sábado, 31 de julio de 2010

61. “El que confía en su propio corazón es necio; mas el que camina en sabiduría será librado.”


Prov. 28:26 dice: “El que confía en su propio corazón es necio; mas el que camina en sabiduría será librado.”

La visa. Una simple visa. Quedé parado dos días en Madrid por falta de visa para entrar en Guinea Ecuatorial. ¿Error de información? ¿Falta de información? ¿Información incompleta? A estas alturas no vale de nada tratar de descubrir la causa. Estoy en Madrid, sin poder viajar, mientras centenares de personas me esperan en Malabo, la capital de la ex-colonia española.

Sentado en la sala de espera del Hotel Asturias, en el centro de Madrid pienso una y otra vez en la importancia de una visa. Cuando tú tienes que viajar a otro país, ¿es deber de ese país adaptarse a aquello que tú crees, o es tu deber cumplir con los requisitos que el país exige? Yo creí que la tasa para la visa podía pagarse en el Consulado, pero el Consulado exigía que fuese pagada en el Banco. Cuando la información me llegó, los Bancos ya habían cerrado y no sirvió de nada explicar la importancia de mi presencia en Malabo. No conseguí la visa. Quedé en Madrid, y no había vuelo hasta dos días más tarde.

Bueno, los Bancos mañana estarán abiertos y el problema estará solucionado. Pero ahora pienso en la vida eterna. Llegará un día cuando todos tendremos que presentar la visa de entrada al reino de los cielos. La Biblia afirma eso categóricamente. El cielo no es el fruto de la imaginación de gente que trata de sublimar el dolor y los sufrimientos de este mundo. El cielo tampoco es la justificación de personas débiles, incapaces de afrontar con responsabilidad, brío y coraje las amarguras de esta vida. El cielo existe. Es una de las verdades más cristalinas de la Biblia.

Cuando la historia de este mundo llegue a su fin, todos, lo queramos o no, lo creamos o no, tendremos que presentar la visa de entrada y en ese día no tendrá mucho valor lo que "creemos", o "pensamos". No valdrá de nada ninguna explicación o justificación. No es deber del país adaptarse a lo que n. crees, y sí es tu deber cumplir con los requisitos que el país exige.

"El que confía en su propio corazón es necio; mas el que camina en sabiduría será librado". Por eso hoy, antes de iniciar la lucha por la vida, verifica si tu visa está lista. No es lo que tú piensas o crees, es lo que Dios dice. No es lo que tú imaginas, es lo que afirma la Palabra de Dios, porque: "El que confía en su propio corazón es necio; mas el que camina en sabiduría será librado."


Alejandro Bullón

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