Los ministros del Evangelio, como mensajeros de Dios a sus semejantes, no deben nunca perder de vista su misión ni sus responsabilidades. Si pierden su conexión con el cielo, están en mayor peligro que los demás, y pueden ejercer mayor influencia para mal. Satanás los vigila constantemente, esperando que se manifieste alguna debilidad, por medio de la cual pueda atacarlos con éxito. OE17
jueves, 19 de noviembre de 2009
18 ! MARANATA ELSEÑOR VIENE ¡ "Guerra en los Ultimos Días"
GUERRA EN LOS ÚLTIMOS DÍAS. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que el mal irá de nación en nación, y grande tempestad se levantará de los fines de la tierra. (Jer. 25: 32).
Pronto surgirán graves dificultades entre las naciones; dificultades que no cesarán hasta la venida de Jesús. Como nunca antes necesitamos unirnos para servir al que ha preparado su trono en los cielos y cuyo reino domina sobre todos. Dios no ha desamparado a su pueblo, y nuestra fortaleza depende de no separarnos de él.
Los juicios de Dios están ya en la tierra. Las guerras y los rumores de guerras, la destrucción causada por el fuego y la inundación, dicen claramente que el tiempo de angustia, que irá en aumento hasta el fin, está muy cerca. No tenemos tiempo que perder. El mundo está sacudido por el espíritu de la guerra. Las profecías del capítulo once de Daniel casi han alcanzado ya su cumplimiento final. *
Pronto la contienda entre las naciones se desatará con una intensidad de la cual no tenemos idea ahora. Este momento es de extraordinario interés para todos los que viven actualmente. Los gobernantes y los estadistas, hombres que ocupan puestos de confianza y autoridad, hombres y mujeres reflexivos de toda clase, concentran su atención en los acontecimientos que ocurren en torno de nosotros. Observan que las relaciones internacionales son tensas e inestables. . . y presienten que algo grande y decisivo está por acontecer, que el mundo se encuentra en los umbrales de una crisis portentosa.
Dios nos ha dado, por su gracia, un momento de respiro. Todo medio que el Cielo nos ha confiado debe usarse ahora para trabajar por los que perecen en su ignorancia. No debe haber demora. La verdad debe ser proclamada en los lugares oscuros de la tierra. . . Debe hacerse una gran obra, que ha sido confiada a los que conocen la verdad para este tiempo.*
En las escenas finales de la historia de esta tierra, la guerra prevalecerá. Habrá epidemias, mortandad y hambre. Las aguas del abismo rebasarán sus límites. Incendios e inundaciones destruirán la propiedad y la vida. Debiéramos estar alistándonos rara las mansiones que Cristo ha ido a preparar para los que lo aman. Allí descansaremos del conflicto de esta tierra.* 173
VIVIMOS YA EN TIEMPOS TORMENTOSOS
Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. (Apoc. 7: 1).
Cuatro ángeles poderosos siguen reteniendo los cuatro vientos de la tierra. Así se impide que se desate la terrible destrucción en su plenitud. Los. . . vientos serán el levantamiento de las naciones para librar una guerra mortal. Mientras tanto los ángeles retienen los cuatro vientos, impidiendo que el tremendo poder de Satanás se desate en todo su furor hasta que los siervos de Dios sean sellados en la frente.*
Las señales de los tiempos dan evidencia de que los juicios del cielo se están derramando, que el día del Señor está cerca. Los diarios están llenos de indicaciones de un intenso conflicto que se ha de librar en el futuro. Los robos desembozados son acontecimientos frecuentes. Las huelgas son comunes. Se cometen robos y crímenes por todos lados. Seres humanos dominados por espíritus de demonios están quitando la vida de hombres, mujeres y niños. Todas estas cosas testifican que la venida del Señor está cerca.
El subyugador Espíritu de Dios se está retirando ahora mismo del mundo. Los huracanes, las tormentas, las tempestades y los desastres producidos en mar y tierra se suceden unos a otros rápidamente. Las señales que se acumulan a nuestro alrededor, que abran de la cercanía de la venida del Hijo de Dios, se atribuyen a cualquier causa menos a la verdadera. . .
Ya está sobre nosotros el tiempo cuando habrá en el mundo tal pesar que no habrá bálsamo humano que lo pueda aliviar. Aun antes que sobrevenga al mundo la última gran destrucción, los lisonjeros monumentos de la grandeza del hombre se desplomarán en el polvo. Los juicios retributivos de Dios caerán sobre los que perseveraron en el pecado a pesar de estar frente a una gran luz. . . Así como Sodoma pereció en las llamas de la venganza divina, se convertirán en ceniza esas orgullosas estructuras. Vi barcos que costaron inmensas sumas de dinero luchar con el poderoso océano, tratando de contrarrestar las airadas olas. Pero con todos sus tesoros de oro y plata, y con todo su cargamento humano, se hundieron en la tumba líquida. . . Pero en medio del tumulto y la excitación, en medio de la confusión que impera por doquier, hay una obra que cumplir para Dios en el mundo.* 174
SE CULPA A LOS HIJOS DE DIOS
¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. (Apoc. 12: 12).
A medida que los hombres se apartan cada vez más de Dios, se le permite a Satanás ejercer poder sobre los hijos de desobediencia. Lanza destrucción entre los hombres. Hay calamidades por tierra y mar. El fuego y la inundación destruyen la propiedad y la vida. Satanás decide acusar de esto a los que se niegan a inclinarse ante el ídolo que él ha erigido. Sus agentes señalan a los adventistas como la causa de las dificultades. "Esta gente desafía abiertamente la ley", dicen. "Profanan el domingo. Si se los obligara a obedecer la ley dominical, cesarían estos terribles juicios".*
Vendrán calamidades, calamidades sumamente pavorosas, de lo más inesperadas; y estas destrucciones se sucederán unas a otras. Si se prestara atención a las amonestaciones que Dios ha dado, y si las iglesias se arrepintiesen y volviesen a ser fieles, entonces otras ciudades serían perdonadas por un tiempo. Pero si los hombres que han sido engañados continúan en el mismo camino en el cual han estado andando, sin prestar atención a la ley de Dios y presentando falsedades ante el pueblo, Dios permite que sufran calamidades, para que sus sentidos despierten.*
Los juicios serán proporcionales a la maldad de la gente y a la luz de la verdad que han tenido. Si han tenido la luz, el castigo será de acuerdo con esa luz.*
Satanás interpreta a su manera los acontecimientos, y [los hombres influyentes] piensan, como él quiere, que las calamidades que azotan la tierra son resultado de la profanación del domingo. Creyendo aplacar la ira de Dios, esos hombres promulgan leyes para obligar a la gente a guardar el domingo. Piensan que al exaltar cada vez más ese falso día de reposo. . . están sirviendo a Dios. Los que honran a Dios al guardar el verdadero día de reposo son considerados desleales al Señor, cuando realmente son los que así los consideran los desleales, porque están pisoteando el día de reposo instituido en el Edén.* 175
LA SABIDURÍA NECESARIA
He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. (Mat. 10: 16).
Cuando la manera de proceder de la gente no entra en conflicto con la ley de Dios, podéis conformaros a ella. Si los obreros dejan de hacerlo, no solo estorbarán su propia obra, sino que pondrán obstáculos en el sendero de aquellos por quienes trabajan y les impedirán aceptar la verdad. El domingo es la mejor oportunidad para los que tienen espíritu misionero de celebrar escuelas dominicales y presentarse a la gente en la forma más sencilla posible, para hablarles del amor de Jesús por los pecadores y enseñarles las Escrituras. . .
En la actualidad la observancia del domingo no es la prueba. Vendrá el tiempo cuando los hombres no sólo prohibirán trabajar en domingo, sino que tratarán de obligar a trabajar en sábalo y apoyar la observancia del domingo o perder su libertad y su vida. Pero ese tiempo todavía no ha llegado, pues la verdad debe ser presentada más plenamente a la gente como testimonio. . .
La luz que tengo es que los siervos de Dios debieran trabajar quedamente, para predicar las grandes y preciosas verdades de a Biblia: Cristo y Cristo crucificado, su amor e infinito sacrificio, mostrando que Cristo murió porque la ley de Dios es inmutable, invariable, eterna. . .
El sábado debe ser enseñado decididamente, pero tened cuidado cómo tratáis con el ídolo llamado domingo. Una palabra es suficiente para los sabios. . .
Abstenerse de trabajar en domingo no equivale a recibir la marca de la bestia, y donde esto promueva el interés de la obra, debiera hacerse. No debiéramos ponernos en evidencia por trabajar en domingo...
Cuando los que oigan, y vean la luz acerca del sábado, se decidan por la verdad para guardar el día santo de Dios, surgirán dificultades, porque se harán esfuerzos en contra de ellos para obligar a hombres y mujeres a violar la ley de Dios. Entonces deben permanecer firmes para no violar esa ley, y si la oposición y la persecución continúan decididamente, escuchen las palabras de Cristo: "Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra" (Mat. 10: 23).* 176
OBRA MISIONERA EN DOMINGO
Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. (2 Tim. 4: 2).
Desafiar las leyes dominicales no haría más que fortalecer el espíritu perseguidor de los fanáticos que se esfuerzan por hacerlas ejecutar. No les deis ocasión de llamaros violadores de las leyes. Si no les dejáis otra tarea que la de refrenar a hombres que no temen a Dios ni al hombre, dicha tarea no tardará en perder su novedad para ellos, y verán que no les resulta lógico ni conveniente ser estrictos en lo que concierne a la observancia del domingo. Proseguid vuestro trabajo misionero, con la Biblia en la mano, y el enemigo caerá en la cuenta de que derrotó su propia causa. No se recibe la marca de la bestia por manifestar prudencia al conservar la paz absteniéndose de un trabajo que resulta ofensivo y consagrándose a una obra de las más importantes.
Consagrar el domingo al trabajo misionero es arrancar el látigo de las manos de los fanáticos arbitrarios, cuyo placer sería humillar a los adventistas del séptimo día. . .
El domingo puede dedicarse a diversas actividades que lograrán mucho resultado para Dios. Pueden celebrarse reuniones al aire libre y en las casas particulares. Puede trabajarse de casa en casa. Los que escriben pueden, en aquel día, redactar artículos para los periódicos. Cuando sea posible, se celebrarán reuniones religiosas, y se las hará intensamente interesantes. Hablad con fuerza y seguridad del amor del Salvador, y cantad verdaderos himnos del despertamiento religioso. Hablad de la temperancia y de la vida religiosa genuina. . . alcanzaréis a muchas almas. . .
La ley relativa a la observancia del primer día de la semana proviene de una cristiandad apóstata. El domingo es una hechura del papado, exaltada. . . por encima del santo día de reposo de Jehová. En ningún caso deben rendirle homenaje los hijos de Dios. Pero quiero que entiendan que no es hacer la voluntad de Dios desafiar la oposición, cuando él desea que la evitemos.*
En es tiempo debe manifestarse en la vida del profeso pueblo de Dios un testimonio vivo, a fin de que el mundo pueda ver que en estos tiempos en que el mal reina por todos lados, hay todavía un pueblo que pone a un lado su voluntad y procura hacer la de Dios, un pueblo en cuyo corazón y vida está escrita la ley divina.* 177
LA LEY INVALIDADA EN ESTADOS UNIDOS
Tiempo es de actuar, oh Jehová, porque han Invalidado tu ley. (Sal. 119: 126).
Vendrá el tiempo cuando la ley de Dios, en un sentido especial, será invalidada en este país [los Estados Unidos]. Los gobernantes de esta nación, mediante acuerdos legislativos, pondrán en vigencia la ley dominical, y entonces los hijos de Dios estarán en gran peligro. Cuando esta nación, mediante sus asambleas legislativas, promulgue leyes que aherrojen las conciencias de los hombres en lo que tiene que ver con sus privilegios religiosos, imponiendo la observancia del domingo y haciendo uso de un poder opresor en contra de los que guarden el séptimo día. . . la ley de Dios habrá sido invalidada en este país.*
Cuando la tierra que el Señor proveyó como asilo para sus hijos a fin de que pudieran adorarlo de acuerdo con los dictados de su conciencia, la tierra sobre la cual durante largos años ha estado extendido el escudo de la Omnipotencia, la tierra que Dios ha favorecido haciéndola depositaria de la pura religión de Cristo, cuando esa tierra, por medio de sus legisladores, abjure de los principios del protestantismo y ceda el paso a la apostasía romana para que pisotee la ley de Dios, entonces se manifestará la obra final del hombre de pecado. Los protestantes volcarán toda su influencia y su poder del lado del papado; mediante un decreto nacional que imponga el falso día de reposo, darán vida y vigor a la corrompida fe de Roma, reviviendo su tiranía y opresión de las conciencias. Entonces habrá llegado el momento de que Dios actúe poderosamente para vindicar su verdad.
Dice el profeta: "Vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia. . . Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades". (Apoc. 18: 1, 2, 4, 5). ¿Cuándo llegan sus pecados hasta el cielo? Cuando la ley de Dios sea finalmente invalidada por medio de la legislación. Entonces la crisis del pueblo de Dios le proporciona a éste la oportunidad de mostrar quién es el gobernante del cielo y de la tierra. Mientras un poder satánico está conmoviendo los elementos desde abajo, Dios envía luz y poder a su pueblo para que el mensaje de la verdad pueda ser proclamado a todo mundo.* 178
LA SEÑAL PARA SALIR DE LAS CIUDADES
Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. (Mat. 24: 15, 16).
No está lejano el tiempo en que, como los primeros discípulos, seremos obligados a buscar refugio en lugares desolados y solitarios. Así como el sitio de Jerusalén por los ejércitos romanos fue la señal para que huyesen los cristianos de Judea, así la asunción de poder por parte de esta nación [los Estados Unidos], con el decreto que imponga el día de descanso papal, será para nosotros una amonestación. Entonces será tiempo de abandonar las grandes ciudades, y prepararnos para abandonar las menores en busca de hogares retraídos en lugares apartados entre las montañas.*
Durante años me ha sido dada luz especial acerca de nuestro deber de no concentrar nuestra obra en las ciudades. El ruido y el bullicio que las llenan, las condiciones que en ellas crean los sindicatos y las huelgas, impedirán nuestra obra. Ciertos hombres tratan de lograr que los obreros de diferentes oficios se agremien. Tal no es el plan de Dios, sino el de una potencia que de ningún modo debemos reconocer. . . los malos se están atando a sí mismos en manojos, preparándose para ser quemados.*
Los gremios y las confederaciones del mundo son una trampa. Hermanos, no participéis en ellos, y manteneos lejos de ellos. No tengáis nada que ver con ellos. A causa de estos gremios y confederaciones, muy pronto será muy difícil para nuestras instituciones llevar a cabo su obra en las ciudades. . . Educad a. . . nuestros hermanos para que salgan de las ciudades y vayan al campo, donde pueden obtener porciones pequeñas de tierra y construir un hogar para ellos y sus hijos. . .
Dentro de no mucho tiempo habrá tal contienda y confusión en las ciudades, que los que deseen salir de ellas no podrán hacerlo.*
No debemos establecernos donde nos veamos obligados a entrar en relaciones estrechas con los que no honran a Dios. . . Pronto vendrá una crisis relacionada con la observancia del domingo. . . Los partidarios del domingo se están haciendo fuertes en sus falsas pretensiones, y esto significará opresión para los que estén resueltos a guardar el día de reposo de Jehová. . . Debemos tener cuidado de no ubicarnos donde sea difícil guardar el sábado para nosotros y nuestros hijos.* 179
ALIMENTO Y TIERRAS EN LOS ÚLTIMOS DÍAS
Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. (Mat. 6: 34).
El Señor me ha mostrado repetidas veces que sería contrario a la Biblia el hacer cualquier provisión para nuestras necesidades temporales durante el tiempo de angustia. Vi que si los santos guardaran alimentos almacenados o en el campo en el tiempo de angustia, cuando hubiese en la tierra guerra, hambre y pestilencia, manos violentas se los arrebatarían y extraños segarían sus campos. Será entonces tiempo en que habremos de confiar por completo en Dios, y él nos sostendrá. Vi que nuestro pan y nuestras aguas nos estarán asegurados en aquel tiempo, y no sufriremos escasez ni hambre.*
El Señor me ha mostrado que algunos de sus hijos temerán cuando vean subir el precio de los alimentos, y comprarán alimentos y los guardarán para el tiempo de angustia. Entonces, al surgir la necesidad, los vi ir en procura de su alimento y contemplarlo: Había criado gusanos, estaba lleno de insectos, y no servía.*
En el tiempo de angustia, de nada les valdrán a los santos los casas ni las tierras, porque entonces tendrán que huir delante de turbas enfurecidas, y en aquel entonces no podrán deshacerse de sus bienes para hacer progresar la causa de la verdad presente. . .
Vi que si algunos se aferraban a sus propiedades y no preguntaban al Señor en qué consistía su deber, él no se lo hará conocer y les permitirá conservar sus propiedades, pero en el tiempo de angustia éstas se levantarán delante de ellos como una montaña para aplastarlos, y ellos tratarán de deshacerse de ellas, pero no podrán. . . Pero si ellos desean que se les enseñe, él les hará saber, en tiempo de necesidad, cuándo y cuánto deben vender.*
En el último gran conflicto de la controversia con Satanás, los que sean leales a Dios se verán privados de todo apoyo terrenal. Porque se niegan a violar su ley en obediencia a las potencias terrenales, se les prohibirá comprar o vender. Finalmente será decretado que se les dé muerte pero al obediente se le hace la promesa: "Habitará en las alturas: fortalezas de rocas serán su lugar de acogimiento; se le dará su pan, y sus aguas serán ciertas" (Isa. 33: 16). Los hijos de Dios vivirán por esta promesa.* 180
GREMIOS Y MONOPOLIOS
Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. (Sant. 5: 7).
Los gremios serán uno de los instrumentos que traerán sobre esta tierra un tiempo de angustia como nunca ha habido desde que el mundo fue creado.
La obra del pueblo de Dios consiste en prepararse para los acontecimientos del futuro, los que pronto lo sobrecogerán con fuerza abrumadora. En el mundo se formarán monopolios gigantescos. Los hombres se asociarán en gremios que los encerrará en el redil del enemigo. Unos pocos hombres se unirán para apoderarse de todos los medios que puedan obtenerse en ciertos tipo de negocios. Se formarán gremios de obreros y los que rehuse unirse a ellos serán hombres marcados. . .
Estos gremios constituyen una de las señales de los último días. Los hombres están siendo unidos en atados listos para se quemados. Puede ser que sean miembros de la iglesia, pero mientras pertenezcan a esas asociaciones, no pueden guardar los mandamientos de Dios, porque el pertenecer a ellas implica despreciar todo el Decálogo.
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. . . y. . . a tu prójimo como a ti mismo" (Mar. 12: 30, 31). . . ¿Cómo pueden los hombres obedecer estas palabras, y formar combinación que privan a las clases más pobres de las ventajas que les pertenecen con justicia, y les impiden comprar o vender, a no ser bajo ciertas condiciones?
Los que pretenden ser hijos de Dios en ningún caso debería unirse a los gremios que ya están formados o que se van a formar. El Señor lo prohíbe. ¿No pueden ver los que estudian la profecías lo que hay delante de nosotros?*
Pronto habrá que hacer frente a graves crisis, y queremos estar escondidos en la hendidura de la roca para que podamos ver a Jesús y ser vivificados por su Santo Espíritu. No tenemos tiempo que perder ni siquiera un instante.* 181
PROHIBIDO COMPRAR O VENDER
Y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. (Apoc. 13: 17).
Se acerca el tiempo en que no podremos vender a ningún precio. Pronto se promulgará el decreto que prohibirá a los hombres comprar o vender si no tienen la marca de la bestia.*
En el último gran conflicto de la controversia con Satanás, los que sean leales a Dios se verán privados de todo apoyo terrenal. Porque se niegan a violar su ley en obediencia a las potencias terrenales, se les prohibirá comprar o vender.*
Mientras profesen estar aliados con el Cielo y pretendan tener carácter de cordero, los poderes religiosos mostrarán por sus hechos que tienen corazón de dragón y que son inspirados y dominados por Satanás. Se acerca el tiempo cuando el pueblo de Dios será perseguido porque santifica el séptimo día.*
Vendrá el tiempo cuando los guardadores de los mandamientos no podrán comprar ni vender. Apresuraos en desenterrar vuestros talentos. Si Dios nos ha confiado dinero, mostraos fieles a vuestro cometido; desatad vuestro envoltorio y enviad vuestros talentos a los cambistas, para que cuando Cristo venga reciba lo suyo con usura. En la última crisis, antes que esta obra termine, miles de pesos serán alegremente puestos sobre el altar. Los hombres y las mujeres considerarán que es un bendito privilegio participar en la obra de preparar almas para que estén de pie en el gran día de Dios, y darán centenares con tanta facilidad como ahora dan pesos. Si el amor de Cristo ardiera en los corazones de los que pretenden ser sus hijos, veríamos hoy manifestarse el mismo espíritu. Si comprendieran cuán cerca está el fin de toda tarea que se realiza por la salvación de las almas, sacrificarían sus posesiones tan generosamente como lo hicieron los miembros de la iglesia primitiva. Trabajarían por el progreso de la causa de Dios con el mismo fervor con que los mundanos trabajan para adquirir riquezas. Se ejercería tacto y habilidad, y se trabajaría con fervor y abnegación para adquirir medios, no para acumularlos, sino para depositarlos en la tesorería del Señor.
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