lunes, 25 de marzo de 2013

REFLEXIÓN 31.- La Seguridad Y La Paz De Una Nación


¡Si tan sólo hubieras atendido a mis mandamientos! Entonces habría sido tu paz como un río, y tu justicia como las olas del mar. 
(Isa 48:18 LBA) 
 Mucha paz tienen los que aman tu ley, y nada los hace tropezar.(Salmos 119:165 LBA) 

Nuestro mundo vive una inseguridad casi total. Se ve gente protestando, en su legítimo derecho en que toda persona tiene de vivir y caminar en paz por las calles. 
Lo que se ve solo es el fruto, consecuencia de algo que está olvidado por la gran mayoría… 

Para encontrarle solución no depende de las protestas, o de leyes más estrictas, se debe a algo más profundo. Se debe a que el ser humano no ha aprendido a respetar el derecho ajeno, de no tocar lo que no es suyo, que no codicie , ni dese algo ajeno..etc. 

Estos principios Fueron escritos en la biblia y están registrados  miles de años atrás. Pero su llamado sigue siendo tan actual como ayer. De que la prosperidad y bienestar permanente de un pueblo, depende de que un principio más alto y sublime: Llamado "La Santa Ley De Dios" Los 10 Mandamientos. Sea parte del interior de cada ser humano, en el diario vivir. Entonces realmente tendremos seguridad por todas partes. 

 Por tanto la gran tarea es REEDUCAR a los jóvenes, adultos y ancianos. Y EDUCAR a los niños y adolescentes en estos principios eternos. Y de ello derivará la prosperidad moral, espiritual… para todos. 

Meditemos en el siguiente hecho escrito hace más de un siglo atrás por la escritora prolífica llamada Ellen White. 
“Los más viles criminales, echados en la cárcel por sus delitos, son a menudo objeto de atenciones y obsequios como si hubiesen llegado a un envidiable grado de distinción. Se da gran publicidad a las particularidades de su carácter y a sus crímenes.
 La prensa publica los detalles escandalosos del vicio, iniciando así a otros en la práctica del fraude, del robo y del asesinato, y Satanás se regocija del éxito de sus infernales designios. La infatuación del vicio, la criminalidad, el terrible incremento de la intemperancia y de la iniquidad, en toda forma y grado, deberían llamar la atención de todos los que temen a Dios para que vieran lo que podría hacerse para contener el desborde del mal. 

Los tribunales están corrompidos. Los magistrados se dejan llevar por el deseo de las ganancias y el afán de los placeres sensuales. La intemperancia ha obcecado las facultades de muchos, de suerte que Satanás los dirige casi a su gusto. Los juristas se dejan pervertir, sobornar y engañar. La embriaguez y las orgías, la pasión, la envidia, la mala fe bajo todas sus formas se encuentran entre los que administran las leyes. "La justicia se mantiene a lo lejos, por cuanto la verdad está caída en la calle, y la rectitud no puede entrar." (Isaías 59: 14, V.M.) 

La iniquidad y las tinieblas espirituales que prevalecieron bajo la supremacía papal fueron resultado inevitable de la supresión de las Sagradas Escrituras. ¿Pero dónde está la causa de la incredulidad general, del rechazamiento de la ley de Dios y de la corrupción consiguiente bajo el pleno resplandor de la luz del Evangelio en esta época de libertad religiosa? 

Insinuando la creencia de que la ley de Dios no es obligatoria, empuja a los hombres a transgredirla tan seguramente como si ignorasen los preceptos de ella. Y ahora, como en tiempos pasados, obra por intermedio de la iglesia para promover sus fines. Las organizaciones religiosas de nuestros días se han negado a prestar atención a las verdades impopulares claramente enseñadas en las Santas Escrituras, y al combatirlas, han adoptado interpretaciones y asumido actitudes que han sembrado al vuelo las semillas del escepticismo. 

Aferrándose al error papal de la inmortalidad natural del alma y al del estado consciente de los muertos, han rechazado la única defensa posible contra los engaños del espiritismo. La doctrina de los tormentos eternos ha inducido a muchos a dudar de la Biblia. 

Y cuando se le presenta al pueblo la obligación de observar el cuarto mandamiento, se ve que ordena reposar en el séptimo día; y como único medio de librarse de un deber que no desean cumplir, muchos de los maestros populares declaran que la ley de Dios no está ya en vigencia. De este modo rechazan al mismo tiempo la ley y el sábado. 

A medida que adelante la reforma respecto del sábado, esta manera de rechazar la ley divina para evitar la obediencia al cuarto mandamiento se volverá casi universal.

 Las doctrinas de los caudillos religiosos han abierto la puerta a la incredulidad, al espiritismo y al desprecio de la santa ley de Dios, y sobre ellos descansa una terrible responsabilidad por la iniquidad que existe en el mundo cristiano”. 
(El Conflicto de los Siglos Capitulo 37). 

En la actualidad los vendedores de droga, asaltos, asesinatos…. están aumentando, todo gracias a autoridades, que se dejan sobornar, la corrupción está en las comisarías, delegaciones policiales casi en todas partes del mundo. En las fiscalías el que tiene recursos sale bien librado para seguir en su ilícita vida. Entonces no es más que la consecuencia natural que los mismos males desborden nuestra civilización. Hasta hacerla insoportable.

 La profecía dice que estos males Irán en aumento, porque: 
... el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo entrar. Y la verdad fue detenida; y el que se aparta del mal se convierte en presa; y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho. Y vio que no había hombre, y maravillóse que no hubiera quien se interpusiese; y salvólo su brazo, y afirmóle su misma justicia.

 Pues de justicia se vistió como de coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; y se puso las ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto, de acuerdo a sus hechos, así Él retribuirá. Ira a sus enemigos, pago a sus adversarios. Él dará su retribución a las islas. 

Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, más el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él. Y vendrá el Redentor a Sión, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová.

 Y éste será mi pacto con ellos, dice Jehová: Mi Espíritu que está sobre ti, y mis palabras que he puesto en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, dice Jehová, ni de la boca de los hijos de tus hijos, desde ahora y para siempre. (Isa 59:14-21 RVG

Entonces la solución no vendrá del ser humano, vendrá solo de Dios, y está en respetar y atesorar sus reglas viviendo bajo sus estándares. Por qué no todo el tiempo el ser humano pisoteara su sagrada ley. Llegará el tiempo en que castigará al transgresor.

 Tiempo es de actuar, oh Jehová, Porque han invalidado tu ley. 
(Salmos 119:126 R60).
Desde el siglo he callado, he guardado silencio, y me he detenido; daré voces como la que está de parto; asolaré y devoraré juntamente. Convertiré en soledad montes y collados, haré secar toda su hierba; los ríos tornaré en islas, y secaré los estanques. 
(Isa 42:14,15 R60

 “Ha llegado el momento en que Dios ha de vindicar la autoridad de su ley pisoteada. Ahora el conflicto no se desarrolla tan sólo contra Satanás, sino también contra los hombres. "Jehová tiene una contienda con las naciones;" "y en cuanto a los inicuos los entregará a la espada. 
« La marca de la redención ha sido puesta sobre los "que gimen y se angustian a causa de todas las abominaciones que se hacen."

 Ahora sale el ángel de la muerte representado en la visión de Ezequiel por los hombres armados con instrumentos de destrucción, y a quienes se les manda: "¡Al anciano, al joven, y a la doncella. y a los niños, y a las mujeres, matadlos, hasta exterminarlos! …Más no os lleguéis a ninguno en quien esté la marca: ¡y comenzad desde mi santuario!" Dice el profeta: "Comenzaron pues por los ancianos que estaban delante de la Casa“ (Ezequiel 9: 1-6, V.M.).
(El Conflicto de los Siglos Capitulo 42). 

Hoy podemos tomar la decisión 
de ponernos del lado de Cristo y su pueblo,
 respetando y obedeciendo sus mandamientos,
 por que mañana puede ser tarde. 

Porque ¡Si tan sólo hubieras atendido a mis mandamientos! Entonces habría sido tu paz como un río, y tu justicia como las olas del mar… porque Mucha paz tienen los que aman tu ley…  

Con Afecto: Pio Pablo Huamán Julca 

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