martes, 31 de mayo de 2011

SECCION IV "El Andar en la Luz"


El Salvador se inclina hacia el alma adquirida por su sangre, diciendo con inefable ternura y compasión: "¿Quieres ser salvo?" * El os invita a levantamos llenos de salud y paz.  No esperéis hasta sentir que sois sanos.  Creed en la palabra del Salvador.  Poned vuestra voluntad de parte de Cristo.  Quered servirle, y al obrar de acuerdo con su palabra, recibiréis fuerza.  Cualquiera que sea la mala práctica, la pasión dominante que haya llegado a esclavizar vuestra alma y vuestro cuerpo, por haber cedido largo tiempo a ella, Cristo puede y anhela libraros.  El infundirá vida al alma de los que "estabais muertos en vuestros delitos".* Librará al cautivo que está sujeto por la debilidad, la desgracia y las cadenas del pecado (El ministerio de curación, pág. 56).

32. EL CRECIMIENTO EN LA GRACIA

"CRECED en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". * Es privilegio de los jóvenes crecer en gracia espiritual y conocimiento, a medida que crecen en Cristo.  Podemos llegar a conocer más y más de Jesús, escudriñando con interés las Escrituras, y andando por los caminos de la verdad y la justicia que en ella se revelan.  Los que crecen continuamente en la gracia serán constantes en la fe, y avanzarán. 119

EL CRECIMIENTO ES NECESARIO PARA LA ESTABILIDAD
Cada joven que se ha propuesto ser un discípulo de Jesucristo debería tener un ferviente deseo en su corazón de alcanzar la más elevada norma cristiana, de ser obrero con Cristo.  Si se propone como blanco figurar entre aquellos que serán presentados sin faltas ante el trono de Dios, avanzará continuamente.  El único modo de permanecer firme es progresar diariamente en la vida divina.  La fe aumentará si, cuando se halla en conflicto con dudas y obstáculos, los vence.  La verdadera santificación es progresiva.  Si crecéis en la gracia y el conocimiento de Jesucristo, aprovecharéis todo privilegio y oportunidad de obtener más conocimiento de la vida y el carácter de Cristo.
La fe en Jesús aumentará a medida que os familiaricéis más con vuestro Redentor espaciándoos en su vida inmaculada y en su infinito amor.  No podéis deshonrar más a Dios que profesando ser sus discípulos mientras os mantenéis distanciados de él, y no os 120 alimentáis y nutrís por su Espíritu Santo.  Cuando crezcáis en gracia, os gustará asistir a las reuniones religiosas, y daréis gustosamente testimonio del amor de Cristo delante de la congregación.  Dios, por su gracia, puede hacer prudente al joven, y dar a los niños conocimiento y experiencia.  Unos y otros pueden crecer diariamente en gracia.  No deberíais medir vuestra fe por vuestros sentimientos.

EL EXAMEN DEL CORAZÓN
Examinad bien de cerca vuestro propio corazón y el estado de vuestros afectos hacia Dios.  Inquirid: ¿He dedicado los preciosos momentos de hoy a tratar de complacerme, de entretenerme, o he hecho a otros felices? ¿He ayudado a los que tienen relación conmigo a rendir una mayor devoción a Dios y a apreciar las cosas eternas? ¿He llevado conmigo la religión mi casa, revelando la gracia de Cristo por mis palabras y mi conducta? ¿He honrado con mi respetuosa obediencia a mis padres, guardando así el quinto mandamiento? ¿He emprendido alegremente los pequeños deberes diarios, cumpliéndolos con fidelidad, haciendo lo que podía para aligerar las cargas de otros? ¿He guardado mis labios del mal y mi lengua de hablar engaño? ¿He honrado a Cristo mi Redentor, quien dio su preciosa vida para que estuviese a mi alcance la vida eterna?

VELAD Y ORAD
Queridos jóvenes, no descuidéis, al empezar el día, el orar fervientemente a Jesús para que os imparta la fuerza y la gracia para resistir las tentaciones del enemigo en cualquier forma que se presenten; y si oráis fervientemente, con fe y contrición de alma, el Señor oirá vuestra oración.  Pero debéis velarlo mismo que orar. Jesús ha dicho: "Pedid, y se os dará; buscad, 121 y hallaréis; llamad, y se os abrirá.  Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo pide pan, le dará tina piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?  Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas a los que le piden?" *
Los niños y jóvenes pueden acudir a Jesús con sus cargas y perplejidades y saber que él respetará sus súplicas y les dará precisamente lo que necesiten.  Sed fervientes; sed resueltos.  Presentad la promesa a Dios, y luego creed, sin una duda.  No esperéis sentir emociones especiales antes que os parezca que el Señor contesta.  No indiquéis ningún modo particular en que el Señor deba obrar por vosotros antes de creer que recibiréis las cosas que le pedís, sino confiad en su palabra y dejad todo el asunto en manos del Señor, con la plena fe de que vuestra oración será honrada y recibiréis la respuesta en el momento exacto y en la forma precisa en que vuestro Padre celestial crea que es para bien vuestro; luego poned en práctica vuestras oraciones.  Andad humildemente, y seguid avanzando.
"Porque sol y escudo es Jehová Dios; gracia y gloria dará Jehová.  No quitará el bien a los que andan en integridad".*

"Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen.  Los leoncillos necesitan y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová, no tendrán falta de ningún bien". *
"Guarda tu lengua de mal, y tus labios de hablar engaño.  Apártate del mal y haz el bien; busca la paz, y síguela.  Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos.  La ira de Jehová contra los que hacen mal, para cortar de la tierra 122 la memoria de ellos.  Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias.  Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu".*
Aquí hay promesas, ricas y abundantes, a condición de que dejéis de hacer el mal y aprendáis a hacer el bien.  Fijaos luego un blanco alto en la vida, como hicieron José, Daniel y Moisés; y considerad el costo de la edificación del carácter, y edificad luego para el tiempo y la eternidad.
Somos débiles y sin sabiduría, pero Dios ha dicho: "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada".* Aprended solamente a ser cabales, a no dejar nunca de asiros a Dios, a perseverar en su servicio, y seréis vencedores por la sangre del Cordero.

POSIBILIDADES ILIMITADAS PARA EL BIEN
Al hacer esta obra en favor vuestro,  influís sobre muchos otros con quienes estáis asociados. ¡Cuán buenas son las palabras habladas a tiempo! ¡Cuánta fuerza puede dar una palabra de esperanza, de valor, de resolución en el debido sentido, a quien se halle inclinado a deslizarse hacia hábitos desmoralizadores!  El firme propósito que tengáis al poner en práctica buenos principios, tendrá influencia estabilizadora sobre las almas y las encaminará en la debida dirección.
No hay límite para el bien que podéis hacer.  Si hacéis de la Palabra de Dios la regla de vuestra vida, y gobernáis vuestras acciones por sus preceptos, haciendo de todos vuestros propósitos y esfuerzos una bendición y no una maldición para otros, el éxito coronará vuestro empeño.  Os habéis puesto en relación con Dios; habéis llegado a ser un conducto de luz 123 para otros.  Sois honrados por el hecho de constituirnos en colaboradores de Jesús, y no podéis recibir honor que la bienaventurada bendición de los del Salvador: "Bien buen siervo y fiel . . . ; entra gozo de tu Señor"* (Youth's Instructor., septiembre 1, 1886)

LA ENTREGA DE SI MISMO
El Redentor no aceptará un servicio a medias. Diariamente el que trabaja para Dios debe aprender el significado de la entrega propia.  Debe estudia Palabra de Dios, aprender su significado y obedecer sus preceptos.  Así puede alcanzar el nivel de la excelencia cristiana.  Día tras día Dios obra con él, perfeccionando el carácter que ha de subsistir en el tiempo de la prueba final.  Y día tras día el creyente está verificando ante los hombres y los ángeles un experimento sublime, demostrando lo que el Evangelio puede hacer por los seres humanos caídos (Obreros evangélicos, pág. 118). 124

33. LA CONFORMIDAD CON EL MUNDO

Los que van por el camino estrecho hablan de  alegría y la felicidad que les aguarda al fin de la jornada.  Sus rostros están con frecuencia tristes, pero obstante brillan a menudo con gozo santo, sagrado, No visten como los de la compañía que va por el camino ancho, ni hablan, ni proceden como ellos.  Les ha sido dado un Modelo.  Un hombre de dolores, familiarizado con las penas, abrió ese camino para ellos y lo recibió él mismo.  Sus seguidores ven sus pisadas y se animan y consuelan.  El lo recorrió con seguridad; lo mismo podrán hacer ellos, si siguen sus pisadas.

EL CAMINO ANCHO
En el camino ancho todos se ocupan de su persona de su vestido y de los placeres que hay por el camino. Se complacen libremente en la hilaridad y el regocijo sin pensar en el final de su viaje, en la destrucción segura que les espera al fin del camino.  Cada día se acercan más a la destrucción, y sin embargo se apresuran locamente, cada vez con más rapidez. ¡Cuán terrible me pareció esto!
Vi que muchos de los que andaban por este camino ancho tenían escrito sobre ellos lo siguiente: "Muerte para el mundo.  El fin de todas las cosas está cerca Estad vosotros también apercibidos".  Se asemejaban todas las personas vanas que los rodeaban, a excepción de una sombra de tristeza que noté en sus rostros. 125 Su conversación era como la de las personas alegres, irreflexivas que los rodeaban, pero ocasionalmente señalaban con gran satisfacción las letras de sus vestidos, invitando a los otros a llevarlas también en los suyos.  Iban por el camino ancho, y sin embargo profesaban ser de los que viajaban por el camino estrecho.  Los que iban a su lado decían: "No hay distinción entre nosotros.  Todos somos iguales; nos vestimos y hablamos y procedemos del mismo modo".
Me fue mostrada la conformidad de algunos profesos observadores del sábado con el mundo.  Vi que eso es una vergüenza para su profesión, una vergüenza para la causa de Dios.  Dan un mentís a su profesión.  Piensan que no son como los del mundo, pero se les parecen tanto en su forma de vestir, en su conversación y en sus acciones, que no hay distinción.  Los vi adornando sus pobres cuerpos mortales que están sujetos a ser tocados en cualquier momento por el dedo de Dios y yacer en el lecho de angustia.  Entonces, cuando se aproximan a su último cambio, una angustia mortal atormenta su cuerpo, y la gran pregunta es: ¿Estoy preparado para morir? ¿preparado para aparecer ante Dios en el juicio y soportar el gran examen?"

Preguntadles entonces qué opinan en cuanto a adornar sus cuerpos, y si tienen algún sentido de lo que es estar preparados para comparecer ante Dios, y os dirán que si pudiesen volver atrás y vivir nuevamente el pasado, corregirían sus vidas, evitarían las locuras del mundo, su vanidad, su orgullo, y adornarían el cuerpo de una manera modesta, dando ejemplo a todos los que los rodean.  Vivirían para la gloria de Dios.
¿Por qué es tan difícil vivir una vida abnegada, humilde?  Porque los cristianos profesos no están muertos al mundo.  Es fácil vivir después de estar muertos.  Pero muchos anhelan los puerros y las cebollas 126 de Egipto.  Tienen disposición para vestirse y proceder de un modo tan parecido al mundo como sea posible, y sin embargo, esperan ir al cielo.  Los tales ascienden por otro camino.  No entran por la puerta estrecha y el camino angosto . . .
Para ellos no habrá excusa.  Muchos se visten como los mundanos para tener influencia.  Pero en esto cometen un triste y fatal error.  Si quieren tener una influencia verdadera y salvadora, vivan de acuerdo con su profesión, muestren su fe mediante sus obras justas, y hagan notar bien la distinción entre el cristiano y el mundo.  Vi que las palabras, el vestido y las acciones deberían hablar en favor de Dios.  Entonces se esparcirá una influencia santa sobre todos, y todos se percatarían de que ellos han estado con Jesús.  Los incrédulos verán que la verdad que profesamos tiene una sagrada influencia, y que la fe en la venida de Cristo afecta el carácter del hombre o la mujer.  Si alguien desea ejercer influencia en favor de la verdad, practíquela en su vida e imite así al humilde Modelo.

LA PREPARACIÓN PARA LA VENIDA DE CRISTO
Vi que Dios odia el orgullo y que todos los orgullosos y los quien proceden impíamente serán como rastrojo, y que el día que se acerca los quemará.  Vi que el mensaje del tercer ángel tiene que obrar todavía como levadura en muchos corazones que profesan creerlo, y quitar su orgullo, egoísmo, codicia y amor al mundo.
Jesús viene y ¿hallará un pueblo conformado con el mundo? ¿Lo reconocerá él como pueblo suyo que ha purificado para sí?  Oh, no.  Solamente reconocerá como suyo lo puro y santo. Reconocerá como suyos a los que han sido purificados y emblanquecidos por el sufrimiento, y se han mantenido separados, sin mancha del mundo. 127
Mi alma sintió profunda angustia al ver el hecho terrible del pueblo de Dios conformado con el mundo, sin que hubiese distinción, a excepción del nombre, entre los incrédulos y muchos de los profesos discípulos del manso y humilde Jesús.  Vi que Jesús era herido y expuesto a la vergüenza pública.  Al ver con pena que el profeso pueblo de Dios amaba al mundo, participaba de su espíritu y seguía sus modas, el ángel dijo: "¡Separaos! ¡separaos! no sea que se os asigne vuestra porción con los hipócritas e !incrédulos fuera de la ciudad.  Vuestra profesión sólo os causará mayor angustia, y vuestro castigo será mayor por cuanto conocíais su voluntad y no la hicisteis".
Aquellos que profesan creer en el mensaje del tercer ángel, perjudican con frecuencia la causa de Dios con su ligereza, sus bromas y su superficialidad.  Me fue mostrado que este mal había invadido todas nuestras filas.  Vi que debería haber una humillación delante del Señor.  El Israel de Dios debería rasgar el corazón y no los vestidos.  Rara vez se ve una sencillez infantil; se piensa más en la aprobación del hombre que en el desagrado de Dios.
Dijo el ángel: "Poned en orden vuestro corazón, no sea que Dios os visite en juicio, y el frágil hilo de la vida se corte y caigáis en el sepulcro sin protección, sin preparación para el juicio. O si no descendéis al sepulcro, a menos que hagáis pronto paz con Dios y os apartéis del mundo, vuestros corazones se endurecerán, y os apoyaréis en un sostén falso, en una preparación supuesta, y descubriréis vuestro error demasiado tarde para obtener una esperanza bien fundada" (Testimonies, tomo 1, págs. 127-134).

¿QUE APROVECHARA?
Cristo invita a todos a reflexionar.  Haced cálculos honrados.  Poned en un platillo de la balanza a Jesús, que significa tesoro eterno, vida, verdad, cielo, y gozo 128 de Cristo en las almas redimidas; poned en el otro todas las atracciones que el mundo pueda ofrecer.  En un platillo de la balanza poned la pérdida de vuestra propia alma y de las almas de aquellos para cuya salvación podríais haber sido un instrumento; en el otro, para vosotros y para ellos, una vida que se mide con la vida de Dios.  Pesad para el tiempo y la eternidad.  Mientras estáis así ocupados, Cristo habla: "¿Qué aprovecha al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?"*
Dios desea que escojamos lo celestial en vez de lo terrenal.  Nos presenta las posibilidades de una inversión celestial.  Quisiera estimular nuestros más elevados blancos, asegurar nuestro más selecto tesoro.  Declara: "Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre".* Cuando hayan sido arrasadas las riquezas que la polilla devora y el orín corrompe, los seguidores de Cristo podrán regocijarse en su tesoro celestial, las riquezas imperecederas (Palabras de vida del gran Maestro, págs. 353, 354). 129

34. UNA EXPERIENCIA CRISTIANA GENUINA

VI QUE a menos que haya un cambio completo en los jóvenes, una conversión cabal, pueden desesperar del cielo.  Por lo que me ha sido mostrado no hay más de la mitad de los jóvenes que hacen profesión de religión y de la verdad, que se hayan convertido realmente.  Si se hubiesen convertido, llevarían fruto para la gloria de Dios.  Muchos se apoyan en una esperanza supuesta, sin verdadero fundamento.  La fuente no ha sido limpiada, por lo cual las corrientes que proceden de ella no son puras.  Limpiad la fuente, y las corrientes serán puras.
Si el corazón es recto, vuestras palabras, vuestros vestidos, vuestros actos serán correctos.  Falta la verdadera piedad.  No quisiera deshonrar a mi Maestro hasta el punto de admitir que una persona descuidada, superficial, que no ora, sea cristiana.  No; el cristiano vence sus tentaciones, sus pasiones.  Hay un remedio para el alma enferma de pecado.  Este remedio está en Jesús. ¡Precioso Salvador!  Su gracia basta para el más débil; y el más fuerte tiene que tener también su gracia o perecer.

LA GRACIA SALVADORA
Vi cómo podía obtenerse esta gracia.  Id a vuestro lugar privado, y allí, solos, rogad a Dios: "Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí".*
Sed fervientes, sed sinceros.  La oración ferviente aprovecha mucho.  Como Jacob, 130 luchad en oración.  Sufrid intensamente. Jesús, en el jardín, transpiró grandes gotas de sangre; debéis hacer un esfuerzo.  No abandonéis vuestra cámara hasta que os sintáis fuertes en Dios; velad luego, y mientras continuéis velando y orando, podréis dominar estas tentaciones, y la gracia de Dios se manifestará en vosotros.
No permita Dios que yo deje de amonestaros. Jóvenes amigos, buscad al Señor de todo corazón.  Actuad con celo, y cuando sinceramente sintáis que sin la ayuda de Dios pereceréis, cuando suspiréis por él como el cervatillo suspira por los manantiales de agua, el Señor os fortalecerá rápidamente.  Entonces vuestra paz sobrepasará los límites de toda comprensión.  Si esperáis ser salvos, debéis orar.  Tomaos tiempo.  No seáis precipitados ni descuidados en vuestras oraciones.  Rogad a Dios que obre en vosotros una completa reforma, para que moren en vosotros los frutos de su Espíritu y brilléis como luces en el mundo.  No seáis un obstáculo ni una maldición para la causa de Dios; podéis ser una ayuda, una bendición. ¿Os dice Satanás que no podéis gozar de la salvación plena y gratuita?  No lo creáis.

LOS PRIMEROS PASOS
Es privilegio de todo cristiano gozar de los profundos impulsos obrados por el Espíritu de Dios.  Una paz dulce y celestial invadirá la mente y os gustará meditar en Dios y en el cielo.  Os deleitaréis en las gloriosas promesas de su Palabra.  Pero estad  seguros primero de que habéis empezado el camino cristiano.  Cercioraos de que habéis dado los primeros pasos en el camino que lleva a la vida eterna. No os engañéis. Temo más aún, sé que muchos de vosotros no sabéis lo que es la religión.  Habéis sentido cierta excitación, cierta emoción, pero nunca habéis visto el pecado en 131 su enormidad.  No habéis sentido vuestra condición arruinada, no os habéis apartado de vuestros malos caminos con amarga pena.  Nunca habéis muerto al mundo.  Todavía amáis sus placeres; os gusta tener parte en conversaciones sobre asuntos mundanos.  Pero cuando se introduce el tema de la verdad de Dios, no tenéis nada que decir. ¿Por qué tanto silencio? ¿Por qué tan conversadores en cuanto a asuntos mundanos y tan silenciosos respecto a un tema que debiera preocuparas en sumo grado, un tema en el cual debería estar empeñada vuestra alma entera?  La verdad de Dios no mora en vosotros (Testimonies, tomo 1, págs. 158, 159).

DESPEJAD EL CAMINO PARA RECIBIR LA BENDICIÓN DE DIOS
Nada hay que Satanás tema tanto como que el pueblo de Dios limpie el camino de todo obstáculo, de modo que el Señor pueda derramar su Espíritu sobre una iglesia languideciente y una congregación impenitente.  Si Satanás saliera con la suya, no habría, hasta el fin del tiempo, otro despertar, grande ni pequeño.  Pelo no ignoramos sus ardides.  Es posible resistir a su poder.  Cuando se haya preparado el camino para el Espíritu de Dios, vendrá la bendición.  Tan ciertamente como que Satanás no puede cerrar las ventanas del cielo para que no caiga lluvia sobre la tierra, no puede impedir que una lluvia de bendición caiga sobre el pueblo de Dios.  Ni los hombres perversos ni los demonios pueden obstaculizar la obra de Dios ni impedir su presencia en las asambleas de su pueblo, si éste, con corazón contrito y sumiso, confiesa y aparta sus pecados, y reclama con fe sus promesas (Review and Herald, marzo 22, 1887). 132

35. LA DISCIPLINA PROPIA

"MEJOR es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad".* Se ha vencido a sí mismo; ha vencido al más fuerte enemigo a que tiene que hacer frente el hombre.
La mayor evidencia de nobleza en un cristiano es el dominio propio.  Aquel que puede mantenerse inconmovible en medio de una tormenta de injuria, es uno de los héroes de Dios.
Enseñorearse del espíritu es mantener el yo bajo disciplina; resistir el mal; regular toda palabra y hecho por la gran norma de justicia de Dios.  El que ha aprendido a gobernar su espíritu se elevará por encima de los desprecios, los desaires y las contrariedades a los cuales estamos diariamente expuestos, y cesarán estas cosas de arrojar sombra sobre su espíritu.
Es el propósito de Dios que el poder soberano de la razón santificada, gobernada por la gracia divina, rija la vida de los seres humanos.  Aquel que gobierna su espíritu, está en posesión de este poder.

EL PODER DEL DOMINIO PROPIO
En la niñez y en la juventud, el carácter, es más impresionable.  Entonces debería adquiriese el poder del dominio propio junto al hogar y a la mesa familiar, se ejercen influencias cuyos resultados son duraderos como la eternidad.  Más que cualquier dote natural, los hábitos establecidos en los primeros años determinarán si un hombre saldrá victorioso o derrotado en la batalla de la vida. 133
En el uso del lenguaje no hay quizá error que tanto los viejos como los jóvenes estén más listos a tolerarse a sí mismos livianamente que el de la expresión apresurada, impaciente.  Creen que es excusa suficiente decir: "No estaba en guardia, y no tenía realmente intención de decir lo que dije".  Pero la Palabra de Dios no lo trata ligeramente.  La Escritura dice: "¿Has visto hombre ligero en sus palabras?  Más esperanza hay del necio que de él".* "Como ciudad derribada y sin muro, es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda".*

La mayor parte de las contrariedades de la vida, de sus dolores de corazón, de sus irritaciones, se deben al genio indómito.  En un momento, las palabras precipitadas, apasionadas, descuidadas, pueden hacer un daño que el arrepentimiento de toda una vida no pueda reparar. ¡Oh, cuántos corazones quebrantados, amigos distanciados, vidas arruinadas por las palabras precipitadas y rudas de aquellos que podían haber proporcionado ayuda y curación!
El exceso de trabajo causa a veces la pérdida del dominio propio.  Pero el Señor nunca obliga a realizar movimientos precipitados, complicados.  Muchos acumulan sobre sí cargas que el misericordioso Padre celestial no colocó sobre ellos.  Uno a otro se suceden precipitadamente los deberes que Dios nunca tuvo el propósito de que llevaran a cabo.  Dios desea que comprendamos que no glorificamos su nombre cuando tomamos tantas cargas que nos hallamos oprimidos y, por haber cansado el corazón y el cerebro, nos irritamos, nos impacientamos y regañamos.  Sólo hemos de llevar las responsabilidades que el Señor nos da, confiando en él y manteniendo así nuestros corazones puros, dulces y llenos de simpatía. 134

EL DOMINIO DEL ESPÍRITU
Hay un poder maravilloso en el silencio.  Cuando os hablen con impaciencia no repliquéis de la misma manera.  Las palabras dirigidas en respuesta a uno que está enojado actúan generalmente como un látigo que acrecienta la furia de la ira.  En cambio, pronto se disipa la ira si se le hace frente con el silencio.  Frene el cristiano su lengua, resolviendo firmemente no pronunciar palabras ásperas e impacientes.  Con la lengua frenada puede salir victorioso de cada prueba de la paciencia por la cual tenga que pasar.
Con su propia fuerza el hombre no puede gobernar su espíritu.  Pero mediante Cristo puede lograr el dominio propio.  Con la fuerza de Cristo puede poner sus pensamientos y palabras en sujeción a la voluntad de Dios.  La religión de Cristo pone las emociones bajo el gobierno de la razón, y disciplina la lengua.  Bajo su influencia se apacigua el temperamento precipitado, y el corazón se llena de paciencia y suavidad.
Asíos firmemente de Aquel que tiene todo poder en el cielo y en la tierra.  Aunque con mucha frecuencia no logréis manifestar paciencia y calma, no abandonéis la lucha.  Resolved nuevamente, y esta vez con más firmeza, ser pacientes bajo toda provocación.  Y no apartéis nunca la vista del divino Ejemplo (Review and Herald, octubre 31, 1907).

NO HAY EXCUSA PARA EL PECADO
La intervención del tentador no ha de ser tenida por excusa para cometer una mala acción.  Satanás se alegra cuando oye a los que profesan seguir a Cristo buscando excusas por su deformidad de carácter.  Son estas excusas las que inducen a pecar.  No hay disculpa para el pecado.  Un temperamento santo, una vida semejante a la de Cristo, es accesible para todo hijo de Dios arrepentido y creyente (El Deseado de todas las gentes, pág. 267). 135

36. UNA EXPERIENCIA VIVIENTE

EL SEÑOR de la vida y la gloria vistió su divinidad de humanidad para mostrar al hombre que Dios, mediante el don de Cristo, quiere unirnos con él.  Sin estar en comunión con Dios, a nadie le es posible ser feliz.  El hombre caído ha de aprender que nuestro Padre celestial no puede estar satisfecho hasta que su amor circunde al pecador arrepentido, transformado por los méritos del inmaculado Cordero de Dios.
A este fin tiende la obra de todos los seres celestiales.  Tienen que trabajar, bajo las órdenes de su General, para la restauración de aquellos que por la transgresión se han separado de su Padre celestial.  Se ha ideado un plan por el cual se revelarán al mundo la maravillosa gracia y el amor de Cristo.  El amor de Dios se revela en el precio infinito pagado por el Hijo de Dios para el rescate del hombre.  Este glorioso plan de redención es amplio en sus provisiones para salvar al mundo entero.  El hombre pecador y caído puede ser hecho completo en Jesús mediante el perdón del pecado y la justicia imputada de Cristo.

EL PODER DE LA CRUZ
Jesucristo tomó la forma humana para poder abarcar con su brazo humano la raza, mientras se asía con su brazo divino al trono del infinito.  Plantó su cruz a mitad de camino entre la tierra y el cielo, y dijo: "Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo".* La cruz había de ser el centro de atracción. 136
Había de hablar a todos los hombres y atraerlos a través del abismo que el pecado había hecho, para unir al hombre finito con el Dios infinito.  Sólo el poder de la cruz puede separar al hombre de la fuerte confederación del pecado.  Cristo se dio a sí mismo para la salvación del pecador.  Aquellos cuyos pecados son perdonados, que aman a Jesús, se unirán con él.  Llevarán el yugo de Cristo.  Este yugo no ha de estorbarlos ni hará de su vida religiosa una vida de afán que no satisface.  No; el yugo de Cristo ha de ser el medio preciso por el cual la vida cristiana ha de llegar a ser una vida de placer y de gozo.  El cristiano se sentirá gozoso al contemplar lo que el Señor ha hecho al dar a su Hijo unigénito para que muriese por el mundo,  "para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna".*

LA LEALTAD A CRISTO
Aquellos que se hallan bajo la ensangrentada bandera del príncipe Emanuel deberían ser fieles soldados del ejército de Cristo.  Nunca deberían ser desleales, nunca infieles.  Muchos de los jóvenes se ofrecerán voluntariamente para ponerse de parte de Jesús, Príncipe de la vida.  Pero si quieren continuar de parte de él, deben contemplar constantemente a Jesús, su Capitán, a la espera de sus órdenes.  No pueden ser soldados de Cristo, y no obstante comprometerse en la confederación de Satanás ayudándolo, pues entonces serían enemigos de Cristo.  Traicionarían cometidos sagrados.  Formarían un eslabón entre Satanás y los verdaderos soldados, de modo que mediante estos agentes vivientes, el enemigo trabajaría constantemente para hurtar los corazones de los soldados de Cristo.
Os pregunto, queridos jóvenes que profesáis ser soldados de  Jesucristo: ¿Qué batallas habéis peleado? ¿Cuáles han sido vuestros combates?  Cuando la Palabra 137 de Dios os ha revelado claramente vuestra obra ¿habéis rehusado hacerla porque no convenía a vuestras inclinaciones? ¿Os ha seducido la atracción del mundo apartándoos del servicio de Cristo?  Satanás se ocupa en idear atractivos engañosos, y por la transgresión en lo que parece ser de poca importancia os aparta de Jesús.  Luego presenta seducciones mayor para alejaros completamente de Dios.
Podéis tener vuestros nombres escritos en los libros de la iglesia y llamaros hijos de Dios, y no obstan vuestro ejemplo, vuestra influencia, representan falsamente el carácter de Cristo, y hacéis que otros se aparten de él.  No hay felicidad, paz ni gozo para un creyente profeso que no esté alistado con toda el alma en la obra que el Señor le ha dado para hacer.  Lleva constantemente el mundo a la iglesia, porque no se arrepiente, ni confiesa sus pecados, ni se entrega Dios, sino que se entrega más y más al mundo, poniéndose en la batalla más bien del lado de Satán que del de Cristo.

SE NECESITA UN CONOCIMIENTO EXPERIMENTAL
Quisiera rogar a los jóvenes que corten hasta el más delgado hilo que los liga en práctica y espíritu al mundo.  "Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré y seré a vosotros por Padre, y  vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso".*
¿Quiere prestar atención nuestra juventud a es invitación?  Cuán poco se percatan nuestros jóvenes de la necesidad de dar con su vida y carácter un ejemplo cristiano ante sus jóvenes compañeros.  Muchos de nuestros jóvenes comprenden la teoría de la verdad, pero cuando pocos comprenden, por conocimiento experimental, la relación práctica de la verdad a cada una de sus acciones. ¿Dónde están los jóvenes misioneros que hacen cualquier obra que se les presenta 138 en el gran campo de la mies? ¿Dónde están los que diariamente aprenden en la escuela de Cristo?  Nunca debieran sentir que están preparados para graduarse.  Esperen en la sala de audiencias del Señor a fin de que se les indique cómo deben trabajar en unión con los seres celestiales.  Queridos jóvenes, deseo hablaros decididamente porque quiero que seáis salvos.  No perdáis más tiempo.  No podéis servir a Dios y a Mamón.  Aparentemente podéis ser cristianos, pero cuando vienen las tentaciones, cuando sois severamente probados, ¿no cedéis por lo general?

LA COMUNIÓN CON CRISTO
El conflicto en que debéis tomar parte activa se desarrolla en vuestra vida diaria. ¿No queréis, en tiempos de prueba, poner vuestros deseos junto a la Palabra escrita y buscar en ferviente oración a Jesús para que os aconseje?  Muchos declaran que no hay ciertamente mal alguno en ir a un concierto y descuidar la reunión de oración o ausentarse de las reuniones donde los siervos de Dios han de presentar un mensaje del cielo.  Es más seguro para vosotros estar donde Cristo dijo que él estaría.
Los que aprecian las palabras de Cristo no se alejan de la reunión de oración o de la reunión donde el mensajero del Señor ha sido enviado para decirles cosas de interés eterno. Jesús ha dicho: "Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos".* ¿Podéis permitiros escoger vuestro placer y perder la bendición?  La indulgencia en estas cosas tiene una marcada influencia, no sólo en vuestra vida y carácter, sino en la vida y el carácter de vuestros compañeros.
Si todos los que profesan ser seguidores de Cristo fuesen así de hecho y en verdad, tendrían la mente de Cristo y obrarían las obras de Dios.  Resistirían la 139 tentación de complacer el yo y mostrarían que no disfrutan más de los frívolos placeres del mundo que del privilegio de encontrarse con Cristo en la reunión de testimonios.  Entonces tendrían una decidida influencia sobre otros y los inducirían a seguir su ejemplo.
Las acciones hablan en más alta voz que las palabras, y aquellos que aman el placer no aprecian las ricas bendiciones de estar en la asamblea del pueblo de Dios.  No aprecian el privilegio de influir en sus compañeros para que vayan con ellos, con la esperanza de que sus corazones sean enternecidos por el Espíritu del Señor. ¿Quién va con ellos a estas reuniones mundanas? Jesús no está allí para bendecir a los congregados.  Pero Satanás haré acudir a la mente muchas cosas que no dejan lugar para los asuntos de interés eterno.  Es para él una oportunidad de confundir el bien mezclándolo con el mal.
La asistencia a las reuniones mundanas crea un gusto por las distracciones excitantes y debilita la fuerza moral.  Los que aman el placer pueden mantener una forma de piedad, pero no tienen relación vital con Dios.  Su fe está muerta, su celo ha desaparecido.  No sienten la preocupación de decir una palabra oportuna a las almas que están sin Cristo y de instarlas a entregar sus corazones al Señor (Youth's Instructor, abril 23, 1912)

LA RELIGIÓN NO ES UN SENTIMIENTO
La religión pura y sin mancha no es un sentimiento, sino la ejecución de obras de misericordia y amor. Esta religión es necesaria para la salud y la felicidad. Entra en el templo contaminado del alma y con azote echa a los pecaminosos intrusos. Tomando el trono, consagra todo con su presencia, iluminando el 140 corazón con los rayos brillantes del Sol de justicia.  Abre las ventanas del alma hacia el cielo, dejando entrar la luz del amor de Dios. juntamente con ella  penetran la serenidad y la calma.  Aumenta la fuerza física, mental y moral, porque la atmósfera del cielo, como agente viviente, activo, llena el alma.  En el interior se forma Cristo, la esperanza de la gloria (Review and Herald, octubre 15, 1901). 141

37. FIEL EN LO POCO

"EL QUE es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel".*
Es la atención concienzuda de lo que el mundo denomina "cosas pequeñas" lo que hace de la vida un éxito.  Los pequeños actos de bondad, las pequeñas acciones abnegadas, el hablar palabras sencillas, útiles, la vigilancia contra los pequeños pecados, todo esto es cristianismo.  El reconocimiento agradecido de las bendiciones diarias, un aprovechamiento sabio de las oportunidades cotidianas, el cultivo diligente de los talentos confiados, esto es lo que el Maestro espera.
El que cumple fielmente los pequeños deberes, estará preparado para responder a la demanda de mayores responsabilidades.  El hombre que es bondadoso y cortés en la vida diaria, que es generoso y tolerante en su relación con su familia, cuyo constante propósito es hacer feliz su hogar, será el primero en negarse a sí mismo y hacer sacrificios cuando el Maestro lo demande.

UN CARÁCTER BIEN EQUILIBRADO
Podemos estar dispuestos a dar nuestra propiedad a la causa de Dios, pero esto no valdrá a menos que le demos también sin corazón amante y agradecido.  Los que quieren ser verdaderos misioneros en campos extranjeros, deben primero ser verdaderos misioneros en el hogar.  Los que desean trabajar en la viña del Maestro, deben prepararse para esto mediante el cultivo cuidadoso del pedacito de viñedo que él ha confiado a su cuidado. 142
El hombre, "cual es su pensamiento en su corazón, tal es él".* Muchos pensamientos forman la historia no escrita de un solo día, y estos pensamientos tienen mucho que ver con la formación del carácter.  Debemos vigilar estrictamente nuestros pensamientos, pues un pensamiento impuro hace profunda impresión en el alma.  Un pensamiento malo deja una mala impresión en la mente.  Si los pensamientos son puros y santos el hombre mejora por haberlos acariciado.  Aceleran el pulso espiritual y aumentan el poder para hacer el bien.  Y así como una gota de lluvia prepara el camino para otra en el humedecimiento de la tierra, un buen pensamiento prepara el camino para otro.
El más largo viaje se efectúa dando un paso a la vez.  La sucesión de pasos nos lleva al final del camino.  La más larga cadena se compone de eslabones distintos.  Si uno de estos eslabones es defectuoso, la cadena no sirve.  Lo mismo ocurre con el carácter.  Un carácter bien equilibrado se forma por la buena ejecución de actos pequeños.  Un defecto, cultivado en vez de vencido, hace imperfecto al hombre y le cierra la puerta de la Santa Ciudad.  El que entre en el cielo tendrá que tener un carácter sin mancha, arruga ni cosa semejante.  Nada que corrompa podrá entrar allí.  En toda la hueste redimida, no se verá un defecto.

LA FIDELIDAD EN LA VIDA DIARIA
La obra de Dios es perfecta como un todo, porque es perfecta en cada una de sus partes, por pequeñas que sean.  Dios forma la hojita de pasto con el mismo cuidado con que haría un mundo.  Si deseamos ser perfectos, como nuestro Padre que está en los cielos es perfecto, debemos ser fieles en hacer las cosas pequeñas.  Aquello que es digno de ser hecho, es digno de ser bien hecho.  Sea cual fuere vuestro trabajo, hacedlo 143 fielmente.  Hablad la verdad en cuanto a los más pequeños asuntos.  Realizad diariamente actos de amor y hablad palabras de ánimo.  Esparcid sonrisas por el sendero de la vida.  Al trabajar en esta forma, Dios os dará su aprobación, y Cristo os dirá un día: "Bien, buen siervo y fiel".*
En el día del juicio, aquellos que han sido fieles en su vida diaria, que han estado listos para ver lo que debían hacer, y lo han hecho, sin pensar en el provecho o la alabanza, oirán las palabras: "Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo".* Cristo no los elogia por las elocuentes oraciones que han pronunciado, por el poder intelectual que han desplegado, o las donaciones liberales que han hecho.  Los recompensa por haber hecho cosas pequeñas que generalmente son pasadas por alto.  "Tuve hambre, y me disteis de comer", dice.  "En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis"* (Youth's Instructor, enero 17, 1901). 144

38. LA RESPONSABILIDAD POR LA LUZ RECIBIDA

JÓVENES de ambos sexos, sois responsables ante Dios por la luz que os ha dado.  Esta luz y estas advertencias se levantarán contra vosotros en el juicio, si no les habéis prestado atención.  Se os han mostrado claramente vuestros peligros, se os ha advertido y guardado por todos lados se os ha circundado de amonestaciones.  En la casa de Dios habéis escuchado las más solemnes y escrutadoras verdades presentadas por los siervos de Dios con demostración del Espíritu. ¿Qué peso tienen sobre vuestro corazón estos solemnes llamamientos? ¿Qué influencia tienen sobre vuestro carácter?  Se os considerará responsables de cada uno de estos llamamientos y amonestaciones.  En el juicio se levantarán para condenar a aquellos que llevan una vida de vanidad, liviandad y orgullo.
Queridos jóvenes amigos, cosecharéis lo que sembráis.  Ahora es el tiempo de la siembra para vosotros. ¿Qué cosecha habrá? ¿Qué estáis sembrando?  Cada palabra que pronunciáis, cada acto que realizáis, es una semilla que dará fruto bueno o malo y acarreará gozo o tristeza al sembrador.  Tal como es la semilla sembrada, será la cosecha.  Dios os ha dado gran luz y muchos privilegios.  Una vez que se os ha dado esta luz, una vez que se os han presentado claramente vuestros peligros, la responsabilidad es vuestra.  La forma en que tratáis la luz que Dios os da hará inclinar la balanza hacia la felicidad o la desgracia.  Estáis formando vuestro propio destino (Testimonies, tomo 3, pág. 363). 145

39. SERIEDAD DE PROPOSITO

CUANDO los cuatro jóvenes hebreos estaban recibiendo una educación para la corte del rey en Babilonia, no tenían la idea de que la bendición del Señor era un sustituto del abrumador esfuerzo requerido de ellos.  Eran diligentes en el estudio, pues discernían que mediante la gracia de Dios, su destino dependía de su propia voluntad y acción.  Debían aportar toda su habilidad al trabajo, y exigiendo un esfuerzo severo a sus facultades, habían de sacar el mayor provecho de sus oportunidades para estudiar y trabajar.

LA COOPERACIÓN CON DIOS
Mientras estos jóvenes obraban su propia salvación, Dios obraba en ellos el querer y el hacer su beneplácito.  En esto se revelan las condiciones del éxito.  Para hacer nuestra la gracia de Dios, debemos desempeñar nuestra parte.  Dios no se propone llevar a cabo en lugar de nosotros el querer ni el hacer.  Su gracia es dada para obrar en nosotros el querer y el hacer, pero nunca como sustituto de nuestro esfuerzo.  Nuestras almas deben ser despertadas a este trabajo de cooperación.  El Espíritu Santo obra en nosotros para que podamos obrar nuestra propia salvación.  Esta es la lección práctica que el Espíritu Santo se esfuerza por enseñarnos.  "Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad".* El Señor cooperará con todos los que fervientemente se esfuercen por ser fieles en su servicio, así como cooperó con Daniel y sus tres compañeros.  Las 146 refinadas cualidades mentales y el elevado tono de carácter moral no son frutos de la casualidad.  Dios da oportunidades; el éxito depende del uso que se ha hecho de ellas.  Es necesario discernir prestamente las puertas que abre la Providencia y entrar ansiosamente por ellas.  Hay muchos que podrían llegar a ser hombres poderosos si, como Daniel, dependiesen de Dios para recibir gracia para vencer, y fuerza y eficiencia para hacer su trabajo.

EL SERVIR DE TODO CORAZÓN
Me dirijo a vosotros, jóvenes: Sed fieles.  Haced de corazón vuestro trabajo.  No imitéis a los que son perezosos, y prestan sin servicio a medias.  Las acciones, repetidas con frecuencia, forman los hábitos; los hábitos forman el carácter.  Llevad a cabo pacientemente los pequeños deberes de la vida. Mientras no deis la importancia que corresponde a la fidelidad en los pequeños deberes, no será satisfactoria la edificación de vuestro carácter.  A la vista del Omnipotente, todo deber es importante.  El Señor ha dicho: "El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel".* En la vida de un verdadero cristiano, no hay cosas sin importancia.
Muchos que dicen ser cristianos están obrando en oposición a Dios.  Muchos esperan que se les presente una gran obra que hacer.  Diariamente pierden oportunidades de mostrar su fidelidad a Dios; diariamente dejan de desempeñar de todo corazón los pequeños deberes de la vida, que les parecen sin interés.  Pasa su vida mientras esperan alguna gran obra en la cual puedan ejercitar sus supuestos grandes talentos y así satisfacer sus ambiciosos anhelos.
Queridos jóvenes amigos, haced la obra que tengáis más a mano.  Dirigid vuestra atención hacia algún humilde ramo de trabajo que esté a vuestro alcance. 147
Poned vuestra mente y vuestro corazón en la ejecución de ese trabajo.  Forzad vuestros pensamientos a actuar inteligentemente en relación con las cosas que podéis hacer en vuestra casa.  De este modo os estaréis preparando para ser de mayor utilidad.  Recordad que está escrito acerca del rey Ezequías: "En todo cuanto emprendió . . . ,  lo hizo de todo corazón, y fue prosperado".*

EL VALOR DE LA CONCENTRACIÓN
La capacidad de fijar los pensamientos en la obra emprendida es una gran bendición.  Los jóvenes temerosos de Dios deberían esforzarse por desempeñar sus deberes con reflexiva consideración, manteniendo los pensamientos en su debido curso y poniendo de su parte lo mejor de que son capaces.  Deberían reconocer sus deberes actuales y cumplirlos sin permitir que la mente se desvíe.  Esta clase de disciplina mental será útil y beneficiosa durante toda la vida.  Aquellos que aprenden a concentrar sus pensamientos en todo lo que emprenden, por pequeña que parezca la obra, serán útiles en el mundo.
Queridos jóvenes, sed fervientes, sed perseverantes.  Ceñid "los lomos de vuestro entendimiento".* Manteneos firmes como Daniel, el fiel hebreo, quien se propuso en su corazón ser leal a Dios.  No chasqueéis a vuestros padres y amigos.  Y hay alguien más a quien recordar.  No chasqueéis a Aquel que tanto os amó que dio su vida para que fuese posible para vosotros ser colaboradores de Dios.

EL MOTIVO MAS ELEVADO
El deseo de honrar a Dios debiera ser para nosotros el más poderoso de los motivos.  Nos debería inducir a hacer todo esfuerzo por aprovechar los privilegios y las oportunidades que nos han sido dadas, a fin de que 148 entendamos cómo usar sabiamente los bienes del Señor.  Nos debería inducir a mantener el cerebro, los huesos, los músculos y los nervios en la condición más sana, para que nuestra fuerza física y claridad mental nos hagan mayordomos fieles.  Si se da al interés egoísta ocasión de actuar, atrofia la mente y endurece el corazón; si se le permite que gobierne, destruye el poder moral.  Entonces se produce el chasco . . .
El verdadero éxito es impartido a los hombres y mujeres por el Dios que dio éxito a Daniel.  Aquel que leía en el corazón de Daniel, contemplaba con placer la pureza de los motivos de su siervo y su determinación de honrar al Señor.  Los que en su vida cumplen el propósito de Dios, deben hacer esfuerzos esmerados, aplicándose estrecha y fervientemente a la realización de cualquier cosa que él les dé para hacer (Youth's Instructor, agosto 20, 1903) .

GOZO PERMANENTE
Y a lo largo del áspero camino que conduce a la vida eterna hay manantiales de gozo para refrescar a los fatigados.  Los que andan en las sendas de la sabiduría, se sienten alegres en gran manera, aun en la tribulación; porque Aquel a quien ama su alma, marcha invisible junto a ellos.  A cada paso ascendente disciernen con más claridad el toque de su mano; a cada paso, fulgores más vívidos de la gloria del Invisible alumbran su senda; y sus himnos de loor, que alcanzan cada vez una nota más elevada, ascienden para unirse a los cánticos de los ángeles que están delante del trono (El discurso maestro de Jesucristo, págs. 116,117). 149

40. EL EJERCICIO DE LA VOLUNTAD

LA RELIGIÓN pura tiene que ver con la voluntad.  La voluntad es el poder que gobierna en la naturaleza del hombre, poniendo a las demás facultades bajo su dominio.  La voluntad no es el gusto ni la inclinación, sino el poder de decidir, que obra en los hijos de los hombres para obediencia o desobediencia a Dios.

LA INESTABILIDAD Y LA DUDA
Eres un joven inteligente; deseas hacer de tu vida algo que al fin te haga apto para el cielo.  Con frecuencia te desanimas al encontrarte débil en poder moral, esclavo de la duda y gobernado por los hábitos y las costumbres de tu vieja vida de pecado.  Encuentras que tus emociones te son infieles a ti, a tus mejores resoluciones, y a tus más solemnes promesas.  Nada parece real.  Tu propia inestabilidad te induce a dudar de la sinceridad de los que te quisieran hacer bien.  Cuanto más luchas en la duda, más irreal te parece todo, hasta el punto de creer que en ninguna parte hallarás terreno sólido.  Tus promesas son como telas de araña, y consideras a la misma luz irreal las palabras y las obras de aquellos en quienes deberías confiar.

LA FUERZA OBTENIDA POR LA SUMISIÓN DE LA VOLUNTAD
Estarás en constante peligro hasta que comprendas la verdadera fuerza de la voluntad.  Podrás creer y prometer todas las cosas, pero tus promesas o tu fe no tendrán valor hasta que hayas puesto la voluntad del 150  lado de la fe y la acción.  Si peleas la batalla de la fe con toda la fuerza de la voluntad, vencerás.  No puedes confiar en tus sentimientos, tus impresiones, tus emociones, pues no son dignos de confianza, especialmente con tus ideas pervertidas; y el conocimiento de tus promesas quebrantadas y tus votos no cumplidos debilita tu confianza en ti mismo y la fe de otros en ti.
Pero no tienes por qué desesperar.  Debes estar resuelto a creer aunque nada te parezca real ni verdadero.  No necesito decirte que eres tú quien se ha puesto en esta posición no envidiable.  Debes reconquistar tu confianza en Dios y en tus hermanos.  A ti te toca someter tu voluntad a la voluntad de Jesucristo, y al hacerlo, Dios tomará inmediatamente posesión de ella y obrará en ti el querer y el hacer según su beneplácito.  Tu naturaleza entera será puesta entonces bajo el gobierno del Espíritu de Cristo, y hasta tus pensamientos le estarán sujetos.
No puedes dominar como deseas tus impulsos, tus emociones, pero puedes dominar la voluntad y hacer un cambio completo en tu vida.  Sometiendo tu voluntad a Cristo, tu vida se ocultará con Cristo en Dios, y se unirá al poder que está por encima de todos los principados y las potestades.  Tendrás fuerza procedente de Dios que te mantendrá unido a su fuerza y te será posible alcanzar una nueva luz, la luz misma de la fe viviente.  Pero tu voluntad debe cooperar con la voluntad de Dios, no con la voluntad de camaradas por medio de quienes Satanás trabaja constantemente para entramparte y destruirte.
¿No quieres relacionarte, sin demora, debidamente con Dios? ¿No quieres decir: "Quiero entregar mi voluntad a Jesús y hacerlo ahora", y desde este momento estar completamente de parte del Señor?  Desatiende las costumbres y los fuertes llamamientos del 151 apetito y la pasión.  No des a Satanás la oportunidad de decir: "Eres un desgraciado hipócrita".  Cierra la puerta de modo que Satanás no te acuse ni te desanime.  Di: "Creeré, creo que Dios es mi ayudador", y hallarás que puedes triunfar en Dios.  Si mantienes persistentemente la voluntad de parte del Señor, toda emoción quedará cautiva de la voluntad de Jesús.  Hallarás entonces tu pie afirmado sobre roca sólida.  A veces se requerirá toda partícula de voluntad que poseas, pero es Dios el que está obrando por ti, y saldrás del proceso modelador convertido en un vaso para honra.

LA UNIÓN DE LA VOLUNTAD DE DIOS Y LA DEL HOMBRE
Habla de la fe.  Manténte de parte de Dios.  No pises en terreno del enemigo, y el Señor será tu Ayudador.  El hará por ti lo que no puedes hacer por ti mismo.  El resultado será que llegarás a ser como un "cedro del Líbano".  Vivirás una vida noble, y harás tus obras en Dios.  Habrá en ti un poder, un fervor y una sencillez que te constituirán en un instrumento refinado en manos de Dios.
Necesitas beber diariamente en la fuente de la verdad, a fin de entender el secreto del placer y el gozo en el Señor. Pero debes recordar que tu voluntad es la fuente de todas tus acciones.  Esta voluntad, que constituye un factor tan importante en el carácter del hombre, fue puesta, en ocasión de la caída, bajo el dominio de Satanás; y desde entonces él ha estado obrando en el hombre el querer y hacer su beneplácito, pero para la completa miseria y ruina del hombre.
Pero el infinito sacrificio de Dios al dar a Jesús su amado Hijo, para que fuese sacrificado por el pecado, le permite decir, sin violar ningún principio de su gobierno: "Sométete a mí: dame esa voluntad; sustráela del dominio de Satanás, y yo tomaré posesión 152 de ella; entonces yo puedo obrar en ti el querer y el hacer según mi beneplácito".  Cuando él te da la mente de Cristo, tu voluntad llega a ser como la suya, y tu carácter se transforma para ser como el carácter de Cristo. ¿Es tu propósito hacer la voluntad de Dios? ¿Quieres obedecer las Escrituras?  "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame".
No existe tal cosa como seguir a Cristo a menos que rehúses satisfacer las inclinaciones y decidas obedecer a Dios.  No son tus sentimientos ni tus emociones los que te constituyen hijo de Dios, sino el hacer la voluntad de Dios.  Si tu voluntad llega a ser la voluntad de Dios, te espera una vida de utilidad.  Entonces serás, en tu virilidad concedida por Dios, un ejemplo de buenas obras.  Ayudarás entonces a mantener las reglas de la disciplina en vez de ayudar a quebrantarlas.  Ayudarás entonces a mantener el orden, en vez de despreciarlo e incitar, con tu proceder, a la irregularidad de vida.
Te digo, en el temor de Dios, que sé lo que puedes ser si pones tu voluntad de parte de Dios.  "Somos colaboradores de Dios". Puedes estar haciendo tu obra para el tiempo y la eternidad en forma tal que soporte la prueba del juicio. ¿Quieres hacer la prueba? ¿Quieres cambiar completamente ahora?  Eres objeto del amor y la intercesión de Cristo. ¿Quieres entregarte ahora a Dios y ayudar a los que actúan como centinelas para guardar los intereses de su obra, en vez de causarles pena y desaliento? (Testimonies, tomo 5, págs. 513-516).

EL ESFUERZO ESPECIAL ES ESENCIAL
Dios ha señalado medios, si nosotros los usamos con diligencia y con oración, para que ningún bajel naufrague, sino que capee la tempestad, y ancle finalmente 153 en el cielo de bendición.  Pero si despreciamos y descuidamos este equipo y este privilegio, Dios no obrará un milagro para salvar a ninguno de nosotros, y estaremos perdidos como lo estuvieron Judas y Satanás.
No penséis que Dios obrará un milagro para salvar aquellas almas débiles que albergan el mal, que practican el pecado; o que algún elemento sobrenatural será traído a vuestra vida, elevándola del ámbito del yo a una esfera más alta, donde la tarea será comparativamente fácil, y no requerirá esfuerzo especial, ninguna lucha especial, ni una crucifixión del yo; porque todos los que se demoran en el campo de Satanás esperando que esto se haga, perecerán con los obradores del mal.  Serán repentinamente destruidos, y eso sin remedio (Testimonios para los ministros, págs. 460, 461). 154

41. LA DIRECCIÓN DIVINA

PARA guiarnos hay tres maneras en que el Señor nos revela su voluntad . . .
Dios nos revela su voluntad en su Palabra, las Santas Escrituras.
Su voz se también en sus obras providenciales; y la reconoceremos si no separamos nuestras almas de él andando en nuestros propios caminos, procediendo de acuerdo con nuestra propia voluntad y siguiendo los impulsos de un corazón no santificado, hasta que los sentidos se hayan confundido de tal manera que no disciernan las cosas eternas, y la voz de Satanás llegue a estar tan disfrazada que sea aceptada como la voz de Dios.
Otra manera de oír la voz de Dios es mediante las súplicas de su Espíritu Santo, el cual hace en nuestro corazón impresiones que se manifestarán en el carácter.
Si tenéis duda en cuanto a cualquier asunto, debéis consultar en primer lugar las Escrituras.  Si habéis empezado realmente la vida de la fe, os habéis entregado al Señor para ser totalmente suyos y él os ha tomado para amoldamos y formaros de acuerdo con su propósito, a fin de que seáis vasos para honra.  Deberíais tener el ferviente deseo de ser dóciles en sus manos, y de seguir dondequiera que os conduzca.  Confiad entonces en él para que realice sus propósitos, y al mismo tiempo cooperad con él obrando vuestra propia salvación con temor y temblor (Testimonies, tomo 5, pág. 512). 155

42. LA OBRA SILENCIOSA DEL ESPÍRITU SANTO

LA VIDA del cristiano no es una modificación o mejora de la antigua, sino una transformación de la naturaleza.  Se produce una muerte al yo y al pecado, y una vida enteramente nueva.  Este cambio puede ser efectuado únicamente por la obra eficaz del Espíritu Santo.
Nicodemo estaba todavía perplejo, y Jesús empleó el viento para ilustrar lo que quería decir: "El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu".*
Se oye el viento entre las ramas de los árboles, por el susurro que produce en las hojas y las flores; sin embargo es invisible, y nadie sabe de dónde viene ni a dónde va.  Así sucede con la obra del Espíritu Santo en el corazón.  Es tan inexplicable como los movimientos del viento.  Puede ser que una persona no pueda decir exactamente la ocasión ni el lugar en que se convirtió, ni seguir todas las circunstancias de su conversión; pero esto no significa que no se haya convertido.  Mediante un agente tan invisible como el viento, Cristo obra constantemente en el corazón.  Poco a poco, tal vez inconscientemente para quien las recibe, se hacen impresiones que tienden a atraer el alma a Cristo.  Dichas impresiones pueden ser recibidas meditando en él, leyendo las Escrituras u oyendo la, palabra del predicador viviente.  Repentinamente, al presentar el Espíritu un llamamiento 156  más directo, el alma se entrega gozosamente a Jesús. Muchos llaman a esto conversión repentina; pero el resultado de una larga intercesión del Espíritu Dios; es una obra paciente y larga.
Aunque el viento mismo es invisible, produce efectos que se ven y sienten.  Así también la obra del Espíritu en el alma se revelará en toda acción de que haya sentido su poder salvador.  Cuando el Espíritu de Dios se posesiona del corazón, transforma la vida. Los pensamientos pecaminosos son puestos a un lado las malas acciones son abandonadas; el amor, la humildad y la paz reemplazan a la ira, la envidia y las contenciones.  La alegría reemplaza a la tristeza, y rostro refleja la luz del cielo.  Nadie ve la mano que alza la carga, ni contempla la luz que desciende de los atrios celestiales.  La bendición viene cuando por fe el alma se entrega a Dios.
Es imposible para las mentes finitas comprender obra de la redención.  Su misterio supera al conocimiento humano; sin embargo, el que pasa de muerte a vida comprende que es una realidad divina.  Podemos conocer aquí por experiencia personal el comienzo de la redención.  Sus resultados alcanzan hasta las edades eternas (El Deseado de todas las gentes, págs. 143,144) .

EVIDENCIA DE LA AYUDA DIVINA
Si tenéis una sensación de necesidad en el alma sentís hambre y sed de justicia, es evidencia de Cristo ha obrado en vuestro corazón para que lo busquéis a fin de hacer por vosotros, mediante el don del Espíritu Santo, las cosas que os es imposible hacer por vosotros mismos (El discurso maestro de Jesucristo, pág. 23). 157

43. EL CRISTO QUE MORA EN NOSOTROS

SI ESTAMOS "arraigados y fundados en amor. " Podremos "comprender con todos los santos cuál sea la anchura y la longura y la profundidad y la altura, y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento".* ¡Oh, qué preciosas posibilidades y ánimo!  En el corazón humano purificado de toda impureza moral reside el precioso Salvador, ennobleciendo y santificando la naturaleza entera, y convirtiendo al hombre en un templo del Espíritu Santo...

SU RESPUESTA A NUESTRA FE
Permanecemos en Cristo por medio de una fe viva.  El mora en nuestros corazones cuando nos apropiamos individualmente de la fe.  Tenemos la compañía de la presencia divina, y al darnos cuenta de su presencia, nuestros pensamientos son traídos en cautiverio a Cristo Jesús.  Nuestros ejercicios espirituales están de acuerdo con la vividez de nuestro sentido de esta compañía.  Enoc anduvo con Dios en este camino; y Cristo vive en nuestros corazones por la fe cuando consideramos lo que él es para nosotros, y la obra que ha realizado por nosotros en el plan de redención.  Nos sentiremos muy felices al cultivar un sentido de este gran don que Dios dio a nuestro mundo y nos dio a nosotros personalmente.
Estos pensamientos tienen un poder dominante sobre todo el carácter.  Quiero impresionar vuestra mente con el hecho de que podéis tener siempre, si 158 lo queréis, la compañía divina con vosotros.  "¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?  Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo".*

AMOLDADOS POR SU AMOR
A medida que la mente se espacia en Cristo, el carácter es modelado a la semejanza divina.  Los pensamientos son saturados de un sentido de su bondad de su amor.  Contemplamos su carácter y así él está en todos nuestros pensamientos.  Su amor nos abarca.  Aun al observar un momento el sol en su gloria meridiana, cuando apartamos nuestros ojos, su imagen aparecerá en todo cuanto veamos.  Así ocurre cuando contemplamos a Jesús; todo lo que miramos refleja su imagen, la imagen del Sol de justicia.  No podemos ver ninguna otra cosa, ni hablar de ninguna otra cosa.  Su imagen está impresa en los ojos del alma, y afecta toda porción de nuestra vida diaria, suavizando y subyugando toda nuestra naturaleza.  Al contemplar, somos conformados a la semejanza divina, a la semejanza de Cristo.  Ante todos aquellos con quienes nos asociamos reflejamos los brillantes y alegres rayos de su justicia.  Hemos sido transformados en carácter; pues el corazón, el alma, la mente, han sido irradiados por el reflejo de Aquel que nos amó y dio su vida por nosotros.  Aquí de nuevo se manifiesta una influencia viva y personal que mora en nuestros corazones por la fe.
Cuando sus palabras de instrucción han sido recibidas, y han tornado posesión de nosotros, Jesús es para nosotros una presencia permanente, que gobierna nuestros pensamientos, ideas y acciones.  Somos imbuidos de la instrucción del mayor Maestro que el mundo conoció jamás.  Un sentido de responsabilidad 159 humana y de influencia humana da carácter a nuestros puntos de vista con respecto a la vida y a los deberes diarios.  Cristo Jesús lo es todo para nosotros: el primero, el último, el mejor en todas las cosas. Jesucristo, su espíritu, su carácter, da color a todas las cosas; es la trama y urdimbre, la misma textura de nuestro ser entero.  Las palabras de Cristo son espíritu y son vida.  No podemos, pues, centralizar nuestros pensamientos en el yo; no somos ya nosotros los que vivimos, sino que Cristo vive en nosotros, y él es la esperanza de gloria.  El yo está muerto, pero Cristo es un Salvador vivo.  Al continuar mirando a Jesús, reflejarnos su imagen hacia todos los que nos rodean.  No podemos detenernos a considerar nuestros desalientos, o aun a hablar de ellos; pues un cuadro más agradable atrae nuestra vista: el precioso amor de Jesús.  El vive en nosotros por la palabra de verdad (Testimonios para los ministros, págs. 393,396) .

LA PERLA DE GRAN PRECIO
Hemos de entregarnos a Cristo para vivir una vida de voluntaria obediencia a todos sus requerimientos.  Todo lo que somos, todos los talentos y facultades que poseemos son del Señor, para ser consagrados a su servicio.  Cuando de esta suerte nos entregamos por completo a él, Cristo, con todos los tesoros del cielo, se da a sí mismo a nosotros.  Obtenemos la perla de gran precio (Palabras de vida del gran Maestro, pág. 102). 160

44. LA ABNEGACIÓN

CRISTO se despojó de sí mismo, y el yo no apareció en nada de lo que hizo.  Subordinó todas las cosas a la voluntad de su Padre.  Cuando estaba por terminar su misión en la tierra, pudo decir: "Te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese".* Y nos invita: "Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón".* "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame";* destrone al yo y no le deje tener más la supremacía del alma.
El que contempla a Cristo en su abnegación, en su humildad de corazón, será constreñido a decir, como Daniel cuando contempló como una semejanza de hijo de hombre: "Mi fuerza se cambió en desfallecimiento. . ."* La naturaleza humana está siempre luchando para manifestarse, lista para la contienda; pero el que aprende de Cristo, se despoja del yo, del orgullo, del amor a la supremacía, y hay silencio en el alma.  El yo es puesto a la disposición del Espíritu Santo.  No estamos ansiosos, entonces, de tener el puesto más elevado.  No tenemos ambición para abrirnos paso y figurar; en cambio, sentimos que nuestro más elevado lugar está a los pies de nuestro Salvador.  Contemplamos a Jesús, y escuchamos, esperando que su mano y su voz nos guíen.  El apóstol Pablo pasó por esta experiencia y dijo: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí"* (El discurso maestro de Jesucristo, págs. 19, 20). 161

45. EL CARÁCTER QUE DIOS APRUEBA

Los jóvenes necesitan ser instruidos cuidadosamente y con oración, a fin de que edifiquen sus caracteres sobre un cimiento permanente.  El motivo por el cual tantos cometen errores penosos, es que no prestan atención a las enseñanzas de la experiencia.  Dejan que el consejo de los padres y maestros se pierda para ellos, y ceden a las tentaciones del enemigo.  Dios ama a los jóvenes.  Ve en ellos grandes posibilidades para el bien, si perciben su necesidad de Cristo y construyen sobre el cimiento seguro. El conoce también sus pruebas.  Sabe que tendrán que batallar contra los poderes de las tinieblas que se esfuerzan por conquistar el dominio de la mente humana; y Dios ha abierto el camino por el cual los jóvenes de ambos sexos pueden llegar a ser participantes de la naturaleza divina...

SE REQUIERE ESFUERZO PERSEVERANTE
El carácter no se obtiene por casualidad.  No se determina por una sola explosión de mal genio, por un solo paso dado en mala dirección Es la repetición del acto lo que lo hace hábito, y amolda el carácter para el bien o para el mal.  El buen carácter sólo se forma mediante esfuerzo perseverante, incansable, aprovechando para la gloria de Dios todo talento y aptitud que nos hayan sido confiados.  En vez de hacer esto, muchos se dejan llevar adonde el impulso o las circunstancias los empujan, no porque les falte buen 162 material, sino porque no se dan cuenta de que Dios quiere que en su juventud hagan todo lo que puedan y de la mejor manera.
Si los jóvenes de hoy quieren mantenerse firmes como Daniel deben poner en tensión todo nervio y músculo espirituales.  El Señor no desea que siempre sean novicios.  Desea que alcancen la cima de la excelencia.  Desea que alcancen el más alto peldaño de la escalera, para que desde él puedan trasladarse de un paso al reino de Dios.

LA INFLUENCIA DE LOS COMPAÑEROS
Los jóvenes que salen de su casa y dejan de estar bajo el cuidado vigilante de los padres, hacen hasta cierto punto solos la elección de sus compañeros.  Deberían recordar que está sobre ellos la mirada del Padre celestial, y que él ve cada una de sus necesidades, de sus tentaciones. Siempre se encuentran en las escuelas jóvenes que por su conducta revelan que sus mentes han sido formadas en un molde inferior.  La preparación desacertada que han recibido en la niñez no ha desarrollado equilibradamente sus caracteres; y al avanzar ellos en años, sus defectos han permanecido y echado a perder su experiencia.  Estas almas hacen desviar por precepto y ejemplo a los que son débiles en fuerza moral.
El tiempo es oro, queridos jóvenes.  No pongáis en peligro vuestras almas cometiendo los excesos de la juventud.  No podéis permitiros el ser descuidados en cuanto a los compañeros que escogéis.  Espaciaos en lo que es noble en el carácter de otros, y estos rasgos llegarán a ser para vosotros un poder moral para resistir el mal y escoger el bien.  Fijaos un blanco alto.  Vuestros padres y maestros, que aman y temen a Dios, podrán seguiros día y noche, con sus oraciones, podrán 163 rogaros y amonestaros, pero todo esto será en vano si escogéis compañeros indiferentes.  Si no veis peligro real y pensáis que lo mismo podéis hacer el bien que el mal, según os parezca, no discerniréis que la levadura de impiedad está inficionando y corrompiendo de un modo insidioso vuestra mente.

CRISTO, NUESTRA ÚNICA ESPERANZA
Cristo fue afligido, insultado y escarnecido; la tentación lo asaltaba por todos lados, y sin embargo no pecó, antes prestó a Dios una obediencia perfecta enteramente satisfactoria.  Así quitó para siempre toda apariencia de excusa para desobedecer.  Vino a mostrar al hombre cómo obedecer, cómo guardar todos los mandamientos.  Se asió del poder divino, y ésta es la única esperanza del pecador.  Dio su vida para que el hombre pudiese participar de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia . . .
Dios ha dado a los jóvenes talentos para que sean aprovechados para su gloria, pero muchos dedican estos dones a propósitos no santificados.  Muchos tienen habilidades que, si fuesen cultivadas, darían una rica cosecha de adquisiciones mentales, morales y físicas.  Pero no se detienen a considerar.  No calculan el precio de su conducta.  Estimulan una temeridad e insensatez que no quieren escuchar el consejo o la reprensión.  Este error es terrible.  Los jóvenes serían sobrios, si se percatasen de que la mirada de Dios está sobre ellos, que los ángeles de Dios observan el desarrollo del carácter y pesan el valor moral (Youth's Instructor, julio 27, 1899). 164

46. LA PRESENCIA PERMANENTE DE CRISTO

LA RELIGIÓN de Cristo significa más que el perdón del pecado; significa la extirpación de nuestros pecados y el henchimiento del vacío con las gracias del Espíritu Santo.  Significa iluminación divina, regocijo en Dios.  Significa un corazón despojado del yo y bendecido con la presencia permanente de Cristo.  Cuando Cristo reina en el alma, hay pureza, libertad del pecado.  Se cumple en la vida la gloria, la plenitud, la totalidad del plan evangélico.  La aceptación del Salvador produce un resplandor de perfecta paz, de amor perfecto, de perfecta seguridad.  La belleza y fragancia del carácter de Cristo, reveladas en la vida, testifican de que Dios ha enviado ciertamente a su Hijo al mundo, para ser su Salvador . . .
Cristo ha sido un compañero diario y un amigo familiar de sus fieles seguidores.  Estos han vivido en contacto íntimo, en constante comunión con Dios.  Sobre ellos ha nacido la gloria del Señor.  En ellos se ha reflejado la luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.  Ahora se regocijan en los rayos no empañados de la refulgencia y gloria del Rey, en su majestad.  Están preparados para la comunión del cielo; pues tienen el cielo en sus corazones (Palabras de vida del gran Maestro, págs. 398, 399). 166
(Mensaje para los Jóvenes de E. G. de White)

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