Oh Jehová, de mañana oirás mi voz, de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré. Sal 5:3.
Amaneció. Ya es un nuevo día. Tú estás ahora ante nuevos desafíos. Hay momentos en que crees que no tienes más fuerzas.
Te sientes cansado, agotado, y pequeño ante los problemas aparentemente insolubles.
El consejo del salmista para ti es: Ora, clama a Dios, coloca en las manos divinas la carga que está resultando demasiado pesada para ti. Si tú analizas el texto de hoy, verás que el autor habla de cuatro cosas: Primero: ora, ora mucho, no te canses de orar. David dice: “Me presentaré delante de ti”.
El secreto de una vida victoriosa es la oración. En segundo lugar: Ora de mañana, cuando te despiertes, luego de una noche durante la cual tus pensamientos y preocupaciones se aquietaron, cuando tu mente todavía no fue perturbada por las agitaciones del día, y puedes percibir mejor la respuesta divina.
El mismo Dios prometió: “Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan”.* En tercer lugar, ten la seguridad de que el Señor oirá tu voz. El es un padre amoroso y preocupado por la felicidad de sus hijos.
Cuando Jesús estaba en este mundo, dijo: “ ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”**
Finalmente, quédate esperando. No corras. No tengas prisa. Espera hasta recibir respuesta. La expresión “esperar” en hebreo, significa literalmente “mirar para arriba”, esperando la respuesta de arriba, con gratitud, si las cosas acontecen como tú deseas o con paciencia, si Dios te está mostrando otra salida. En todo caso, no dejes de orar, continúa esperando y confiando.
Aunque las tormentas de la vida parezcan hundir tu embarcación, tu Dios no duerme, ni se adormece. Está siempre vigilante, interesado en resolver tus problemas de la mejor manera, aunque tú no lo comprendas ahora. Por eso, antes de salir de casa hoy, di: “Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré”. Alejandro Bullón MHP
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