Los ministros del Evangelio, como mensajeros de Dios a sus semejantes, no deben nunca perder de vista su misión ni sus responsabilidades. Si pierden su conexión con el cielo, están en mayor peligro que los demás, y pueden ejercer mayor influencia para mal. Satanás los vigila constantemente, esperando que se manifieste alguna debilidad, por medio de la cual pueda atacarlos con éxito. OE17
jueves, 25 de noviembre de 2010
159. “El peso falso es abominación a Jehová; mas la pesa cabal le agrada.” Prov. 11:1
El velocímetro del auto de Antonio dejó de funcionar. Dos años después, mandó arreglado y vendió el vehículo como si tuviera solo 5.000 kilómetros de uso. Después, al llegar a casa, les contó el asunto a los hijos como si hubiera realizado la mayor hazaña. La persona que compró el automóvil, también le contó la noticia de la compra a su familia, como si fuese la mayor bendición.
Aquí tenemos un cuadro real. Un engañador y un engañado. La justificación de Antonio es que, ni él había desconectado el velocímetro, ni había forzado a nadie a comprar el auto, por tanto, no había hecho nada malo.
Todos los días, en todos los lugares, se repite esta misma escena. Las personas saben que están engañando y otros no saben que están siendo engañados. Los primeros piensan que recibieron de Dios el don de la "viveza", que son expertos para los negocios, y que están aprovechando el don recibido.
Sin embargo, el proverbio de hoy, enfatiza que esta actitud es abominable para el Señor. La "balanza engañosa" que menciona el sabio, es justamente la actitud de mentir con la finalidad de obtener una ventaja. No decir la verdad es una forma más "tranquilizadora" de mentir, pero igualmente deshonesta.
La felicidad se construye con relaciones enriquecedoras, inclusive con aquel con quien solo nos relacionamos una vez para realizar un negocio. Cuando esas relaciones no son auténticas, dejan un sabor amargo de culpa que perturba. Este es el motivo por el que Dios desea que los seres humanos sean honestos los unos con los otros. No hay felicidad sin honestidad.
El peso justo puede dar la impresión de ser una pérdida. En opinión de mucha gente, tú podrías ganar más si sacaras un gramo de cada kilo. "Nada más". "Nadie se dará cuenta". "Uno no necesita ser exageradamente justo". Estos son los argumentos que escuchas todos los días. Pero dormir con la conciencia tranquila no tiene precio. Hay gente que, por ser deshonesta, tiene que gastar su dinero para realizar algún tipo de terapia psicológica.
Por eso, pídele hoya Dios que oriente tus pasos, porque "El peso falso es abominación a Jehová; mas la pesa cabal le agrada".
Alejandro Bullón
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