Los ministros del Evangelio, como mensajeros de Dios a sus semejantes, no deben nunca perder de vista su misión ni sus responsabilidades. Si pierden su conexión con el cielo, están en mayor peligro que los demás, y pueden ejercer mayor influencia para mal. Satanás los vigila constantemente, esperando que se manifieste alguna debilidad, por medio de la cual pueda atacarlos con éxito. OE17
jueves, 19 de noviembre de 2009
15 ! MARANATA ELSEÑOR VIENE ¡ "Demostraciones del Poder Pagano"
DEMOSTRACIONES DEL PODER PAGANO. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias. (2 Tim. 4: 3).
Rápidamente los hombres se están alistando bajo la bandera que ha escogido, esperando y observando impacientes los movimientos de sus dirigentes. Hay personas que están vigilando, aguardando y trabajando para la aparición de nuestro Señor; mientras que el otro bando sigue con rapidez la corriente bajo el genaralato del primer apóstata. Ellos buscan a un Dios en la humanidad, y satanás personifica a aquel a quien buscan. Multitudes serán tan engañadas por su rechazamiento de la verdad, que aceptarán la falsificación. La humanidad es aclamada como Dios.*
A medida que nos acerquemos al fin del tiempo, habrá una demostración cada vez mayor de poder pagano; deidades paganas manifestarán su notable poder, y se exhibirán a sí mismas ante las ciudades del mundo; y esta situación ya ha comenzado a cumplirse. Mediante una diversidad de imágenes el Señor Jesús le presentó a Juan el carácter malvado y la influencia seductora de los que se han destacado en su persecución del pueblo de Dios. Todos necesitan sabiduría para investigar cuidadosamente el misterio de iniquidad que figura en forma tan destacada en las postrimerías de la historia de esta tierra. . . En el tiempo mismo en que vivimos, el Señor ha llamado a su pueblo y le ha dado un mensaje para presentar. Lo ha llamado a exponer la maldad del hombre de pecado, que ha hecho de la ley del domingo un poder distintivo, que ha pensado en cambiar los tiempos y la ley, y ha oprimido al pueblo de Dios que se mantiene firme para honrarlo y guardar el único verdadero día de reposo, el sábado de la creación...
Los peligros de los últimos días están sobre nosotros, y en nuestra obra hemos de amonestar a la gente acerca del peligro en que está. No se dejen sin tratar las solemnes escenas que la profecía ha revelado. Si nuestros hermanos estuvieran despiertos aunque fuera a medias, si se dieran cuenta de la cercanía de los sucesos descriptos en el Apocalipsis, se realizaría una reforma en nuestras iglesias, y muchos más creerían el mensaje. No tenemos tiempo que perder; Dios nos pide que velemos por las almas.* 139
TUMULTOS EN LAS CIUDADES. Mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. (2 Tim. 3: 13).
No era el propósito de Dios que sus hijos se apiñaran en ciudades, para vivir amontonados desordenadamente en casas de departamentos. En el principio puso a nuestros primeros padres en un jardín en medio de los hermosos panoramas y suaves sonidos de la naturaleza, y desea que sus hijos se deleiten hoy con esos panoramas y sonidos.*
Me ha sido mostrado que las ciudades se llenarán de confusión, violencia y crímenes; y que todas estas cosas aumentarán hasta el fin de la historia del mundo.*
Es tiempo que nuestros hermanos lleven a sus familias lejos de las ciudades a localidades más retiradas, si no muchos jóvenes, y también personas de más edad, serán entrampados y llevados por el enemigo.*
¡Salid de las ciudades! ¡Salid de las ciudades! Este es el mensaje que el Señor me ha estado dando.*
El ruido y el bullicio que las llenan, las condiciones que en ellas crean los sindicatos y las huelgas, impedirán nuestra obra. Ciertos hombres tratan de lograr que los obreros de diferentes oficios se agremien. Tal no es el plan de Dios, sino el de un poder que de ningún modo debemos reconocer. La Palabra de Dios se cumple: Los malos se están atando a sí mismos en manojos, preparándose para ser quemados.
Debemos emplear ahora todas las capacidades que se nos han confiado para dar al mundo el último mensaje de misericordia. En esta obra debemos conservar nuestra individualidad. No debemos unirnos a sociedades secretas ni a sindicatos. Debemos permanecer libres en Dios y mirar constantemente a Jesús. . .
Las impías ciudades de nuestro mundo serán destruidas. Mediante las catástrofes que ocasionan actualmente la ruina de grandes edificios jade barrios enteros, Dios nos muestra lo que acontecerá en toda la tierra. Nos ha dicho: "De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que [el Hijo del hombre] está cerca, a las puertas" (Mat. 24: 32, 33).* 140
EL PREJUICIO RACIAL VA EN AUMENTO.
Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece. Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte. (1 Juan 3: 13, 14).
El que está íntimamente relacionado con Cristo está por encima de los prejuicios raciales o sociales. Su fe se aferra de las realidades eternas. El divino Autor de la verdad ha de ser exaltado. Nuestros corazones deben llenarse de la fe que obra por el amor y purifica el alma . La obra del buen samaritano es el ejemplo que debemos seguir.*
Será imposible solucionar todos los problemas relativos a la discriminación racial en armonía con el mandato del Señor, hasta que los que creen la verdad estén tan íntimamente unidos con Cristo que sean uno con él. Los miembros de nuestras iglesias, tanto blancos como de color, necesitan convertirse. Hay algunos en ambos grupos que son irrazonables, y cuando se pone sobre el tapete la cuestión racial, manifiestan rasgos de carácter que revelan falta de santificación y conversión. Surgen fácilmente elementos pendencieros entre los que, por no haber aprendido nunca a llevar el yugo de Cristo, son porfiados. En los tales el yo pretende, con determinación no santificada, que se le dé la supremacía.*
A medida que pasa el tiempo y aumenta el prejuicio racial, será casi imposible en muchos lugares que los obreros blancos trabajen por la gente de color. A veces los blancos que no simpatizan con nuestra obra se unirán con los de color para oponerse a ella, pretextando que nuestra enseñanza constituye un esfuerzo para irrumpir en las iglesias y causar problemas con respecto al asunto del sábado. Predicadores blancos y de color harán falsas declaraciones que despertarán en la mente de las personas tales sentimientos de antagonismo, que estarán listos para destruir y matar.
Los poderes del infierno están obrando con toda su astucia para impedir la proclamación del último mensaje de misericordia entre la gente de color. Satanás está trabajando para que le resulte difícil al pastor y al maestro pasar por alto el prejuicio que existe entre la gente blanca y la de color.
Sigamos una conducta sabia. No hagamos nada que suscite innecesariamente la oposición, nada que estorbe la proclamación del mensaje evangélico.* 141
EVITEMOS LAS PASIONES IMPURAS
Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. (Mat. 5: 28).
Muchos jóvenes buscan ansiosamente libros. Leen todo lo que pueden obtener. Los relatos de amor provocativos y las láminas impuras tienen una influencia corruptora. Muchos leen ávidamente novelas y, como resultado, se envilece su imaginación. Con frecuencia circulan para la venta. . . fotografías de mujeres desnudas. Estas fotografías repugnantes. . . se encuentran en negocios de fotografías y penden de las paredes de los que trabajan con grabados. . . La concupiscencia de los ojos y las pasiones corruptas se despiertan por lo que se contempla y por lo que se lee. El corazón se corrompe por la imaginación. La mente se complace en contemplar escenas que despiertan las más bajas y viles pasiones. Esas imágenes ruines, contempladas a través de una imaginación pervertida, corrompen la moral y preparan a los seres engañados e infatuados para que den rienda suelta a las pasiones concupiscentes. Luego siguen los pecados crímenes que arrastran a los seres creados a la imagen de Dios haciéndolos descender al nivel de las bestias.*
Evitad leer y ver cosas que sugieran pensamientos impuros. Cultivad las facultades morales e intelectuales. No debilitéis ni pervirtáis esas nobles facultades mediante la lectura excesiva incluso de libros de relatos. . .
Es imposible que los jóvenes posean un sano tono mental y principios religiosos correctos a menos que encuentren gozo en investigar la Palabra de Dios. Este libro contiene las historias más interesantes, señala el camino de la salvación por medio de Cristo y conduce a una vida más elevada y mejor. Todos afirmarían que es el libro más interesante que jamás hayan leído, si su imaginación no se hubiera pervertido debido a las historias excitantes, de ficción. Vosotros que estáis esperando que vuestro Señor venga por segunda vez para transformar vuestros cuerpos mortales y modelarlos a la semejanza de su gloriosísimo cuerpo, debéis ascender a un nivel de acción más elevado. Debéis obrar desde un punto de mira más alto del que ocupáis ahora, o no os contaréis entre los que recibirán el toque final de la inmortalidad.* 142
LOS QUE CLAMAN "¡PAZ!"
Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como éste, o mucho más excelente. (Isa. 56: 12).
El mal siervo dice en su corazón: "Mi señor tarda en venir" (Mat. 24: 48). No dice que Cristo no vendrá. No se burla de la idea de la segunda venida. Pero en su corazón y por sus acciones y palabras, declara que la venida de su Señor tarda. Destierra del ánimo ajeno la convicción de que el Señor va a venir prestamente. Su influencia induce a los hombres a una demora presuntuosa y negligente. Los confirma en su mundanalidad y estupor. Las pasiones terrenales y los pensamientos corruptos se posesionan de su mente. El mal siervo come y bebe con los borrachos, y se une con el mundo en la búsqueda de placeres. Hiere a sus consiervos acusando y condenando a los que son fieles a su Maestro. . .
El advenimiento de Cristo sorprenderá a los falsos maestros. Están diciendo: "Paz y seguridad". Como los sacerdotes y doctores antes de la caída de Jerusalén, esperan que la iglesia disfrute de prosperidad terrenal y gloria. Interpretan las señales de los tiempos como indicios de esto. Pero ¿qué dice la Palabra inspirada? "Vendrá sobre ellos destrucción repentina" (1 Tes. 5: 3). . .
Los hombres están postergando la venida del Señor. Se burlan de las amonestaciones. Orgullosamente se jactan diciendo: "Todas las cosas permanecen así como desde el principio" (2 Ped. 3: 4). "Será el día de mañana como éste, o mucho más excelente" (Isa. 56: 12). Nos hundiremos aun más en el amor a los deleites. Pero Cristo dice: "He aquí, yo vengo como ladrón" (Apoc. 16:15). En el mismo tiempo en que el mundo pregunta con desprecio: "¿Dónde está la promesa de su advenimiento?" se están cumpliendo las señales. (2 Ped. 3: 4.) Mientras claman: "Paz y seguridad", se acerca la destrucción repentina. (1 Tes. 5: 3.) Cuando el escarnecedor, el que rechaza la verdad, se ha vuelto presuntuoso; cuando la rutina del trabajo en las diversas formas de ganar dinero se lleva a cabo sin consideración a los principios; cuando los estudiantes procuran ávidamente conocerlo todo menos la Biblia, Cristo viene como ladrón.* 143
ESCENAS, SONIDOS Y CRÍMENES
No pondré delante de mis ojos cosa injusta. Aborrezco la obra de los que se desvían; ninguno de ellos se acercará a mí. Corazón perverso se apartará de mí; no conoceré al malvado. (Sal. 101: 3, 4).
Vuestros hijos. . . han de hacer frente a tentaciones a cada paso que den hacia adelante. Les resulta imposible evitar el trato con malas compañías. . . Ven espectáculos, oyen sonidos y están sujetos a influencias que tienden a desmoralizarlos y que, a menos que estén cabalmente guardados, lograrán imperceptible pero seguramente corromperles el corazón y deformar su carácter. . .
Algunos padres y madres son tan indiferentes y descuidados que consideran como cosa sin importancia el que sus hijos asistan a una escuela de la iglesia o a una escuela pública. Dicen: "Estamos en el mundo, y no podemos salir de él". Sin embargo, padres, podemos salir bastante del mundo si queremos. Podemos evitar que nuestros ojos vean muchos de los males que tan rápidamente se multiplican en estos postreros días, y que nuestros oídos oigan tanto de lo impío y criminal que se propala. . .
Para la inteligencia activa de niños y jóvenes, las escenas descriptas en fantásticas revelaciones del porvenir son realidades. Al predecirse revoluciones y describirse toda clase de procedimientos encaminados a acabar con las vallas de la ley y del dominio de sí mismo, muchos concluyen por adoptar el espíritu de estas representaciones. Son inducidos a cometer crímenes aun peores, si ello es posible, que los narrados tan vívidamente por los escritores. Con tales influencias la sociedad está en vías de desmoralizarse. Las semillas de la licencia son sembradas a manos llenas. Nadie debe sorprenderse de que de ello resulte tan abundante cosecha de crímenes. . .
Decid con firmeza: "No quiero perder un tiempo precioso leyendo lo que no me reportará ningún provecho y que sólo puede impedirme ser útil a los demás. Quiero consagrar mi tiempo y mis pensamientos a hacerme capaz de servir a Dios. Quiero apartar los ojos de las cosas frívolas y pecaminosas. Mis oídos pertenecen al Señor, y no quiero escuchar los raciocinios sutiles del enemigo. Mi voz no quedará, en ninguna manera, a la disposición de una voluntad que no esté bajo la influencia del Espíritu de Dios. Mi cuerpo es templo del Espíritu Santo y emplearé todas las facultades de mi ser para perseguir un noble fin".* 144
ESPIRITISMO Y REVOLUCIÓN
Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. (Luc 10: 27).
¿Cuáles son las esperanzas que debe arrostrar la juventud al salir al mundo para hacer frente a sus tentaciones a pecar: La pasión por ganar dinero, divertirse y satisfacer los sentidos; el afán por el lujo, la ostentación, la extravagancia, el exceso, el fraude, el robo y finalmente la ruina?
El espiritismo asegura que los hombres son semidioses no caídos; que "cada mente se juzgará a sí misma"; que el "verdadero conocimiento coloca a los hombres por encima de toda ley"; que "todos los pecados cometidos son inocentes"; porque "todo lo que existe es correcto", y que "Dios no condena". Pretende que están en el cielo, donde son exaltados, los seres humanos más viles. Así declara a todos los hombres: "Nada importa lo que hagáis; vivid como os plazca; el cielo es vuestro hogar". Multitudes llegan así a creer que el deseo constituye la ley suprema, que la licencia es libertad y que el hombre es responsable solamente ante sí mismo.
Si se proporciona semejante enseñanza al comienzo mismo de la vida, cuando el impulso es fortísimo y urgentísima la necesidad de dominio propio y pureza, ¿dónde quedan las salvaguardias de la virtud?. . .
Al mismo tiempo la anarquía trata de hacer desaparecer toda ley, no sólo divina sino humana. La centralización de la riqueza y el poder, las vastas combinaciones hechas para el enriquecimiento de unos pocos a expensas de la mayoría; la unión de las clases más pobres para organizar la defensa de sus intereses y derechos; el espíritu de inquietud, desorden y derramamiento de sangre; la propagación mundial de las mismas enseñanzas que produjeron la Revolución francesa, tienden a envolver al mundo entero en una lucha similar a la que convulsionó a Francia.
Estas son las influencias que tienen que afrontar los jóvenes de hoy día. Para permanecer firmes en medio de tales trastornos es necesario que echen ahora los cimientos del carácter.
En todas las generaciones y en todos los países, el verdadero cimiento y el modelo para la edificación del carácter han sido los mismos. La ley divina "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. . . y. . . amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mat. 22: 37-39), el gran principio manifestado en el carácter y en la vida de nuestro Salvador, es el único cimiento y la única guía seguros.* 145
CUIDADO CON LAS NORMAS HUMANAS
Guardaos. . . de los malos obreros. . . Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. (Fil. 3: 2, 3).
Hay quienes necesitan en su corazón el toque del Espíritu divino. Cuando lo reciban, el mensaje para este tiempo llegará a constituir su principal preocupación. No buscarán normas humanas; cosas nuevas y extrañas. El sábado del cuarto mandamiento es la prueba para este tiempo. . .
El mandamiento de Dios, que ha sido casi universalmente invalidado, es la verdad probatoria para este tiempo. . . Llegará el tiempo cuando todos los que adoren a Dios se distinguirán por esta señal. Serán reconocidos como siervos de Dios mediante esta señal de lealtad al cielo. Pero todas las normas establecidas por el hombre distraerán la mente de las grandes e importantes doctrinas que constituyen la verdad presente.
Es deseo y plan de Satanás introducir entre nosotros a personas capaces de ir a grandes extremos: Hombres de mente estrecha, criticones e incisivos, y muy tenaces para sostener sus propias ideas acerca de lo que significa la verdad. Serán muy exigentes y tratarán de imponer deberes difíciles de cumplir, exagerando muchos asuntos de menor importancia, mientras descuidan los aspectos más sustanciosos de la ley, es a saber, el juicio, la misericordia y el amor de Dios. Debido a la obra realizada por unas pocas personas de esa clase, todo el conjunto de observadores del sábado será considerado fanático. . .
Dios tiene una obra especial para los hombres de experiencia. Deben proteger la causa de Dios. Deben cuidar que la obra de Dios no sea confiada a personas que crean que es su privilegio avanzar de acuerdo con su propio juicio independiente, para predicar lo que les plazca, sin que nadie les imparta instrucciones ni les diga qué trabajo hacer. Si permitimos que este espíritu de suficiencia propia se imponga aunque sea una vez en nuestro medio, no habrá coordinación, ni unidad de espíritu, ni seguridad para la obra, y ésta no crecerá en forma saludable. . . Cristo oró porque sus seguidores fueran uno, como él era uno con el Padre. Los que desean que esta oración sea contestada, deben tratar de ahogar la más leve tendencia a la división, y tratar de mantener el espíritu de unidad y amor entre los hermanos.* 146
EL DIABLO TAMBIÉN PUEDE CURAR
Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar. (1 Ped. 5: 8).
Las falacias de Satanás se están multiplicando hoy en día, y los que se desvían del sendero de la verdad perderán su estabilidad. No teniendo nada en qué anclar, andarán a la deriva de un engaño a otro, impulsados por los vientos de doctrinas extrañas. Satanás ha descendido con gran poder. Muchos serán engañados por sus milagros.
Se me ha indicado que diga que en el futuro será necesaria una gran vigilancia. No debe existir la torpeza espiritual en el pueblo de Dios. Los espíritus del mal procuran activamente controlar las mentes humanas. Los hombres están siendo reunidos en atados, listos para ser consumidos por los fuegos de los últimos días. Aquellos que descartan a Cristo y su justicia, aceptarán los engaños que están inundando al mundo. Los cristianos deben ser sobrios y vigilantes, y resistir firmemente a su adversario el diablo, quien anda como león rugiente en busca de alguien a quien devorar. Habrá personas que, sometidas a la influencia de los espíritus malignos, realizarán milagros. . .
No necesitamos ser engañados. Pronto ocurrirán escenas maravillosas con las cuales Satanás estará estrechamente relacionado. La Palabra de Dios declara que Satanás obrará milagros. Hará enfermar a la gente y después quitará repentinamente de ella su poder satánico. Eso hará que se considere sanados a los enfermos. Estas obras de curación aparente pondrán a prueba a los adventistas.*
Si aquellos por medio de quienes se realizan curaciones están dispuestos -en vista de estas manifestaciones- a excusar su descuido de la ley de Dios, y prosiguen desobedeciendo, aunque tengan poder en todo sentido, tal cosa no significa que posean el gran poder de Dios. Por el contrario, es el poder obrador de milagros del gran engañador. Es un transgresor de la ley moral, y utiliza toda artimaña posible para enceguecer a los hombres en cuanto a su verdadero carácter. Se nos ha advertido que en los últimos días obrará con señales y maravillas mentirosas. Y continuará esas maravillas hasta que termine el tiempo de gracia, a fin de poder señalarlas como evidencias de que es un ángel de luz y no de las tinieblas.* 147
UN GRAN TERREMOTO
Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto. (Apoc. 6: 12).
No sólo predecían las profecías cómo ha de producirse la venida de Cristo y el objeto de ella, sino también las señales que iban a anunciar a los hombres cuándo se acercaría ese acontecimiento. . . El revelador describe así la primera de las señales que iban a preceder el segundo advenimiento: "Hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre" (Apoc. 6: 12).
Estas señales se vieron antes de principios del siglo XIX. En cumplimiento de esta profecía, en 1755 se sintió el más espantoso terremoto que se haya registrado. Aunque generalmente se lo llama el terremoto de Lisboa, se extendió por la mayor parte de Europa, África y América. Se sintió en Groenlandia, en las Antillas, en la isla de Madeira, en Noruega, en Suecia, en Gran Bretaña e Irlanda. Abarcó por lo menos diez millones de kilómetros cuadrados. La conmoción fue casi tan violenta en África como en Europa. Gran parte de Argel fue destruida; y a corta distancia de Marruecos, un pueblo de ocho a diez mil habitantes desapareció en el abismo. Una ola formidable barrió las costas de España y África, sumergiendo ciudades y causando inmensa desolación.
Fue en España y Portugal donde la sacudida alcanzó su mayor violencia. Se dice que en Cádiz, la oleada llegó a sesenta pies de altura [veinte metros]. . . Se calcula que noventa mil personas perdieron la vida en aquel aciago día.*
¡Con cuánta frecuencia oímos hablar de terremotos y ciclones, así como de la destrucción producida por incendios e inundaciones, con gran pérdida de vidas y propiedades! Aparentemente estas calamidades son estallidos caprichosos de las fuerzas desorganizadas y desordenadas de la naturaleza, completamente fuera del dominio humano; pero en todas ellas puede leerse el propósito de Dios. Se cuentan entre los instrumentos por medio de los cuales él procura despertar en hombres y mujeres un sentido del peligro que corren.* 148
SEÑALES EN LOS CIELOS
El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. (Joel 2: 31).
En su conversación con los discípulos en el Monte de los Olivos, después de describir el largo período de prueba por el que debía pasar la iglesia, es decir, los mil doscientos sesenta años de la persecución papal, acerca de los cuales había prometido que la tribulación sería acortada, el Salvador mencionó en las siguientes palabras ciertos acontecimientos que debían preceder su venida y fijó además el tiempo en que se realizaría el primero de éstos: "En aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor" (Mar. 13: 24). Los 1260 días, o años, terminaron en 1798. La persecución había concluido casi por completo desde hacía casi un cuarto de siglo. Después de esta persecución, según las palabras de Cristo, el sol debía oscurecerse. Pues bien, el 19 de mayo de 1780 se cumplió esta profecía.
"Único o casi único en su especie, por lo misterioso del hasta ahora inexplicado fenómeno que en él se verificó. . . fue el día oscuro del 19 de mayo de 1780, inexplicable oscurecimiento de todo el cielo visible y la atmósfera de Nueva Inglaterra". . .
La profunda oscuridad del día fue seguida, una o dos horas antes de la caída de la tarde, por un aclaramiento parcial del cielo, pues apareció el sol, aunque oscurecido por una neblina negra y densa. "Después de la puesta del sol, las nubes volvieron a apiñarse y oscureció muy pronto". "La oscuridad de la noche no fue menos extraordinaria y terrorífica que la del día, pues no obstante ser casi tiempo de luna llena, ningún objeto se distinguía sin la ayuda de luz artificial. . . La descripción de este acontecimiento que han hecho los historiadores no es más que un eco de las palabras del Señor, expresadas por el profeta Joel, dos mil quinientos años antes de su cumplimiento: "El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová".
Cristo había mandado a sus discípulos que se fijaran en las señales de su advenimiento, y que se alegrasen cuando viesen las pruebas de que se acercaba.* 149
CAEN LAS ESTRELLAS DEL CIELO
Las estrellas caerán de cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. (Mat. 24:29).
En 1833. . . apareció la última de las señales que habían sido anunciadas por el Salvador como precursoras de su segundo advenimiento. Jesús había dicho: "Las estrellas caerán del cielo". Y Juan, al recibir la visión de las escenas que anunciarían el día de Dios, declara en el Apocalipsis: "Las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento"(Apoc. 6: 13). Esta profecía se cumplió de modo sorprendente y pasmoso con la gran lluvia meteórica del 13 de noviembre de 1833. Fue éste el más dilatado y admirable espectáculo de estrellas fugaces que se haya registrado, pues "¡sobre todos los Estados Unidos el firmamento entero estuvo entonces, durante horas seguidas, en conmoción ígnea! No ha ocurrido jamás en este país, desde el tiempo de los primeros colonos, un fenómeno celestial que despertara tan grande admiración entre unos, ni tanto terror ni alarma entre otros". "Su sublimidad y terrible belleza quedan aún grabadas en el recuerdo de muchos. . . jamás cayó lluvia más tupida que ésa en que cayeron los meteoros hacia la tierra; al este, al oeste, al norte y al sur era lo mismo. En una palabra, todo el cielo parecía en conmoción. . . El espectáculo, tal como está descripto en el diario del profesor Silliman, fue visto por toda la América del Norte. . . Desde las dos de la madrugada hasta la plena claridad del día. . . todo el cielo estuvo constantemente surcado por una lluvia incesante de cuerpos que brillaban de modo deslumbrador". . .
Así se realizó la última de las señales de su venida acerca de las cuales Jesús había dicho a sus discípulos: "Cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas" (Mat. 24: 33). Después de estas señales, Juan vio que el gran acontecimiento que debía seguir consistía en que el cielo desaparecía como un libro cuando es arrollado, mientras que la tierra era sacudida, las montañas y las islas eran movidas de sus lugares y los impíos, aterrorizados, trataban de esconderse de la presencia del Hijo del hombre.*
Pero el día y la hora de su venida, Cristo no los ha revelado. . . El tiempo exacto de la segunda venida del Hijo del hombre es un misterio de Dios.
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