseñar es tan solo la mitad del proceso educativo. La otra mitad, tan importante como la primera, es la reprensión, o el castigo, como lo llama la Biblia. Aquí no se habla necesariamente del castigo físico, aunque desde el punto de vista bíblico, tenga lugar en la educación. La idea del texto es llamar al niño al buen camino cuando, llevado por los instintos, se acerca peligrosamente al precipicio.

La tendencia moderna de excluir el castigo en la formación del niño es temeraria y puede ser fatal. ¿Qué harías tú si tu hijito se acercara al abismo? Dialogarías, ¿verdad? Correcto. Pero, ¿y si insiste? Continuarías dialogando. Muy bien. ¿Y si él continuara insistiendo en acercarse al precipicio? ¿Lo sacarías de allí? La vida está llena de precipicios y abismos morales, que no son solamente peligros físicos. Son peligros que tienen consecuencias eternas.

Por tanto, no te mantengas en silencio, no falles, no dejes de cumplir con tu deber. Disciplina, instruye y reprende. Muestra el camino y llama la atención cuando sea necesario. No es suficiente con ser padre. Tienes que disciplinar. Disciplinar es amar. Corregir es ser responsable. En esa tarea tú no estás solo. El Dios que te dio a tus hijos como un regalo de amor, sabrá orientarte en la educación de los mismos.  Que Dios te bendiga, y recuerda: “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo”.

Alejandro Bullón

137. “El simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus pasos.”


“El simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus pasos.” Prov. 14:15.
La noticia explotó como una bomba entre los habitantes del barrio de la Móca , en la zona este de San Pablo. La amistad entre Mario y Ricardo terminó en muerte y nadie entendía nada de nada. Mario no huyó, ni trató de dar explicaciones. Con las manos ensangrentadas y la cabeza baja, simplemente lloraba ante el cuerpo inerte de Ricardo, su concuñado y mejor amigo.
Ambos habían crecido juntos. Vivían en la misma casa y se casaron con las dos hijas de José, el vecino de enfrente. Su amistad era de aquellas que nadie imaginaría que un día pudiese acabar.
En la comisaría, Mario confesó que había matado al amigo porque alguien le había dicho que la esposa lo estaba traicionando con su mejor amigo. Las investigaciones posteriores demostraron que Mario se dejó llevar por los chismes. Obró como obra un “simple”. No se detuvo a pensar, no preguntó, no esperó, ni “miró bien sus pasos”. Permitió que el instinto tomara el control de sus acciones.

La raíz de la palabra hebrea traducida aquí como “simple”, significa inexperto. A diferencia del cinismo o de la perversión, la simplicidad es una etapa del crecimiento. Todos pasamos por ella. Ser simple, no significa ser malo, porque se está pasando por un período de madurez. Lo que está mal es permanecer en ese estado.
La vida está llena de sueños destruidos, hogares deshechos, amistades rotas, corazones heridos y emprendimientos quebrados prematuramente, porque el ser humano obra “por impulso”, “en un momento de locura”. ¿No son esas las explicaciones que damos después de obrar sin pensar?
Debo analizar mi propia historia de hoy. ¿Alguna vez actué movido por el impulso? Necesito responder para mí, y no para los otros. No tengo porqué proteger mi imagen, porque nadie me está viendo. Me veo en ci espejo de mis recuerdos ¿y qué veo? Eso no importa, porque hay esperanza y la esperanza es Jesús.
Para salir del estado de simplicidad es necesario tomar la decisión de cambiar y, enseguida, buscar la fuente de la sabiduría que es Dios. Piensa en lo que vas a hacer hoy, con relación a tu hijo, a tu cónyuge o a tu compañero de trabajo, y recuerda: “El simple todo lo cree; mas el avisado mira bien sus pasos”.

Alejandro Bullón

136. “Corona de honra es la vejez que se baila en el camino de justicia


“Corona de honra es la vejez que se baila en el camino de justicia.” Prov. 16:31.
En la vejez hay sabiduría” acostumbraban a decir las personas cuando yo era niño. Esa frase era la deducción lógica de que, cuanto más se vive, más se aprende. Se busca el consejo de las personas más ancianas. En los tiempos bíblicos, los reyes se rodeaban de consejeros, todos hombres de edad. Pero en el libro de Proverbios la sabiduría no es patrimonio solamente de los ancianos. Es verdad que una persona que vivió mucho pasó por experiencias que deben haberle enseñado algo, pero no siempre es así, porque la experiencia no es simplemente lo que le pasa a un hombre, sino lo que ese hombre hace con lo que le pasa.

La declaración bíblica de hoy es contundente. “Corona de honra es la vejez”. Quiere decir que haber vivido tanto, además de ser una bendición, es un privilegio. Si tú has vivido bastante, tienes un capital valioso, una riqueza extraordinaria de vivencias, una acumulación fabulosa de conocimiento, pero ¿es eso suficiente?
Desde el punto de vista bíblico, todo eso tiene valor si la persona anciana “se halla en el camino de justicia”. Sin el temor de Dios, tú acumulas años con el tiempo, y tal vez conocimiento, pero no sabiduría. Conozco jóvenes con una sabiduría asombrosa, y ancianos que hasta el último día de la vida viven cometiendo un error tras

Errar no siempre es falta de sabiduría. Es parte del proceso a través del cual Dios permite que el ser humano crezca. La persona que no comete errores es porque generalmente no hace nada. Solo quien vive con Jesús tiene la capacidad de capitalizar el error, de aprender, crecer y madurar con él. Si tú ya viviste mucho y estás hoy físicamente incapacitado de andar, no permitas que el sentimiento de inutilidad se apodere de tu corazón. Las canas de tu cabeza o la ausencia de cabello que el tiempo llevó, son demostración de la corona de sabiduría que tú has recibido, si es que Jesús forma parte de tu vida.

¡Ah, Señor! ¡Ayúdame a envejecer sabiamente, a aprender de las derrotas y de las victorias, de los errores y de los aciertos, para ser un consejero útil a los más jóvenes! Porque “corona de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia”.


Alejandro Bullon

135. “Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la ley es bienaventurado.”


“Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la ley es bienaventurado.” Prov. 29:18
La palabra “profecía” en el original hebreo es chazón, que puede ser traducida como visión, pero que significa específicamente “revelación o instrucción de Dios”. En este contexto, sin la instrucción divina, el pueblo está condenado a una vida de fracaso y deteriorización.

Cada vez que tú compras un aparato eléctrico, recibes un manual de instrucciones. Si tú quieres que el aparato dure y produzca al máximo, tienes que seguir el manual. Pero si no lees las instrucciones, y lo enchufas sin prestar atención a las indicaciones, el resultado será desastroso. Tú habrás perdido tiempo, dinero y paciencia. El ser humano no es un aparato, es una persona. No tiene un fabricante, tiene un Creador. Ese Creador dejó un manual de instrucciones para que la criatura fuese feliz, próspera y realizada. La razón por la cual muchos son desdichados y fracasan en sus relaciones, en la vida financiera, profesional y familiar, es sencillamente porque ignoraron las instrucciones divinas. Viven la vida de cualquier manera, esperando que resulte bien. Tú puedes incluso conseguir dinero, poder y fama, pero la vida no es plena, por lo menos, no como Dios la planeó.

¿Por qué es tan difícil para el ser humano seguir las instrucciones de Dios? Por causa de su naturaleza. Desde pequeño, el ser humano se encapricha en vivir solo. Suelta el brazo del padre, se golpea la cabeza en la esquina de la mesa, quiere comer sin ayuda de la madre, y mete la cuchara por los ojos y por la nariz. A pesar de sus derrotas constantes, si el espíritu de independencia está presente en su comportamiento a lo largo de la vida.

Cuando crece, las consecuencias de vivir ignorando las instrucciones de Dios, no son tan simples como golpearse la cabeza y llorar. Son dolorosas y trágicas: derrota, frustración, vacío y muchas veces, la muerte.
Dios quiere que tú seas feliz. El te creó con un propósito maravilloso. Aunque en este instante tú estés enfrentando el mayor drama de tu vida, el plan divino para ti continúa intacto. Por eso, hoy, antes de salir a enfrentar los desafíos de la vida, detente, medita y recuerda: “Sin profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la ley es bienaventurado”.

Alejandro Bullon

134. "En la multitud del pueblo está la gloria del rey; y en la falta de pueblo la debilidad del príncipe.” Prov. 14:28


Todos, lo queramos o no, de una forma u otra somos líderes. En la empresa, en la familia, en el colegio, en el vecindario. Elegidos o no, nuestra vida es el permanente ejercicio de la influencia.

En el texto de hoy, Salomón nos lleva a pensar en la importancia de las personas con las cuales nos relacionamos todos los días. “En la multitud del pueblo está la gloria del rey”, afirma él. Tú eres el rey. Tu felicidad dependerá, en parte, de las sabias relaciones que establezcas con las personas que te rodean.
¿Cómo ejercer una influencia positiva en las demás personas? En primer lugar, conócete a ti mismo. Y para saber quién eres, necesitas primero saber quién es Dios. ¿Cómo puedes ir a algún lugar, sin saber dónde estás? Muchos dolores que el hombre causa son porque e1 ser humano no tiene una idea correcta de los límites de su humanidad. Si tú no eres Dios y tratas de actuar como si lo fueses, te vas a frustrar. Por tanto, conoce quién eres tú.

En segundo lugar, ama a las personas y percibe su amor. Ellas solo seguirán a una persona amada. Si tú no eres amado y obligas a las personas a seguirte, no eres un líder, eres un dictador. Nadie lidera a nadie “golpeándolo”. Eso es abuso, no es liderazgo. El líder no demanda respeto, administra el respeto que los otros le dan voluntariamente.

Si tú quieres ser victorioso y feliz en la vida, no menosprecies la importancia de las otras personas, por insignificantes que te parezcan. «En la falta de pueblo está la debilidad del príncipe”, dice la segunda parte del consejo bíblico de hoy. Una persona sabia no impone su punto de vista a cualquier precio. Si fuese así, solo podría dirigirse a sí mismo. Cuando tú lideras a otros seres humanos, tienes que salir del “yo pienso que”, en dirección al “nosotros pensamos que”.

Haz de hoy un día de influencia consciente. Ama a las personas. Trata de comprenderlas. Concédeles una segunda oportunidad. Inspíralos. Depende de Jesús y recuerda: “En la multitud del pueblo está la gloria del rey; y en la falta de pueblo la debilidad de un príncipe”.

Alejandro Bullon

133. “No tengas pleito con nadie sin razón, si no te han hecho agravio.”


“No tengas pleito con nadie sin razón, si no te han hecho agravio.” Prov. 3:30
El león dormía tranquilamente y la comadreja fue a importunarlo: “Pelea conmigo, león cobarde. Dices que eres el rey de los animales pero tienes miedo de una simple comadreja”, lo provocó el animalito atrevido. “Si yo peleo contra ti, y por una de esas casualidades de la vida, tú me vences, mañana todos los diarios publicarán la noticia: La comadreja venció al león”, le respondió el rey de los animales, “pero si yo te venzo, y con seguridad te voy a vencer, no habrá ninguna noticia y lo que es peor, yo quedaré oliendo mal durante un mes”.

Esta fábula, por más graciosa que parezca, contiene una lección que Salomón nos quiere enseñar. “No tengas pleito con nadie sin razón”. ¿Cuál es el mérito de pelear por cualquier motivo? Un sin número de muertes ocurre todos los años porque alguien se creyó en el derecho de “no tragar las ofensas”. El otro día, dos automovilistas comenzaron a discutir porque uno pensó que el otro lo había sobrepasado peligrosamente. Resultado: Uno de ellos sacó un revólver y mató al otro a sangre fría. Uno fue a parar al cementerio y el otro a la cárcel.

¿Podría haber sido evitado un acto necio como aquel? ¿Qué gran causa defendían los dos con aquella discusión? Si tú revisas los incidentes de tu propia vida, percibirás que la mayoría de las discusiones podrían haber sido evitadas. Pero si tú evitas siempre las discusiones, ¿los otros no se aprovecharán de ti? Es posible que sí. Solo que el consejo bíblico es evitar los pleitos “sin razón”, porque cuando está en juego una buena causa, nadie debe temer entrar en la lucha.

La sabiduría es saber identificar una “buena causa”. Hay personas que creen que discutir porque el otro hizo una maniobra brusca en la carretera es una buena causa, o que silos canarios del vecino se despiertan muy temprano es una causa digna de intercambiar improperios y acabar a golpes de puño. Si tú separas todos los días un tiempo para conversar con Dios y meditar en su Palabra, con toda seguridad el Señor abrirá tus ojos y tu mente para saber distinguir la buena causa de aquella que es insignificante.

Haz de hoy un día de relaciones edificantes. Extiende la mano al necesitado. Sonríe al triste, anima al desanimado. Comienza con aquellos que están cerca tuyo y recuerda: “No tengas pleito con nadie sin razón, si no te han hecho agravio”.


Alejandro Bullon

132. “Mejor es encontrarse con una osa a la cual le han robado sus cachorros, que con un fatuo en su necedad.”


“Mejor es encontrarse con una osa a la cual le han robado sus cachorros, que con un fatuo en su necedad.” Prov. 17:12. Fue llevado preso por matar con un tiro de escopeta al hijo del vecino. El muchacho estaba jugando y había dejado la pelota caer en el jardín del hombre, arruinando sus preciadas orquídeas. Al ser interrogado por la Policía , el asesino declaró que estaba harto del desorden. El vecindario quedó aturdido.

El versículo de hoy habla del peligro que el insensato presenta. Salomón afirma: “Mejor es encontrarse con una osa a la cual le han robado sus cachorros”. En las tierras de Palestina no había mejor figura para referirse a una situación peligrosa. Encontrarse con una osa que hubiese perdido ios cachorros sería fatal. El texto de hoy compara al insensato con este animal salvaje.

La irracionalidad se posesiona del corazón del insensato en la hora de la rabia. La cultura, la posición social, la formación académica o la religión son incapaces de hacerlo entrar en razón. Los corazones impulsivos son víctimas de los instintos alimentados por el orgullo herido.

Si tú eres un hombre sabio, no discutas con un tonto. Ceder el paso en el tránsito, callar ante las provocaciones, guardar silencio ante los insultos no es señal de cobardía, sino de prudencia. Perdí un colega porque un día se paró en medio del tránsito para pedirle explicaciones a alguien que había hecho una maniobra peligrosa. El otro automovilista tomó el revólver, disparó y huyó. El saldo fue una familia triste y desamparada. Ningún tipo de injusticia justifica dialogar con un insensato. El tonto es tonto porque carece del temor de Dios. ¿A qué tipo de entendimiento puedes llegar tú discutiendo con una persona dominada por la rabia y en cuya vida Dios nada significa?

Dios está siempre listo para protegerte. La mejor manera de hacerlo no es colocar su mano poderosa para que la bala no te toque, sino dándote prudencia para huir de la “osa que perdió sus cachorros” y que no mide consecuencias. Cualquier día puedes ser víctima de la violencia. Transita por los lugares menos peligrosos. Evita las provocaciones, sé humilde y sabio, porque: “Mejor es encontrarse con una osa a la cual le han robado sus cachorros, que con un fatuo en su necedad”.

Alejandro Bullon

131. Gloria y hermosura es su obra, y su justicia permanece para siempre.” Sal 111:3


Gloria y hermosura es su obra, y su justicia permanece para siempre.” Sal 111:3
De qué obras habla el salmo? El contexto da a entender que el salmista está hablando aquí de dos extraordinarias obras de Dios. La creación y la redención. Sus obras son prueba contundente de su existencia. Tú no te atreverías a pensar que la sofisticada computadora portátil vino a existir como fruto de la evolución. Tiene que haber un fabricante por detrás de todo. ¿Cómo es posible, entonces, pensar que el cuerpo humano y los misterios de la naturaleza aparecieron en el universo por azar?
Si la computadora es la prueba de la existencia de un entendido en informática, la creación es también la prueba de un Creador. No somos fruto de la casualidad. Sabemos de dónde venimos y, en consecuencia, la vida tiene sentido. La Biblia enseña que cuando la obra maravillosa de la creación estaba concluida, vino el enemigo y echó a perder todo. Al introducir él la mancha del pecado condenó a la creación a su autodestrucción. El ser humano se iría deteriorando, consumido por su propio egoísmo y arrastraría a la naturaleza entera.

Entonces apareció nuevamente la mano misericordiosa de Dios. Nada está condenado, aunque el enemigo intente desfigurar sus planes divinos. El plan de la redención es el programa de restauración de un mundo perdido. Es como si el artista reconstruyese una pintura famosa, deteriorada por las inclemencias del tiempo y del abandono.

Hoy Dios está en su trono. Continúa en el control del universo y de las vidas. Nada sucede sin su consentimiento, a pesar de que muchas veces podemos pensar que el enemigo asumió el control de la vida.
Según el salmista, la justicia es la base del trono desde el cual Dios gobierna el universo. Las vestiduras divinas son su gloria y su majestad. Dios es excelso y grande. No conoce imposibles.

¿Cómo puedes tú pensar que la circunstancia difícil que enfrentas hoy no tiene solución? Mira las obras de Dios. Esas obras pueden ser realidad en tu experiencia, si, como hijo indefenso, corres a los brazos protectores del Padre, porque: “Gloria y hermosura es su obra, y su justicia permanece para siempre”.

Alejandro Bullon

130. “Contentamiento es a los hombres hacer misericordia; pero mejor es el pobre que el mentiroso.”


Lo mejor que puedes hacer es empezar el día meditando en Prov. 19:22.
“Contentamiento es a los hombres hacer misericordia; pero mejor es el pobre que el mentiroso.” Conozco personas en las cuales puedo confiar con los ojos cerrados. La vida me puso en contacto con personas cuya palabra vale mucho más que un contrato firmado. La Biblia se refiere a esas personas como hesed, que significa leal, veraz y misericordioso. ¿Qué tiene que ver la fidelidad con la misericordia? ¿Por qué ambas palabras se usan en hebreo como si fueran sinónimas? Desde el punto de vista divino, el respeto por la palabra dada, la fidelidad a aquello que tú dices, es una expresión de amor.

¿Es posible respetar la palabra empeñada sin tener el temor de Dios en el corazón? Sí, lo es; basta con ser una persona responsable. Pero con Dios las cosas no pueden ser apenas fruto del deber, sino del amor. El deber te lleva simplemente a ser un buen ciudadano, pero no te brinda felicidad. El amor funciona de manera diferente. Hace de ti una persona feliz y, en consecuencia, acabas siendo buen ciudadano. En el texto de hoy se contrasta al hombre fiel con el mentiroso. Salomón afirma que es mejor ser pobre que ser un hombre en quien nadie confía.

En los círculos de liderazgo y administración se habla mucho de credibilidad. Decir que tú crees en principios, es una cosa. Vivir esos principios, es algo diferente. Las personas no creen tanto en lo que tú dices, sino en lo que haces en relación a lo que dices. La persona que está llena del amor de Jesús querrá ver a otras personas felices y cumplirá con ellas la palabra empeñada. El resultado será la credibilidad. Las personas confiarán en ti, te amarán y te seguirán. Ahora tiene sentido el versículo "lo que torna agradable a un hombre es su misericordia", o su fidelidad.

Haz de este día un día, no solo de palabras, sino de acciones. Transforma valores en realizaciones, sueños en realidades, obstáculos en cambios de rumbo, riesgo en recompensa. Tú puedes, porque en esta lucha todo el poder de Dios está a tu disposición. Es solo ir a Jesús en actitud humilde y suplicarle que haga lo que tú no puedes hacer solo.

Comienza por tu casa, con tus hijos. ¿Les prometiste algo que no cumpliste? Los valores no se enseñan con palabras, se transmiten con el ejemplo. "Lo que hace agradable al hombre es su misericordia, el pobre es preferible al?mentiroso".

Alejandro Bullon

129. “¡Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?”


“¡Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?” Sal. 13:1.
La pregunta de David es una pregunta que nos hacemos a menudo, en tiempos de dificultad. El salmista se hizo esta pregunta seis veces. Hasta los mártires del evangelio preguntaron: "¿Hasta cuándo, Señor?"*

Sé que hay momentos tan oscuros en la vida que, humanamente, sentimos que Dios se olvidó de nosotros. David pasó por muchos momentos así. Cuando escribió este salmo, estaba huyendo de Saúl. Eran tiempos difíciles. Un día hasta llegó a decir que estaba a "un paso de la muerte".**
¿De quién estás huyendo hoy? ¿Qué problema tratas de olvidar? ¿Qué tipo de presiones enfrentas? Por ventura, ¿ya pensaste que la única salida podría ser abandonar todo y desaparecer? ¿Miras a tu alrededor y no ves luz? ¿Clamas y da la impresión de que Dios no responde?

Todos los días necesitamos aprender a lidiar con los sentimientos. Los sentimientos, a menudo son traicioneros. Cuando estamos bien, nos hacen sentir que estamos mal, y viceversa. Distorsionan la realidad. Ponen una venda en nuestros ojos y nos impiden ver la mano poderosa de Dios. El otro día mi esposa y yo volamos de Charlotte a San Luis, en los Estados Unidos. El cielo estaba oscuro y llovía bastante. Cuando la aeronave comenzó a ganar altura, vimos algo que nos enseñó una gran lección. El avión se sacudió al atravesar las nubes, pero en pocos minutos volaba en un cielo azul y calmo, donde el sol brillaba en todo su esplendor.

¡Ah! Amigo mío, puede ser que en este momento tu vida parezca estar rodeada de nubes oscuras, pero no olvides que por encima de ellas, brilla el sol. No hay nubes, ni tempestad capaz de apagar el sol. Por tanto, no te desesperes. Si Dios, en su infinita sabiduría permite que tú vivas el momento que estás viviendo, es porque tiene algo mejor para ti. Espera un poco y el sol brillará de nuevo. Dios no se olvidó de ti. El no cabecea ni duerme, siempre está vigilante. Por tanto, no te preguntes como David: "¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?"

'Apoc. 6:10. ** 1 Sam. 20:3.

Alejandro Bullon