Los ministros del Evangelio, como mensajeros de Dios a sus semejantes, no deben nunca perder de vista su misión ni sus responsabilidades. Si pierden su conexión con el cielo, están en mayor peligro que los demás, y pueden ejercer mayor influencia para mal. Satanás los vigila constantemente, esperando que se manifieste alguna debilidad, por medio de la cual pueda atacarlos con éxito. OE17
jueves, 11 de noviembre de 2010
152. “Más preciosa es que las piedras preciosas; y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.”
Buenos días…! hoy es un nuevo día y el texto para tu inspiración es: “Más preciosa es que las piedras preciosas; y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.” Prov. 3:15. Imagina la escena. Una mañana, mientras te diriges al trabajo, ves en la carretera a una anciana haciendo dedo. Por las ropas que viste, la mujer es pobre y por el aspecto del rostro se está sintiendo mal. Tienes prisa, sin embargo, tu corazón habla más alto y detienes tu vehículo. Ella te pide que la dejes en el hospital más cercano. Te das cuenta que ella está muy mal y aceleras a fondo. Durante el corto viaje, inadvertidamente, ella mete un papel en tu bolsillo. Al llegar al hospital, la anciana muere. A la noche, en casa, encuentras el papel, que dice: "Soy una mujer solitaria, el único hijo que tuve me abandonó hace muchos años. Él no sabe que recibí una herencia. Tengo un millón de dólares guardados en la caja de seguridad del banco tal. La clave de la caja es PX402. Si usted me prestó socorro, el dinero es suyo".
¿Qué harías?¿Tirarías el papel? ¿Pensarías que aquella mujer sería incapaz de tener un millón de dólares? ¿Correrías al banco para ver si era verdad? Un millón de dólares es mucho dinero. Nadie sería tan loco de no hacer caso de una fortuna tal. Pero el proverbio de hoy afirma que hay algo mucho más precioso que un millón de dólares. El versículo dice: "Más preciosa es que las piedras preciosas; y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella". Salomón está hablando aquí de la sabiduría. ¿Sabes por qué hay personas frustradas, fracasadas e infelices? Porque no saben vivir. Pueden tener dinero, fama, poder y cultura, pero no saben vivir. Existir no es vivir. Vivir es un arte que requiere sabiduría.
Sabiduría, en el entender de Salomón, no es solamente conocimiento. Es la habilidad para usar el conocimiento. Una persona puede tener títulos doctorales, pero no sabiduría. La sabiduría bíblica no es teórica, es práctica. Inclusive, una de las primeras veces que se usa la palabra sabiduría en la Biblia, es con relación a la capacidad que los artesanos tenían para confeccionar las ropas del sacerdote. Las ropas tenían que ser impecables, perfectas en sus mínimos detalles. Si eres sabio, harás de tu vida una obra de arte, perfecta en todos sus detalles. Y serás feliz.
Por eso, al comenzar este año, pídele a Dios sabiduría y recuerda que la sabiduría es más preciosa que las piedras preciosas; "y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella".
Pr. Alejandro Bullón
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