Los ministros del Evangelio, como mensajeros de Dios a sus semejantes, no deben nunca perder de vista su misión ni sus responsabilidades. Si pierden su conexión con el cielo, están en mayor peligro que los demás, y pueden ejercer mayor influencia para mal. Satanás los vigila constantemente, esperando que se manifieste alguna debilidad, por medio de la cual pueda atacarlos con éxito. OE17
martes, 16 de noviembre de 2010
154. “Los proverbios de Salomón [. .. ] para entender sabiduría y doctrina, para conocer razones prudentes.” Prov. 1:1,2
Rosana era una famosa cardióloga. Dejó todo para entrar en un convento en busca de "un sentido para la vida". Roberto abandonó una brillante carrera de abogado para viajar por el mundo, argumentando que quería vivir la vida en su plenitud, "antes de que fuera demasiado tarde". Marilyn, se suicidó cuando estaba en la cima de una brillante carrera de actriz. La vida de estos tres personajes tiene un denominador común: el aparente éxito en una determinada área de la vida no fue capaz de garantizarles la felicidad.
Es extraño. Muy extraño. Porque todos relacionan el éxito con la felicidad. Más extraño todavía, cuando sabemos que Dios quiere que los seres humanos tengan éxito, y si el éxito no trae la felicidad, algo está mal con el éxito, o con Dios, o con nosotros.
El libro de Proverbios nos enseña que la sabiduría es el arte de vivir y de alcanzar el éxito sin sentirse vacío. La sabiduría es pasar por la vida, llegar a la vejez y ver a los hijos realizados, mirar hacia arriba con gratitud, y encarar la muerte con la esperanza de la resurrección en Cristo. Si Dios quiere que sus hijos vivan ese tipo de experiencia, ¿podría haberlos dejado a ciegas, para que intenten, en medio de sus frustraciones, encontrar el camino de la felicidad? ¡Claro que no! Con certeza, los principios para vivir una vida plena, abundante y feliz, están a disposición del ser humano en la Biblia y, especialmente, en el libro de Proverbios.
En los primeros cuatro versículos del libro, encontramos diez palabras que parecen sinónimas, pero que no lo son. Están relacionadas entre sí. Una nos lleva a la otra. Esas unidades de pensamiento son: sabiduría, enseñanza, entendimiento, aprendizaje, inteligencia, justicia, juicio, equidad, paciencia y conocimiento.* Las últimas nueve son hijas de la primera, que es la sabiduría, y sabiduría es saber vivir la experiencia de la felicidad. ¿No es eso lo que deseas para ti y para tu familia?
Por eso, antes de salir de tu casa hoy, piensa que en el libro de Proverbios encontrarás este año consejos maravillosos que Dios nos dio a través de "Salomón [ ... ] para entender sabiduría y doctrina, para conocer razones prudentes" .
Alejandro Bullón
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