viernes, 8 de febrero de 2013

REFLEXIÓN 28.- Gracias Señor…


Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. (1Tesalonicenses 5:18 R60) 

A veces cuando nos pasa algo triste, problemas, la salud falla, no tenemos trabajo, líos en casa…etc. normalmente pedimos a los hermanos y amigos en la fe, que oren mucho por nuestro caso. Y por la gracia de Dios se obra un milagro y luego estamos felices, vuelve la paz y caso cerrado hasta la próxima.

Pero pocas veces le agradecemos por su grande amor manifestado en nosotros, y uno se siente bien cuando le devolvemos el favor con un agradecimiento. Jesús daba gracias siempre en todo lo que hacía, y los apóstoles también. En toda la biblia encontramos muchos agradecimientos.

En mi vida cristiana que son cerca de tres décadas, he visto muchos milagros, milagros de jóvenes, adultos que los médicos ya lo habían desahuciado, pero al ponerse en las manos de Dios fueron curados.

Recuerdo el caso de Guillermo, cuando lo conocí después que el Pastor hizo el llamado a entregar la vida a Cristo, mientras los atendía, llegó el turno de este joven. Y le pregunte quien era y porque había salido al llamado, es una pregunta de rigor para poder conocerlos más… y me dijo que ya por mucho tiempo andaba lejos y era tiempo de volver, que había profesado la fe anteriormente y lo había dejado, pero mientras conversábamos noté que él se cubría la cabeza con un gorro, luego me dijo que tenía cáncer a los ganglios y estaba desahuciado. Le dije que debería entregar totalmente su vida al Señor por medio del Santo Bautismo. Le pregunte si estaba de acuerdo y el acepto y fue bautizado el sábado siguiente.

Su nombre fue llevado a la iglesia para que oraran por su mal. Y le dije que atacaríamos su mal por dos frentes: medicamente y espiritualmente. Entonces prosiguió su tratamiento… después de un año lo vi ya con cabello y barba, ya que por la quimio estaba sin pelo… y le pregunte una vez más como estaba su salud, y me dijo que está curado y el cáncer había retrocedido. Que se volvía a su tierra y volvería de cuando en cuando al chequeo de rutina. Han pasado cerca de cuatro años, Guillermo sigue vivo y sobretodo sano. Ese es el grande y compasivo Dios que tenemos.

Cuando los casos se dan lejos de uno, bueno uno trata de ser un buen maestro guiándolos al Señor. Pero otra cosa es cuando el caso se da en tu casa y toca tu vida directamente.

Eran las 12.15 pm. Del día 2 de Febrero del 2013. Recibí la llamada de mi hijo mayor que me comunicaba que Jair mi nieto de dos años y medio estaba entrando a cirugía. Le dije que estaría orando. Luego como a las 3 de la tarde me comunica que todo había salido bien. Hasta ahí todos felices y contentos, pero seguíamos orando.
Como ala 5.40 de la tarde me llama mi hijo triste y con lágrimas que mi nieto había entrado en coma y que los médicos daban pocas esperanzas de que sobreviva. Fue traumático y triste, solo atine a decirle que se calmara que era normal que su cuerpecito reaccionara así.

Después de pedir a los hermanos y amigos que oraran por mi nieto. Desde esa hora hasta pasados las ocho de la noche oré con tanto fervor y por otro lado con un sentimiento extraño en mis ser, entre otras palabras le decía Señor que no mire nuestras rebeliones y pecados, solo que su compasión y misericordia se sobreponga, quizá yo podría superar la perdida, pero mi hijo no, aun es joven, quedaría marcado con ese trauma. No Señor bendito… toma mi vida y preserva la vida de mi nieto… así continúe… y la oscuridad era fuerte… hasta que sobrevino una calma y una paz. Que solo puede venir de Dios, me levante y le dije a mi esposa con una certeza única ¡Jair no morirá¡.

Así pasaron varios días difíciles pero la certeza estaba fija…después recibimos la noticia el martes 5 de febrero. Que había despertado y estaba bien. Agradecí al Dios compasivo y misericordioso. Y a todos los que me apoyaron. Fue la tarde más linda que tuve.

Al escribir estas líneas es jueves 11.34pm, mi nieto se recupera favorablemente. Gracias bendito Dios, que tuviste compasión y misericordia de mi familia. Gracias Señor.

Con afecto: Pio Pablo Huamán Julca 

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