martes, 29 de mayo de 2018

227. HASTA EN LA ALEGRÍA

 

Aun en la risa tendrá dolor el corazón; y el término de la alegría es congoja. Prov. 14:13. 

 No es pesimismo. Es la realidad triste y dura. Nadie puede escapar de ella. Este mundo era perfecto cuando salió de las manos del Creador. No había muerte, ni dolor, ni lágrimas. Pero, a partir de la entrada del pecado, se volvió hostil y extraño. A veces, hasta cruel y despiadado. 

Hoy, hasta cuando tú ríes el dolor está presente. 
La alegría muchas veces termina en tristeza. 

El otro día hablé con una persona que durante 30 años ahorró dinero para realizar su sueño de conocer Europa. Finalmente, llegó el momento anhelado. El viaje fue maravilloso. Vio de cerca cosas que solo conocía a través de los libros; pensó que el dinero había sido gastado con sabiduría. Cuando el viaje terminó, y llegó a casa, y abrió las maletas en el cuarto, sintió de repente ganas de llorar. No sabía explicar porqué, pero se sentía culpable. Descubrió que “aun en la risa tendrá dolor el corazón; y el término de la alegría es congoja”.

 Otro de los pensamientos que aparecen en el texto de hoy es la fragilidad de los intentos humanos para resolver los problemas del alma. 

Tú asistes a un circo para reír y cuando el espectáculo termina y las luces se apagan, solo queda un vacío indefinible que duele. 
El joven se droga queriendo salir de sus angustias y cuando los efectos de la droga pasan, solo queda desesperación y ganas de morir. Inútilmente, la criatura trata de librarse de la culpa existencial. El corazón duele y tú no sabes definir porqué; luchas, trabajas y te esfuerzas, y todo continúa igual. 

Solo Jesús es capaz de llenar el vacío del corazón. Él es la única persona que pone el mundo interior en orden, perdona, transforma y satisface. Cura, limpia y purifica. Por eso, afirmó: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo'. Juan 16:33. 

 Al convivir con Jesús tú aprendes a administrar el dolor existencial. 
El dolor del ser sin ser. La sensación amarga de sentirse mal sin haber hecho mal. 

Ábrele tu corazón a Aquel que un día dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy. Juan 14:27. Habla con él, como un hijo habla con su padre. Pregúntale las cosas que no comprendes, reclama, implora. El nunca dejó sin respuesta a quien con sinceridad lo busca, pero recuerda: 
“Aun en la risa tendrá dolor el corazón; y el término de la alegría es congoja”. Alejandro Bullón  MHP

REFLEXIÓN 81. ¿QUE ES LA JUSTIFICACIÓN VERDADERA?


Pablo en los capítulos anteriores, en la carta a los Romanos dice que nadie se justifica por las obras de la ley, la ley ceremonial queda obsoleta y desactivada por el sacrificio de Cristo. Los judíos cristianos dijeron: ¡bien! ¡Cómo nadie se salva por las obras de la ley, y solo por gracia, entonces podemos vivir como bien nos plazca! Y comenzó el caos. Concluyeron y decían que mi vida interior no tiene nada que ver con mi vida exterior, y viceversa. ¡Somos libres de las ataduras de normas y reglamentos! Ante tal situación caótica Pablo explica en que consiste la verdadera justificación en el capítulo 6, es vivir en santidad total. Porque lo habían malentendido. 3:24-26,31. 

 *¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? Rom. 6:1,2. 

 ¿QUÉ, PUES, DIREMOS? 
En cuanto al uso de esta expresión, ver com. cap. 4: 1. En el capítulo 5 Pablo ha hablado de la degeneración universal del hombre como resultado de la caída de Adán; pero le ha asegurado al creyente que, a pesar de sus tendencias al mal, heredadas y cultivadas, la gracia de Dios es más que suficiente para salvarlo de sus pecados, llevarlo de las transgresiones a la justificación y de la muerte a la vida eterna. Cuanto más abundó el pecado tanto más sobreabundó la gracia de Dios. ¿Significa esto -pregunta Pablo- que los hombres pueden continuar pecando para que la gracia sobreabunde hasta lo máximo?

 ¿PERSEVERAREMOS EN EL PECADO PARA QUE LA GRACIA ABUNDE? 
 Gr. epiménÇ, que básicamente significa "permanecer", "quedar", (cf. 1 Cor. 16: 8; Fil. 1: 24); también significa "perseverar" (cf. Rom. 11: 23; Col. 1: 23). La pregunta de Pablo es: "¿Debemos persistir en el pecado?" Ya Pablo ha aludido al hecho de que la doctrina de la justificación por la fe sin las obras de la ley estaba siendo tergiversada por algunos enemigos, como que era una incitación al mal "para que vengan bienes" (ver com. Rom. 3: 8). También había el peligro de que los mismos creyentes pudieran abusar de la libertad que acababan de hallar (Gál. 5: 13). 

*Por lo tanto, como una tergiversación tan completa de la justificación por la fe implicaba un fracaso radical en la realización del propósito de Dios en su plan para la restauración del hombre, Pablo -cuidadosa y enfáticamente- explica la regla de vida que debe seguir a una experiencia genuina de justificación, a saber: “La Santificación”. 

EN NINGUNA MANERA. 
Ver com. cap. 3: 4. Los que hemos muerto al pecado. El tiempo del verbo griego indica un momento o un acontecimiento específico, en este caso la entrega del creyente a Cristo y su consiguiente 533 renacimiento y justificación. El argumento de Pablo es que vivir en pecado no armoniza con haber muerto una vez a él. 

 ¿CÓMO VIVIREMOS AÚN EN ÉL? 
Debido a la debilidad de la carne, una cosa es cometer ocasionalmente un pecado, y otra, muy diferente, vivir en el pecado. Vivir en pecado significa que el pecado es el ambiente en el cual vivimos, la atmósfera moral que respira nuestra alma. Una vida tal es absolutamente incompatible con la fe. 


 *La fe en Cristo que hace posible la justificación del pecador implica una disposición sin reservas para cumplir con la voluntad divina y un odio a todo lo que ocasionó tanto sufrimiento al Salvador (ver com. cap. 3: 28, 31). 
 *La fe que pretende tener derecho a la justificación, pero que al mismo tiempo permite persistir en las formas antiguas de pecado, de ninguna manera es fe. 

 *La evidencia de que un hombre está justificado, que ha nacido de nuevo y que ha pasado de muerte a vida, es que ahora se deleita en obedecer la ley de Dios.
(1 Juan 2: 1-6; cf. Rom. 13: 8). 

 *"En el nuevo nacimiento el corazón viene a quedar en armonía con Dios, al estarlo con su ley. Cuando se ha efectuado este gran cambio en el pecador, entonces ha pasado de la muerte a la vida" (CS 521). 

 *Es cierto que el creyente quizá alguna vez caiga en un pecado (ver 1 Juan 2: 1), pero la evidencia de que un hombre realmente ha renacido de Dios es que no continúa practicando el pecado (1 Juan 3: 9) o, como lo describe Pablo, no vive más en pecado. CBA 

 *En Conclusión: la verdadera justificación es vivir en santidad en la nueva vida que la justicia de Cristo nos da. No practicando ni amando las cosas de esta vida en sus concupiscencias. Eso es andar en santidad y obediencia a sus mandamientos. 

 “4 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; 5 pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. 6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. 

 15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. 1Juan 2:4-6; 15-17. 

8 En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. 9 Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. 10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Juan 15:8-10. Ministerio Hno. Pio

lunes, 28 de mayo de 2018

226. TÚ ME HACES REPOSAR


En paz me acostaré, y asimismo dormiré; 
porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado. Sal 4:8. 

Un día llamó a mi oficina una persona que hacía varias semanas que no podía dormir. Se acostaba a la noche y desfilaban, en su mente, una infinidad de pensamientos difusos que la perturbaban. Ya nada daba resultado. Últimamente estaba tomando fuertes dosis de somníferos, pero eso la asustaba. “Qué hago, pastor?” —me preguntó angustiada. 


La ansiedad es un pensamiento vago y difuso de aprehensión. No es miedo o si es, no hay ninguna razón concreta para ella. El problema con las personas ansiosas es que tienen constantemente la sensación de que algo malo está por suceder y nunca consiguen definir qué es. La respuesta para la pregunta de aquella persona, está en el salmo de hoy. “En paz me acostaré”, afirma el salmista. 

Paz es el primer ingrediente para tener 
un sueño tranquilo y reparador.

 Hay en el ser humano una necesidad inconsciente de estar bien con Dios. Conscientemente tú puedes negar o rechazar la existencia divina. Puedes no darte cuenta de tu natural necesidad de estar bien con tu Creador, pero el corazón se da cuenta de esa carencia y por más que tú trates de racionalizar, el vacío espiritual está bien presente, causando la sensación de que algo anda mal. 

“En paz me acostaré”, expresa el salmista. Teniendo paz con Dios tú estás en condiciones de tener paz contigo mismo y también con las personas con las que te relacionas. Ese sentimiento de tranquilidad, quita de tu ser la tensión emocional que generalmente perturba el descanso. 

Otro ingrediente importante para un sueño reparador es la confianza en Dios. No basta estar bien con él, es necesario sentirse seguro en él. ¿De dónde viene la seguridad? De las promesas divinas. Dios prometió que nunca te abandonará, aun en las circunstancias más difíciles por las cuales tengas que pasar. 

Finalmente, cuando llegue el momento de dormir el sueño de la muerte, tú podrás decir también como Simeón: “Ahora, Señor, despide a tu siervo en paz, conforme a tu palabra”. 

Hoy, cuando llegue la hora de dormir, di como el salmista: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado”. Alejandro Bullón  MHP

domingo, 27 de mayo de 2018

225. CÓMO VIVIR MUCHOS AÑOS

      
Oye, hijo mío, recibe mis razones, y se te multiplicarán 
los años de vida. Prov. 4:10.

 Sergio salió aquella mañana del consultorio médico, sintiendo que estaba muerto en vida. Corrió desesperado en dirección a la playa y se sentó en la arena contemplando el mar. Por su mente desfilaban escenas grotescas de la vida desarreglada que había vivido. ¡Ah, si pudiese volver atrás el tiempo, escogería otro rumbo! Lo peor de todo era que él conocía los principios establecidos por Dios para tener una vida larga y saludable, pero no les dio importancia. Creía que la juventud sería eterna. Dio rienda suelta a los deseos locos de su corazón hasta aquel día, cuando el médico le dio la noticia fatal: “Usted tiene SIDA”. 

 Esta vida es una vida de dolor. El sufrimiento, la enfermedad y la muerte no son exclusividad de la gente que rechazó los consejos divinos. También los justos enferman y hasta mueren, pero, la mayoría de las veces, la enfermedad es la consecuencia de haber quebrantado las leyes de la propia naturaleza. 



 Si tú introduces humo en el pulmón creado para recibir oxígeno, tarde o temprano la naturaleza te cobrará el precio. Igual sucede con las bebidas alcohólicas, las drogas y otros vicios. No hay cuerpo que resista. 

Es como si tú desearas que el motor de tu auto durase mucho tiempo sin cambiar el aceite cuando corresponde. 

Nada funciona bien cuando tú desobedeces 
las instrucciones del fabricante. 

 Ese es justamente el pensamiento bíblico de hoy. “Oye, hijo mío, recibe mis razones, y se te multiplicarán años de vida”.
 El texto no dice: “te multiplicaré”, sino “se te multiplicarán”. 
¿Por qué? Porque aunque la vida pertenece a Dios, y a quien quiere la da, la calidad y la dimensión de la vida dependen de la obediencia a los principios establecidos por él para una vida saludable. 

 Sentado, frente al mar, Sergio lloró, clamó, se humilló y pidió perdón a Dios por la vida loca que vivió. Conocí a Sergio años después, administrando de la mejor manera posible su enfermedad, pero viviendo una vida completamente diferente.

 Los consejos divinos nunca tienen como propósito cortar la libertad de nadie. Lo único que Dios quiere es que tú seas feliz y vivas una vida plena, como resultado de la obediencia a sus principios. 

El te dice a ti hoy: “Oye, hijo mío, recibe mis razones, y se te multiplicarán años de vida”. Alejandro Bullón  MHP

sábado, 26 de mayo de 2018

224. DE MAÑANA


 Oh Jehová, de mañana oirás mi voz, de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré. Sal 5:3.

 Amaneció. Ya es un nuevo día. Tú estás ahora ante nuevos desafíos. Hay momentos en que crees que no tienes más fuerzas. 
Te sientes cansado, agotado, y pequeño ante los problemas aparentemente insolubles. 

El consejo del salmista para ti es: Ora, clama a Dios, coloca en las manos divinas la carga que está resultando demasiado pesada para ti. Si tú analizas el texto de hoy, verás que el autor habla de cuatro cosas: Primero: ora, ora mucho, no te canses de orar. David dice: “Me presentaré delante de ti”. 

El secreto de una vida victoriosa es la oración. En segundo lugar: Ora de mañana, cuando te despiertes, luego de una noche durante la cual tus pensamientos y preocupaciones se aquietaron, cuando tu mente todavía no fue perturbada por las agitaciones del día, y puedes percibir mejor la respuesta divina. 

El mismo Dios prometió: “Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan”.* En tercer lugar, ten la seguridad de que el Señor oirá tu voz. El es un padre amoroso y preocupado por la felicidad de sus hijos. 

Cuando Jesús estaba en este mundo, dijo: “ ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”** 

 Finalmente, quédate esperando. No corras. No tengas prisa. Espera hasta recibir respuesta. La expresión “esperar” en hebreo, significa literalmente “mirar para arriba”, esperando la respuesta de arriba, con gratitud, si las cosas acontecen como tú deseas o con paciencia, si Dios te está mostrando otra salida. En todo caso, no dejes de orar, continúa esperando y confiando. 

Aunque las tormentas de la vida parezcan hundir tu embarcación, tu Dios no duerme, ni se adormece. Está siempre vigilante, interesado en resolver tus problemas de la mejor manera, aunque tú no lo comprendas ahora. Por eso, antes de salir de casa hoy, di: “Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré”.  Alejandro Bullón  MHP

jueves, 17 de mayo de 2018

REFLEXIÓN 80. ¡UN SERVICIO ACEPTABLE Y APROBADO! ¿SÓLO SI SE DA EL CIEN POR CIENTO?


14 Porque el reino de los cielos es como un hombre que, yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. 15 A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. 16 Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. 17 Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. 18 Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. 

19 Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. 

20 Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. 21 Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 

22 Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. 23 Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 

24 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25 por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. 26 Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. 27 Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. 

28 Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. 
29 Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 30 Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. 
Mt. 25:31-46.

*Siempre que he leído esta parábola, me he preguntado por qué el que recibió solo un talento ¿lo enterró, lo escondió? 

 Y en relación a los que recibieron 5, 2 talentos. 
¿Lo multiplicaron cien veces más? Entonces te estarás preguntando: ¿cómo puedo estar enterrando mis dones y talentos? O ¿Cómo duplicarlo al ciento por ciento? 

*RECUERDA: Dios solo aceptará y permitirá el acceso a su presencia por la eternidad, a aquellos siervos que utilizaron bien los dones que recibieron.

 ¿Ya sabes, ya identificaste los dones que tienes? 

Según la parábola leída, toda persona mínimamente tiene un talento. 

 En Rom. 12, 1Cor. 12. Se habla de dones espirituales, que recibimos al nacer de nuevo en la familia de Dios. Dones que se multiplican al ser usados en beneficiar a la humanidad, como tal reciben la aprobación de Dios. O al ser descuidados reciben su desaprobación. Mt. 25:31-46.

 *En éste mundo, hay más dones de lo que menciona el registro sagrado, de una manera clara y directa, según los textos mencionados. Pero si ahondamos en nuestra comprensión, veremos que el don más importante que recibimos de Dios,  
"Es el don de la vida". 
 Mientras reconozcamos de dónde venimos, sabremos vivir agradando a aquel que nos creó, y sentiremos su presencia en todo momento; hablándonos por medio de su Espíritu Santo “Nuestro Maestro y Guía” 

 Los siervos que vencieron, fueron aquellos que vivieron recordando en todo momento, que todo lo que poseían era del Señor, que partió lejos de la hacienda. Y que era un honor y privilegio recibir la confianza depositada al recibir los tesoros de su amo. 

 ¿Cómo estás viviendo hoy? 
¿reconoces al Señor que te legó, los tesoros que tienes? ¿Cómo va el proceso de multiplicación de esos dones?
 ¿O vives escondiéndolos? 

 Para Dios eres muy valioso (a). Haz una evaluación de tu vida, y levántate y sigue hasta la victoria final. Que el Señor despierte los dones que depositó en ti, para que lo honres hoy. 

RECUERDA : “Toda promesa de Dios tiene ciertas condiciones. Si estamos dispuestos a hacer su voluntad, toda su fuerza nos pertenece. Cualquier don que nos prometa se encuentra en la promesa misma. "La semilla es la palabra de Dios". *Luc. 8:11. 
Tan ciertamente como se encuentra la semilla del roble en la bellota. se encuentra el don de Dios en su promesa. Si recibimos la promesa, recibimos el don. 
La fe que nos capacita para recibir los dones de Dios, es en sí misma un don del cual se imparte una porción a cada ser humano. Aumenta a medida que se la usa para asimilar la Palabra de Dios. A fin de 254 fortalecer la fe debemos ponerla a menudo en contacto con la Palabra”. EGW ED 

 ¡Que Dios te bendiga y multiplique los dones que te confió, hasta aquel día, en que recibas su aprobación y bienvenida a su reino! Amen. MHP

domingo, 6 de mayo de 2018

06. UNA MEJOR MANERA DE VIVIR (NEW) CON ROBERT COSTA/DEVOCIONAL. "Es mejor empezar el día, invocando la presencia de Dios, que empezar solos con nuestras fuerzas" “Conságrate a Dios todas las mañanas; haz de esto tu primer trabajo. Sea tu oración: "Tómame ¡oh Señor! como enteramente tuyo. Pongo todos mis planes a tus pies. Úsame hoy en tu servicio. Mora conmigo y sea toda mi 70 obra hecha en ti". Este es un asunto diario. Cada mañana conságrate a Dios por ese día. Somete todos tus planes a él, para ponerlos en práctica o abandonarlos según te lo indicare su providencia. Sea puesta así tu vida en las manos de Dios y será cada vez más semejante a la de Cristo” EGW/CC. 69,70.

05. UNA MEJOR MANERA DE VIVIR (NEW) CON ROBERT COSTA/DEVOCIONAL. "Es mejor empezar el día, invocando la presencia de Dios, que empezar solos con nuestras fuerzas" “Conságrate a Dios todas las mañanas; haz de esto tu primer trabajo. Sea tu oración: "Tómame ¡oh Señor! como enteramente tuyo. Pongo todos mis planes a tus pies. Úsame hoy en tu servicio. Mora conmigo y sea toda mi 70 obra hecha en ti". Este es un asunto diario. Cada mañana conságrate a Dios por ese día. Somete todos tus planes a él, para ponerlos en práctica o abandonarlos según te lo indicare su providencia. Sea puesta así tu vida en las manos de Dios y será cada vez más semejante a la de Cristo” EGW/CC. 69,70.


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