jueves, 2 de junio de 2011

SECCION XI “La Vida en el Hogar”

La restauración y el levantamiento de la humanidad empiezan en el hogar. La obra de los padres es cimiento de toda otra obra.  La sociedad se compone de familias, y será lo que la hagan las cabezas de familia.  Del corazón "mana la vida",* y el hogar es el corazón de la sociedad, de la iglesia y de la nación.  El bienestar de la sociedad, el buen éxito de la iglesia y la prosperidad de la nación dependen de la influencia del hogar.
(El ministerio de curación, pág. 269). 323

107. UN HOGAR CRISTIANO

COMO los patriarcas de la antigüedad, los que profesan amar a Dios deberían erigir un altar al Señor dondequiera que se establezcan.  Si alguna vez hubo un tiempo cuando todo hogar debería ser una casa de oración, es ahora.  Los padres y las madres deberían elevar sus corazones a menudo hacia Dios para suplicar humildemente por ellos mismos y por sus hijos.  Que el padre, como sacerdote de la familia, ponga sobre el altar de Dios el sacrificio de la mañana y de la noche, mientras la esposa y los niños se le unen en oración y alabanza. Jesús se complacerá en morar en un hogar tal.

De todo hogar cristiano debería irradiar una santa luz.  El amor debe expresarse en hechos.  Debería manifestarse en todas las relaciones del hogar y revelarse en una amabilidad atenta, en una suave y desinteresada cortesía.  Hay hogares donde se pone en práctica este principio, hogares donde se adora a Dios, y donde reina el amor verdadero. De estos hogares, de mañana y de noche, la oración asciende hacia Dios como un dulce incienso, y las misericordias y las bendiciones de Dios descienden sobre los suplicantes como el rocío de la mañana.

Un hogar piadoso bien dirigido constituye un argumento poderoso en favor de la religión cristiana, un argumento que el incrédulo no puede negar.  Todos pueden ver que una influencia obra en la familia y afecta a los hijos, y que el Dios de Abrahán está con ellos (Patriarcas y profetas pág. 144). 324

108. LA FIDELIDAD EN LOS DEBERES DOMÉSTICOS

EL DEBER  más sublime que incumbe a las jóvenes es el que han de cumplir en sus propios hogares, al beneficiar a sus padres, hermanos y hermanas con afecto y verdadero interés.  Allí es donde se puede manifestar abnegación y olvido propio, al cuidar a los demás y actuar en su favor.  Nunca degradará este trabajo a una mujer.  Es el cargo más sagrado y elevado que ella pueda ocupar. ¡Qué influencia puede ejercer una hermana sobre sus hermanos!  Si ella vive correctamente , puede determinar cuál será el carácter de sus hermanos.  Sus oraciones, su amabilidad y su afecto pueden valerle mucho en una familia.

Hermana mía, estas nobles cualidades no pueden comunicarse a otras mentes, a menos que existan primero en la propia.  El contentamiento de espíritu, el afecto, la amabilidad y la alegría del genio que manifieste a todo corazón le devolverán lo que Ud. de a los demás.  Si Cristo no reina en el corazón, habrá descontento y deformidad moral.  El egoísmo requerirá de los demás lo que no estamos dispuestos a darles.

No son solamente las obras y las batallas grandes las que prueban el alma y exigen valor.  La vida diaria causa perplejidades, pruebas y desalientos.  Es el trabajo humilde el que con frecuencia exige paciencia y fortaleza.  Se necesitará confianza propia y resolución para afrontar y vencer todas las dificultades.  Asegúrese de que el Señor esté con Ud, para que sea en todo lugar su consuelo (Joyas de los testimonios, tomo 1 págs. 296, 297). 325

109. LA RELIGIÓN EN EL HOGAR

LA RELIGIÓN  es muy necesaria en el hogar, y nuestras palabras en el hogar han de ser del carácter debido o de nada servirán nuestros testimonios en la iglesia.  Será inútil vuestra religión si no mostráis mansedumbre, bondad y cortesía con vuestra familia.  Si hubiese más religión genuina en el hogar, habría más poder en la iglesia.

LA RUDEZA DEL LENGUAJE EN EL HOGAR

Cuánto daño hace en el círculo de la familia el pronunciar palabras impacientes, pues la expresión impaciente de una persona induce a la otra a replicar con el mismo espíritu y de igual modo.  Siguen luego las palabras de desquite, de justificación propia, y son ellas las que van formando sobre vuestro cuello un yugo pesado e hiriente; porque todas estas palabras repercutirán como una funesta cosecha sobre vuestra alma.

Los que emplean un lenguaje tal experimentarán vergüenza, pérdida del respeto propio y de la confianza en sí mismos, y tendrán amargo remordimiento y pena por haber perdido el dominio propio y hablado de ese modo. ¡Cuánto mejor sería no pronunciar jamás palabras semejantes! ¡Cuánto mejor sería tener el aceite de la gracia en el corazón, ser capaces de resistir toda provocación y soportar todas las cosas con mansedumbre y tolerancia cristianas!

Si cumplís las condiciones de las promesas de Dios, éstas se cumplirán para vosotros.  Si vuestra mente está 326 firme en Dios, no pasaréis del estado de éxtasis al valle del desaliento cuando os sobrevengan la prueba y la tentación.  No hablaréis a otros de dudas y melancolía.

Satanás no puede leer nuestros pensamientos, pero puede ver nuestras acciones, oír nuestras palabras; y por su antiguo conocimiento de la familia humana, da a sus tentaciones la forma necesaria para sacar partido de los puntos débiles de nuestro carácter.  Y con cuánta frecuencia le hacemos saber el secreto de cómo obtener mejor la victoria sobre nosotros. ¡Ojalá pudiéramos dominar nuestras palabras y acciones!  Cuán fuertes seríamos si nuestras palabras fuesen tales que no tuviésemos que avergonzarnos de ellas cuando se nos presente su registro en el día del juicio.  Cuán diferentes parecerán en el día de Dios, de lo que parecen cuando las pronunciamos  (Review and Herald, febrero 27, 1913).

EL HOGAR ES UNA LECCIÓN OBJETIVA

La misión del hogar se extiende más allá del círculo de sus miembros.  El hogar cristiano ha de ser una lección objetiva, que ponga de relieve la excelencia de los verdaderos principios de la vida.  Semejante ejemplo será una fuerza para el bien en el mundo.  Mucho más poderosa que cualquier sermón que se pueda predicar es la influencia de un hogar verdadero en el corazón y la vida de los hombres.  Al salir de semejante hogar paterno los jóvenes enseñarán las lecciones que en él hayan aprendido.  De este modo penetrarán en otros hogares principios más nobles de vida, y una influencia regeneradora obrará en la sociedad (El ministerio de curación, pág. 272). 327

110. EL HOGAR ES UNA ESCUELA

Los jóvenes no se debilitarán mentalmente ni perderán eficiencia consagrándose al servicio de Dios.  El temor del Señor es el principio de la sabiduría, El niño más pequeño que ama y teme a Dios es mayor a su vista que el hombre más instruido y talentoso que descuida la gran salvación.  Los jóvenes que consagran su corazón y vida a Dios se han puesto, al hacerlo, en contacto con la Fuente de toda sabiduría y excelencia.

LOS DEBERES DIARIOS

Si se enseñara a los niños a considerar la rutina humilde de los deberes diarios como el proceder señalado para ellos por el Señor, como una escuela en la cual han de educarse para prestar un servicio fiel y eficiente, su trabajo les parecería mucho más agradable y honroso.  El desempeño de cada deber como si fuera para el Señor, rodea de encanto a la tarea más humilde y liga a los obreros de la tierra con los seres santos que hacen la voluntad de Dios en el cielo.

Y en el lugar que se nos ha asignado deberíamos desempeñar nuestros deberes con tanta fidelidad como los ángeles en su esfera más elevada.  Los que tienen la impresión de que son siervos de Dios, serán hombres en los cuales se pueda tener confianza en todas partes.  Los futuros ciudadanos del cielo serán los mejores ciudadanos de la tierra.  El concepto correcto de nuestro deber para con Dios conduce a una percepción clara de nuestro deber para con el prójimo. 328

LA RECOMPENSA DE LA MADRE

Cuando empiece el juicio y los libros sean abiertos, cuando sea pronunciado el "Bien hecho" del gran juez, y colocada en la frente del vencedor la corona de gloria inmortal, muchos levantarán sus coronas a la vista del universo reunido y, señalando a sus madres, dirán: "Ella hizo de mí todo lo que soy mediante la gracia de Dios.  Su instrucción, sus oraciones, han sido bendecidas para mi salvación eterna". . .

Se debería educar a los jóvenes para que se mantengan firmes de parte de la rectitud en medio de la prevaleciente iniquidad, para que hagan todo lo que puedan para detener el progreso del vicio, y promover la virtud, la pureza y la verdadera virilidad.  Las impresiones hechas sobre la mente y el carácter en la época temprana de la vida son profundas y duraderas.  Una educación poco juiciosa, o las malas compañías ejercerán a menudo sobre la mente joven una influencia mala que todos los esfuerzos posteriores no podrán borrar (Signs of the Times, noviembre 3, 1881).

POSIBILIDADES DE LA EDUCACIÓN OBTENIDA EN EL HOGAR

Los jóvenes y niños de la actualidad son los que determinan el porvenir de la sociedad, y lo que estos jóvenes y estos niños serán depende del hogar.  A la falta de buena educación doméstica se puede achacar la mayor parte de las enfermedades, así como de la miseria y criminalidad que son la maldición de la humanidad.  Si la vida doméstica fuera pura y verdadera, si los hijos que salen del hogar estuvieran debidamente preparados para hacer frente a las responsabilidades de la vida y a sus peligros, ¡qué cambio experimentaría el mundo! (El ministerio de curación, pág. 270) 329

111. EL RESPETO Y EL AMOR A LOS PADRES

LOS que quieren seguir verdaderamente a Cristo, deben dejarlo morar en el corazón y entronizarlo allí en forma absoluta.  Deben representar el espíritu y carácter de Dios en su vida doméstica y ser bondadosos y corteses con aquellos con quienes se relacionan.

Hay muchos niños que profesan conocer la verdad no tributan a sus padres el honor y afecto que se les debe, que manifiestan poco amor hacia ellos y no los honran cediendo a sus deseos o tratando de evitarles ansiedad.  Muchos de los que profesan ser cristianos no saben lo que es "honra a tu padre y a tu madre", y en consecuencia poco sabrán lo que significa "para que tus días se alarguen, en la tierra que Jehová tu Dios te da"*.'Nuestros jóvenes declaran abiertamente que se cuentan entre los que guardan los mandamientos de Dios, y sin embargo muchos de ellos descuidan y violan el quinto mandamiento, y por lo tanto no pueden recibir la rica bendición prometida a los que observan este precepto, "honra a tu padre y a tu madre".

Nunca entrarán en la tierra nueva, en la cual podrían vivir eternamente, a menos que se arrepientan de su pecado y reformen sus costumbres y su carácter mediante la gracia de Cristo.  Los que no respetan y aman a sus padres no respetarán ni honrarán a Dios.  Los que no soportan la prueba, los que no honran a sus padres temerosos de Dios, no obedecerán a Dios, 330 y por lo tanto no pueden esperar entrar en la tierra prometida.

LA OBEDIENCIA IMPLICA UN DESTINO

Los jóvenes están decidiendo ahora su destino eterno, y yo quisiera rogaros que consideréis el mandamiento al cual Dios ha añadido semejante promesa: "Porque tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da".  Niños, ¿deseáis la vida eterna?  Entonces, respetad y honrad a vuestros padres. . .

Si habéis pecado no rindiéndoles amor y obediencia, empezad ahora a redimir el pasado.  No podéis atrevemos a seguir otra conducta, pues significa la pérdida de la vida eterna, El Investigador de los corazones conoce cuál es vuestra actitud hacia vuestros padres, pues pesa el carácter moral en la balanza de oro del santuario celestial. ¡Oh! confesad que habéis descuidado a vuestros padres, confesad vuestra indiferencia hacia ellos y vuestro desprecio del santo mandamiento de Dios. . .

El corazón de vuestros padres siente tierna simpatía hacia vosotros, y ¿podéis retribuir su amor con una fría ingratitud?  Ellos aman vuestras almas, quieren que seáis salvados, pero ¿no habéis despreciado con frecuencia su consejo y hecho vuestra voluntad, vuestro gusto? ¿No habéis seguido vuestro propio criterio independiente cuando sabíais que tal conducta terca no tendría la aprobación de Dios?  Muchos padres han bajado al sepulcro acongojados, a causa de la ingratitud y falta de respeto que sus hijos les mostraron (Youth's Instructor, junio 22, 1893). 331

112. UNA BENDICIÓN EN EL HOGAR

EL SEÑOR dice al joven: "Dame, hijo mío, tu corazón"* Al Salvador del mundo le agrada que los niños y los jóvenes le entreguen su corazón.  Quizá haya sin gran ejército de niños que serán hallados fieles a Dios porque andan en la luz, así como Cristo está en la luz.  Amarán al Señor Jesús y se deleitarán en agradarle.  No se impacientarán si fueren reprendidos, y alegrarán el corazón de sus padres con su bondad, su paciencia y su disposición a hacer todo lo que puedan para ayudar a llevar las cargas de la vida diaria.  Serán fieles discípulos de nuestro Señor en toda su infancia y juventud.

Niños y jóvenes, vosotros podéis ser una bendición en el hogar durante vuestros primeros años.  Qué pena da ver a los hijos de padres temerosos de Dios, indomables y desobedientes, desagradecidos y voluntariosos, decididos a salir siempre con la suya, indiferentes a las molestias o la pena que causan a sus padres.  Satanás se deleita en manejar el corazón de los niños, y si se le permite les inculcará su propio odioso espíritu.

LA OBEDIENCIA A LOS PADRES

Pueden hacer los padres todo lo que esté a su alcance para dar a sus hijos toda clase de privilegios e instrucción para que entreguen sus corazones a Dios; no obstante los hijos pueden negarse a andar en la luz, y su mala conducta puede reflejarse desfavorablemente sobre sus padres que los aman y anhelan su salvación. 332

Es Satanás quien tienta a los niños a seguir un camino de pecado y desobediencia; y entonces si se le permite, arrebatará sus vidas mientras están aún en el pecado, a fin de privarlos de toda esperanza de salvación y atravesar, como con una espada, el corazón de los padres temerosos de Dios, que se doblarán bajo el peso de una pena que nunca los abandonará, causada por la impenitencia y rebelión final de sus hijos contra Dios. . .

Niños y jóvenes, os ruego, por amor de Cristo, que andéis en la luz.  Someted vuestra voluntad a la voluntad de Dios.  "Si los pecadores te quisieran engañar, no consientas".*  Seguid el camino del Señor, pues no tendréis paz en la transgresión.  Con vuestra mala conducta desacreditáis a vuestros padres y deshonráis la religión de Cristo.  Recordad que en los libros del cielo se lleva un informe de vuestra vida, que será abierto ante el universo reunido, ¡Pensad qué vergüenza, qué remordimiento sentiréis si os tocare la desgraciada suerte de perder la vida eterna! "Volveos a mi reprensión.  He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, y os haré saber mis palabras. . .  Entonces me llamarán. . .  mas el que me oyere, habitará confiadamente, y vivirá tranquilo, sin temor de mal".* Atended la instrucción de Cristo: 'Andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas'.*  (Youth's Instructor, agosto 10, 1893). 333

113. LA EDIFICACIÓN DEL CARÁCTER EN EL HOGAR

SATANÁS tienta a los niños a ser reservados con sus padres, y a elegir sus confidentes entre sus compañeros jóvenes e inexpertos, entre aquellos que no les pueden ayudar, sino que les darán malos consejos. . .

Los niños quedarían a salvo de muchos males si fuesen más familiares con sus padres.  Estos deben estimular en sus hijos una disposición a manifestarse confiados y francos con ellos, a acudir a ellos con sus dificultades, presentarles el asunto tal cual lo ven y pedirles consejo cuando se hallan perplejos acerca de qué conducta es la buena. ¿Quiénes pueden ver y señalarles los peligros mejor que sus padres piadosos? ¿Quién puede comprender tan bien como ellos el temperamento peculiar de sus hijos?  La madre que ha vigilado todo el desarrollo de la mente desde la infancia, y conoce su disposición natural, es la que está mejor preparada para aconsejar a sus hijos. ¿Quién puede decir como la madre, ayudada por el padre, cuáles son los rasgos de carácter que deben ser refrenados y mantenidos en jaque?

COMO HACER FELICES A LOS PADRES

Los hijos cristianos preferirán el amor y la aprobación de sus padres temerosos de Dios a toda bendición terrenal.  Amarán y honrarán a sus padres.  Hacer a sus padres felices debe ser una de las principales preocupaciones de su vida.  En esta era de rebelión, 334 los hijos no han recibido la debida instrucción y disciplina, y tienen poca conciencia de sus obligaciones hacia sus padres.  Sucede a menudo que cuanto más hacen sus padres por ellos, tanto más ingratos son y menos los respetan.

Los niños que han sido mimados y rodeados de cuidados, esperan siempre un trato tal; y si su expectativa no se cumple, se chasquean y desalientan.  Esa misma disposición se verá en toda su vida.  Serán incapaces, dependerán de la ayuda ajena, y esperarán que los demás los favorezcan y cedan a sus deseos.  Y si encuentran oposición, aun en la edad adulta, se creen maltratados; y así recorren su senda por el mundo acongojados, apenas capaces de llevar su propio peso, murmurando e irritándose a menudo porque todo no les sale a pedir de boca. . .

Los hijos deben sentir que tienen una deuda con sus padres que los han vigilado durante su infancia, y cuidado en tiempos de enfermedad.  Deben darse cuenta de que sus padres han sufrido mucha ansiedad por ellos.  Los padres piadosos y concienzudos han sentido especialmente el más profundo interés en que sus hijos eligiesen el buen camino. ¡Cuánta tristeza sintieron en sus corazones al ver defectos en sus hijos!  Si éstos, que causaron tanto dolor a esos corazones, pudiesen ver el efecto de su conducta, se arrepentirían ciertamente de ella.  Si pudiesen ver las lágrimas de su madre, y oír sus oraciones a Dios en su favor, si pudiesen escuchar sus reprimidos y entrecortados suspiros, sus corazones se conmoverían, y prestamente confesarían sus pecados y pedirían perdón. . .

FUERZAS PARA EL CONFLICTO

Estamos viviendo en una época desdichada para los niños.  Se siente una fuerte corriente que arrastra 335 hacia abajo, hacia la perdición, y se necesita algo más que una experiencia y fuerza de niño para remontar esa corriente y no ser llevado por ella.  Los jóvenes en general parecen cautivos de Satanás, y éste y sus ángeles los llevan a una destrucción segura.  Satanás y sus huestes hacen guerra contra el gobierno de Dios y a todos los que tienen deseo de entregar su corazón al Señor y de obedecer sus requerimientos, Satanás tratará de hacerles sufrir perplejidad y de vencerlos con sus tentaciones, a fin de que se desalienten y renuncien a la lucha. . .

Mediante la oración ferviente y le fe viva, ganarán grandes victorias.  Algunos padres no se han dado cuenta de las responsabilidades que pesan sobre ellos y han descuidado la educación religiosa de sus hijos.  Por la mañana, los primeros pensamientos del cristiano deben fijarse en Dios.  Los trabajos mundanales y el interés propio deben ser secundarios.  Debe enseñarse a los niños a respetar y reverenciar la hora de oración.  Antes de salir de la casa para ir a trabajar, toda la familia debe ser convocada, y el padre, o la madre en ausencia del padre, debe rogar con fervor a Dios que los guarde durante el día. . .

LA IMPACIENCIA POR LA RESTRICCIÓN

Puede suceder que los niños observadores del sábado se impacienten por las restricciones y piensen que sus padres son demasiado estrictos; y hasta puede suceder que se susciten en sus corazones sentimientos duros y lleguen a alimentar pensamientos de descontento y pesar contra aquellos que obran para su bien presente, futuro y eterno.  Pero si llegan a vivir algunos años más, bendecirán a sus padres por el cuidado estricto y la vigilancia fiel que ejercieron sobre ellos en sus años de inexperiencia. . . 336

LA RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL

Hijos, Dios consideró propio confiaros al cuidado de vuestros padres, para que ellos os instruyan y disciplinen, y así desempeñen su parte en formar vuestro carácter para el cielo.  Pero a vosotros os incumbe decir si queréis adquirir un buen carácter cristiano aprovechando las ventajas que significa para vosotros el haber tenido padres piadosos, fieles y vigilantes en la oración.  A pesar de toda la ansiedad y la fidelidad de los padres en favor de sus hijos, ellos solos no pueden salvarlos.  Los hijos tienen también una obra que hacer.  Cada hijo tiene que atender su caso individual.

Padres creyentes, os incumbe una obra de responsabilidad para guiar los pasos de vuestros hijos aun en su experiencia religiosa.  Cuando amen verdaderamente a Dios os bendecirán y reverenciarán por el cuidado que les otorgasteis y por vuestra fidelidad en restringir sus deseos y subyugar su voluntad (Joyas de los testimonios, tomo 1, págs. 141-153).

VESTIDOS CON LA JUSTICIA DE CRISTO

Cuando estemos vestidos con la justicia de Cristo no nos deleitaremos en el pecado, pues Cristo estará obrando con nosotros.  Podremos cometer errores, pero odiaremos el pecado que causó el sufrimiento del Hijo de Dios (Review and Herald, marzo 18, 1890). 337

114. LOS JÓVENES HAN DE LLEVAR RESPONSABILIDADES*

ESTOS jóvenes pasan por alto los deberes que tienen que desempeñar en sus hogares.  No han aprendido a encargarse de los deberes y a llevar las responsabilidades que les corresponden en el hogar.  Tienen una madre fiel y práctica que ha llevado muchas cargas que sus hijos no le debían haber permitido llevar.  En esto han dejado de honrar a su madre.  No han compartido como les correspondía las cargas del padre y han descuidado honrarlo como debían.  Siguen la inclinación más bien que el deber.

Han seguido una conducta egoísta al esquivar las cargas y la tarea dura, y no han llegado a obtener una experiencia valiosa de la que no deberían privarse si quieren tener éxito en la vida.  No han sentido la importancia de ser fieles en las cosas pequeñas, ni han experimentado hacia sus padres la obligación de ser honrados, cabales y fieles en el desempeño de los deberes humildes de la vida que encuentran en su camino.  Pasan por alto los ramos comunes del conocimiento, que son tan necesarios para la vida práctica.

COMO HACER FELIZ EL HOGAR

Si en alguna parte quieren ser una bendición estos jóvenes, debiera ser en el hogar.  Si ceden a la inclinación, en vez de ser guiados por la decisión prudente de la razón serena, del juicio sano y de la 338 conciencia iluminada, no pueden ser una bendición para la sociedad o su familia y pueden peligrar sus perspectivas para este mundo y para el mundo mejor.

Muchos jóvenes reciben la impresión de que sus primeros años no han de ser para llevar responsabilidades, sino para desperdiciarlos en deportes ociosos, en bromas y en placeres necios.  Algunos no piensan más que en la satisfacción momentánea que va ligada a las necedades y a la complacencia de los sentidos a que están entregados en ese momento.  Su deseo de diversión, su amor a las compañías, la charla y las risas, van en aumento a medida que se dedican a esas cosas y van perdiendo todo placer en las realidades serias de la vida y todo interés en los deberes del hogar.  No hallan bastante variación para sus mentes y se ponen inquietos, quisquillosos e irritables. Estos jóvenes deberían considerar un deber el hacer feliz y alegre el hogar. . .

Quizá convenga por un tiempo un cambio en la labor física que ha pesado severamente sobre sus fuerzas, a fin de que reanuden el trabajo haciendo esfuerzos que tengan más éxito.  Pero puede ser que no sea necesario un reposo absoluto, o que éste no vaya acompañado de los mejores resultados en lo que a su fuerza física concierne.

No necesitan desperdiciar sus preciosos momentos, aun cuando estén cansados de una clase de trabajo.  Pueden buscar entonces algo que no sea tan agotador, pero que sea una bendición para su madre y sus hermanas.  Al aligerar los cuidados de ellas tomando a su cargo los trabajos más rudos, pueden hallar esa distracción que brota de los principios y que les producirá verdadera felicidad, y no pasarán el tiempo en bagatelas o en placeres egoístas (Testimonies, tomo 3, págs. 221-223). 339

115. LA HORA DEL CULTO

PARA despertar y fortalecer el amor hacia el estudio de la Biblia, mucho depende del uso que se haga de la hora del culto.  Las horas del culto matutino y vespertino deberían ser las más dulces y útiles del día.  Entiéndase que no deben interponerse a esas horas pensamientos inquietos y faltos de bondad; reúnanse los padres y los niños para encontrarse con Jesús y para invitar a los santos ángeles a estar presentes en el hogar.  Los cultos deberían ser breves y llenos de vida, adaptados a la ocasión, y variados.  Todos deberían tener parte en la lectura de la Biblia, aprender y repetir a menudo la ley de Dios.  Los niños tendrán más interés si a veces se les permite que escojan la lectura.  Hacedles preguntas acerca de lo leído y permitidles que también las hagan ellos.  Mencionad cualquier cosa que sirva para ilustrar su significado.  Si el culto no es demasiado largo permitid que los pequeñuelos oren y se unan al canto, aunque se trate de una sola estrofa.

A fin de dar al culto el carácter que debe tener, es necesaria alguna preparación.  Los padres deberían consagrar diariamente algún tiempo al estudio de la Biblia con sus hijos.  Sin duda, se requerirá esfuerzo, reflexión y algún sacrificio para llevar esto a cabo, pero el esfuerzo será ricamente recompensado (La educación, pág. 181). 340

116. HOSPITALIDAD RELIGIOSA

SERIAMOS mucho más felices y útiles, si nuestra vida familiar y nuestras relaciones sociales fuesen regidas por la mansedumbre y sencillez de Cristo.  En vez de trabajar afanosamente para hacer ostentación, para excitar la admiración o envidia de las visitas, deberíamos esforzarnos por hacer   felices a los que nos rodean, mediante nuestra alegría, simpatía y amor.  Vean las visitas que tratamos de conformarnos a la voluntad de Cristo.  Vean en nosotros, aunque sea humilde nuestra suerte, un espíritu de contentamiento y gratitud.  La atmósfera misma de un hogar verdaderamente cristiano es de paz y descanso.  Un ejemplo tal no quedará sin efecto. . .

No pasemos por alto nuestras obligaciones hacia Dios al esforzarnos por atender la comodidad y felicidad de los huéspedes.  Ninguna consideración debería hacernos desatender la hora de la oración.  No habléis ni os entretengáis con otras cosas hasta el punto de estar todos demasiado cansados para gozar de un momento de devoción.  Hacer esto es presentar a Dios una ofrenda imperfecta.  Deberíamos presentar nuestras súplicas y elevar nuestras voces en alabanza feliz y agradecida, a una hora temprana de la noche, cuando podamos orar sin prisa e inteligentemente.

Vean todos los que visitan un hogar cristiano que la hora de la oración es la más preciosa, la más sagrada y la más feliz del día.  Estos momentos de devoción ejercen una influencia refinadora, elevadora sobre todos los que participan de ellos.  Producen un descanso y una paz gratos al espíritu (Review and Herald, noviembre 29, 1887). 342


(Mensaje para los Jóvenes de E. G. de White)


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