Domingo, 20 de Setiembre de 2009 Amanece hoy viernes aquí en Martinsville, en el interior del estado de Virginia. NO hay sol. Mejor dicho, sí hay sol, pero yo no lo puedo ver porque una neblina pesada no me permite verlo. ¿Cómo podría no haber sol? El sol siempre está allí, en el mismo lugar. No cambia nunca, pero a veces el clima es ingrato, las condiciones atmosféricas parecen fieras asustadoras, nubes negras, truenos y relámpagos envuelven la tierra; o una neblina densa, como la de hoy lo deja todo sombrío.
Sentado frente a la computadora, miro a través de la ventana y al ver el día triste y ceniciento, me viene a la mente el tema de este blog. Hay días así en la vida. Te levantas, miras por la ventana del alma y no ves a Dios. Pero Dios está allí, en el mismo lugar, más cerca de lo que puedes imaginar, solo que las circunstancias son tan adversas que no puedes verlo, y te sientes triste, con una tristeza que duele y se transforma en temor. Como si Dios te hubiese abandonado o no se importase con tu dolor. ¿Qué te puedo decir? Muchas veces en mi vida también hay días sin sol. Soy humano y por más que busco a Dios, hay ocasiones en que me siento andando en medio de la neblina. Pero yo sé que Dios está allí, solo que quisiera verlo y tocarlo. Eso es parte de nuestra humanidad, ¿sabes? Solo creemos en las cosas que nuestros ojos ven y que nuestras manos tocan. Por eso necesitas aprender a administrar tu humanidad, a convivir con ella sin darle mucho crédito cuando te hace pensar que estás solo.
En este momento pueda ser que tu vida esté envuelta de neblina densa. Tú humanidad puede hacerte sentir que Dios te abandonó. Pero recuerda lo que un día dijo Jeremías: “Engañoso es el corazón y perverso, ¿Quién lo entenderá?” Entonces, no le creas a tu corazón. Cree en las promesas de Dios. Cuando las cosas no salen como quieres, cuando todo te parece sombrío y el barco de tu vida parece naufragar, mira más allá de la tormenta. Por encima de las nubes, no solo brilla el sol, sino que Dios controla el universo, y con toda seguridad, está también, en el control de tu vida. Hasta la próxima.
Pr. Alejandro Bullon
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